«Justicia no voy a tener, pero espero la condena máxima», clama el padre de Kiara
Esta mañana ha comenzado en Bilbao el juicio contra la madre acusada de matar a su hija de 9 años en Atxuri
Once meses después de los hechos, este jueves ha arrancado en la Sección Sexta de la Audiencia vizcaína el juicio por el asesinato de Kiara, ... una niña de nueve años a manos presuntamente de su madre en su domicilio de Atxuri, en Bilbao. La acusada, I.T.S., conocida como 'Ada', de 37 años, se enfrenta a la petición más dura que recoge en la actualidad el Código Penal, la prisión permanente revisable, prevista para casos de especial gravedad o en los que las víctimas sean niños. Es la primera vez que se solicita en Bizkaia esta medida, aprobada en 2015. Nueve ciudadanos anónimos, que serán elegidos al comienzo de la vista oral, formarán el tribunal popular encargado de juzgarla. Tendrán que decidir, en base a las pruebas, si le suministró los medicamentos que le causaron la muerte y también si intentó, además, asfixiarla con una almohada.
«Voy a por lo máximo, que no salga más a la calle, no quiero volver a verla», dice con rabia Valeriano Borja Romero, padre de la niña, que ejerce la acusación particular. «Justicia no voy a tener, pero espero condena máxima» aseguraba esta mañana a la entrada del Palacio de Justicia. También se presenta en la causa como acción popular la asociación Clara Campoamor. Junto con la Fiscalía, las tres acusaciones califican los hechos de asesinato con el agravante de parentesco.
Ante el hecho de que no pueda presenciar la primera sesión del juicio, en el que declararán la madre de la pequeña como presunta autora del asesinato con alevosía y la hija mayor de esta, ha dicho: «Quien lo entienda, que me lo explique, porque yo no lo he terminado de comprender. Si se quiere salvaguardar la imagen, espero que sea la de mi hija, porque es la víctima, y no la de la asesina. Si es por eso, me parece bien».
Una hija «muy deseada»
Valeriano mantuvo con la acusada una relación sentimental durante ocho años, fruto de la cual nació la niña. «Fuimos a buscarla, era una hija muy deseada», recuerda. Cuando la pequeña tenía un año surgieron los problemas. Según Valeriano, la mujer le pidió que no reconociera a la pequeña para que «no le quitaran la ayuda» social que percibía como madre soltera, a lo que él accedió inicialmente. «Ha sido el mayor error de mi vida», se duele ahora. Durante los primeros años, la relación con la cría fue fluida, aunque se fue deteriorando, según Valeriano «por culpa de la madre». «Todo el entorno coincide en que la relación entre madre e hija era enfermiza, pero porque la sobreprotegía. Nunca pensé que fuera a hacerle daño». 'Ada' tiene otra hija, Josune, con 20 años ya, de otro hombre, que reclamó su paternidad en los tribunales y ganó, según explica Tamara, su actual mujer. Valeriano ha pedido la custodia de la niña, una vez fallecida. Quiere enterrarla junto a sus antepasados. «Para mi cultura, la gitana, es muy importante», se justifica.
Josune, testigo principal del caso, convivió con víctima y acusada en el domicilio familiar de la calle George Stern, en el barrio de Atxuri. En su primeras palabras ante un medio de comunicación, asegura que «hacía meses» que veía a su madre «diferente. No era la misma, estaba nerviosa y se enfurecía por cualquier cosa. Siempre terminábamos discutiendo». Los servicios de Infancia de la Diputación vizcaína habían intervenido en esta familia. «Un psicólogo venía a casa y hacíamos juegos porque mi madre decía que teníamos mala relación».
El día de los hechos, el pasado 16 de enero, su hermana estaba «somnolienta, como si no hubiera dormido en tres días. Le encantaba la pizza y apenas comió. Se quedó roque en el sofá». Como «dormía plácidamente», ayudó a su madre a llevarla a la cama a echar la siesta. No volvió a verla despierta. La joven pasó la tarde fuera y cuando regresó, sobre las nueve y media de la noche, «un escalofrío me recorrió el cuerpo». Su madre y su hermana estaban abrazadas en la cama. 'Ada' estaba «rígida, pero reaccionaba, respiró», pero la cría no respondía. «Era una pesadilla de la que no podía despertar», recuerda. Muy nerviosa, llamó al 112 pidiendo ayuda e intentó reanimarlas sin éxito. Los sanitarios de una ambulancia lograron resucitar a la mujer adulta, pero la niña ya había fallecido. «Yo la quería mucho, lo había dado todo por ella», dice.
Las claves
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Día de los hechos. Kiara «estaba somnolienta, como si no hubiera dormido en días. Se quedó roque en el sofá»
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Imprevisible. «Todo el entorno coincide en que la relación entre madre e hija era enfermiza porque la sobreprotegía»
Polvo de ángel
La mujer arrastra dos hernias discales y siempre se quejaba de sus problemas de salud. Según los peritos forenses de la Audiencia vizcaína especializados en psiquiatría que la han examinado, no sufre enfermedad mental alguna. Está por ver si durante los hechos estuvo afectada por algún psicotrópico, como el polvo de ángel, que también consumía.
Según los resultados de la autopsia, la pequeña presentaba dosis letales en sangre de una mezcla de medicamentos de los que tomaba la madre, entre ellos Tramadol, un potente analgésico para los dolores. El cóctel le provocó la muerte. Ella misma también intentó suicidarse, tenía marcas en las muñecas como si hubiera tratado de cortarse las venas, y fue encontrada semiconsciente con una intoxicación medicamentosa. Permaneció varios días en coma en el hospital de Basurto, pero se recuperó y fue detenida por la Ertzaintza como presunta homicida. Desde entonces, se encuentra en prisión provisional y ha pasado por al menos tres centros penitenciarios distintos por razones de seguridad.
Josune encontró en su cuarto una carta que los investigadores atribuyeron desde el principio a 'Ada', en la que culpaba del crimen a un supuesto inductor que la había obligado a administrar a su hija los tóxicos. La Ertzaintza fue a buscar al padre sobre la una de la madrugada. «No le puedo mentir, su hija ha muerto», terminó diciéndole un ertzaina. Y entonces, «entré en un bucle de negación». «Aún hoy no termino de creérmelo».
Juicio a puerta cerrada
Cuando los juicios por los casos de Diana Quer o Gabriel se han celebrado con total transparencia, el del asesinato de una niña en Atxuri será a puerta cerrada en la Sección Sexta de la Audiencia vizcaína. Nekane San Miguel, magistrada-presidenta del tribunal popular encargado de juzgarlo, ha decidido, tras consultar con las partes, prohibir la entrada a los medios audiovisuales. La prensa escrita tampoco podrá escuchar la declaración de la acusada ni a los testigos, ni estar presente mientras se presenta en sala el informe forense, es decir, las jornadas clave. La jueza arguye el interés del menor, que en este caso ha fallecido, y el derecho a la intimidad como argumentos para adoptar esta polémica decisión. Esta misma magistrada ya cerró la puerta a los periodistas en la vista oral por el caso de 'la Manada' de Bilbao, el pasado mayo. Tres jóvenes fueron condenados a trece años de prisión por abusar sexualmente de una chica de 18 años en un 'vending' de Solokoetxe, grabarlo y difundirlo por redes.
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