«Lo mejor es vuestra hospitalidad»

Le recibieron con txalaparta, como no podía ser menos. A Wayne Power, alcalde de Placentia en la isla canadiense de Terranova, le ha impresionado «la hospitalidad» de los vascos, aunque ya la conocían. Nada de la cultura de Euskadi le resulta extraño teniendo en cuenta que lleva la impronta de sus propios antepasados, a pesar de haber un gran océano de por medio.

Y como contra los orígenes no se puede hacer nada, menos cuando le hacen a uno sentirse orgulloso de lo que es, qué mejor idea que recorrer, durante unos días, sus huellas. Y recordar su historia. Power, acompañado por la concejala de Cultura y Turismo de su localidad, Noella Collins, se encuentra estos días en Plentzia con motivo del hermanamiento de ambos municipios, un hecho «histórico», tal y como calificaron desde el Ayuntamiento de la villa costera, que se materializa para estrechar lazos entre estos lugares.

No es poco teniendo en cuenta que los datos de los primeros hallazgos de la cultura vasca en tierras canadienses se remontan a 1500 y que, según los expertos, fueron ellos quienes bautizaron esas tierras con la mente puesta en aquello que conocían: Plentzia, antiguamente denominada Plasentia de Butrón. A lo largo de su historia, en Placentia, la de Canadá, fueron hallados muchos restos de azulejos y tejas provenientes de Euskadi, además de lápidas con inscripciones en euskera. «Tenemos el testigo de un pescador vasco que fue enterradon allí, cuyo nombre y datos en la lápida están escritos en euskera», recordaba ayer Power, poco antes del acto de hermanamiento en el Consistorio plentziarra. Allí, en su tierra, también ondean ikurriñas.

Aseguraba que aunque en Placentia sus habitantes conocen bien esos hilos que les unen a los vascos, y saben de su historia, fue hace poco más de cuatro años cuando el interés por la villa se acrecentó, después de la visita de un velero procedente de Euskadi a la costa canadiense. Una que, por cierto, es muy similar a la que presenta Plentzia. «Me han impresionado mucho los paisajes, aunque son parecidos. Allí también tenemos costa, incluso hay ría. Pero ésta es una zona muy bonita», confesaba Collins. Para el alcalde canadiense, el hermanamiento es un hecho importante que también les hace felices. «Vamos a compartir todo lo que tenga que ver con nuestra cultura, a estar más cerca, y va a ser algo recíproco. Creo, y sé, que va a ser positivo tanto para nosotros como para Plentzia: vamos a aprender el uno del otro», indicaba.

¿Y qué deberían aprender de ustedes los vascos?

No somos tan diferentes, creo que tenemos muchas cosas en común, también por nuestros orígenes y por todo lo que los vascos han aportado a nuestras tierras. Pero, quizás, el folklore. Nosotros tenemos mucho, es una riqueza que llevamos más de 500 años desarrollando.