Tengo razón en todo
Una ciudadanía que se cree demasiado lista paraliza a la clase política, que no quiere meterse en problemas
Menudo chorreo que me echó una taxista el otro día porque decía que en el periódico se hablaba mal de los taxistas. En realidad, lo ... que viene saliendo en el periódico son las quejas de distintas gentes porque a menudo no hay manera de pillar un taxi en Bilbao. Y también salen los argumentos que dan ellos, los taxistas, en su descargo. Lo de siempre. Un conflicto. La vida misma con sus sinsabores.
Hay vecinos que critican mucho a los hosteleros por el jaleo que se monta en la calle y en las terrazas, que no les deja dormir y les crispa los nervios.
Los hosteleros dicen que eso es lo que pasa por vivir en las zonas céntricas de una ciudad, donde hay vidilla. Y ellos, a su vez, se quejan de los taxistas, de que no trabajan mucho, deducen, así que los clientes de los bares y restaurantes se las ven canutas los fines de semana para regresar a sus casas después de haber pimplado a gusto.
Los taxistas alegan que ellos sí que trabajan mucho, que pagan un montón de impuestos y seguros, y que si a veces hay falta de coches es lo mismo que pasa en cualquier otra ciudad del mundo. Y se duelen de que hasta cuando hay huelga del transporte público les culpan a ellos de que es difícil encontrar taxi; y menudos sueldos que manejan los del transporte público, añaden algunos.
Los del transporte público dicen que tienen todo el derecho a protestar para mejorar sus condiciones laborales y no suele gustarles mucho que se mencionen sus niveles retributivos ni los días de baja que se cogen.
Por supuesto, todos tienen razón.
Lo particular del momento es la proporción creciente de gente que cree tener el 100% de la razón. Cosa que tendrá relación con que llevamos más de treinta años chuleándonos de que estamos formando a la generación mejor preparada de la historia. Pues ya van varias generaciones, así que habrá un montón de gente listísima. Y así aumenta el universo de personas que creen tener a un pequeño Pericles sentado en el hombro, susurrándoles la verdad de las cosas y los truquis y mañas del buen gobierno.
El panorama, ya se pueden imaginar, es complejo para el oficio periodístico, que se ha de manejar entre comunidades humanas convencidas de la justicia absoluta de sus postulados y que ven una afrenta no solo en cualquier cuestionamiento o matiz, sino en la divulgación de opiniones contrapuestas. Es muy duro. Un abrazo a todos.
No digamos ya la parálisis que provoca tanto listo suelto en los políticos, siempre ávidos de la gloria que les reportan las iniciativas universalmente benéficas, pero ayunos de ella porque esas iniciativas, mayormente, ya no existen. Siempre sale alguien a quejarse de todo. Así que se paran los grandes proyectos, y venga a hacer parques, que eso de momento parece que no molesta mucho a nadie.
Como ejemplo de maniobra brillante y modélica para evitarse problemas está la decisión de la alcaldesa de Bakio de esta semana de prohibir que el viernes de fiestas toque un dj a la noche. Ahora hemos sabido que el año pasado hubo peleas y tocamientos en la cita esa. Se apunta a gente que llegaba de fuera. La culpa suele ser siempre de los de fuera. ¿Se imaginan que pasa lo mismo este año y se sabe a tiempo? Lo mismo tiene que entrar la policía a por los agresores. Y vaya panorama sería ese. Fuego cruzado entre agresión sexual y represión policial. Escenario de pesadilla para un gobierno municipal de Bildu. Además, en un pueblo donde veranea buena parte de la élite política y funcionarial vasca, donde van a reposar en sus segundas residencias quienes se pasan nueve meses defendiendo la dimensión social de la vivienda, luchando contra los pisos vacíos, doliéndose porque los jóvenes las pasan putísimas para independizarse.
Pues muy bien lo de evitar líos prohibiendo conciertos nocturnos, que delante de un dj la peña se pone muy loca. Seguro que sin dj la gente se va a casa y se pone un colacao. Lo mismo también hay que pensar en abolir los puentes festivos para evitar accidentes de tráfico.
La fiesta del viernes 29 en Bakio terminará con una discoteca infantil a las seis de la tarde. Y así sigue la actualidad, despachando a granel metáforas precisas que definen el momento.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión