Josu Cámara y Oihana Bartra serán Farolín y Zarambolas del Carnaval de Bilbao

El actor-director y la bertsolari participarán en los distintos eventos del programa festivo, cuyo primer acto será el tradicional juicio que se celebrará el 28 de febrero. La Comisión Mixta de Fiestas -en la que participan representantes del Ayuntamiento de Bilbao, Bilboko Konpartsak, Fekoor y la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo- ha elegido a estas figuras emblemáticas, cuya misión será llevar la diversión, la alegría y el entretenimiento a los diferentes actos festivos a lo largo de estos días.

Farolín es un bilbaíno que, aunque no haya nacido en la ciudad, destaca por su actividad profesional o pública y presume con orgullo de su identidad botxera. Se trata de un personaje que encarnará Josu Cámara, actor y director al que diferentes barrios de Bilbao le han visto crecer, vivir y relacionarse. Aunque su carrera comenzó a girar en torno a la docencia, su trayectoria profesional dio un cambio cuando se le presentó la oportunidad de entrar en el mundo del teatro, al que se ha dedicado en cuerpo y alma. Además, lo considera un oficio artesanal al servicio del euskera, la cultura y la construcción de una sociedad más igualitaria.

Zarambolas es una persona de Bilbao que vive sin preocupaciones ni sobresaltos. Su lema de vida podría resumirse en enfocarse en el momento presente.

Se trata de un perfil que encaja con Oihana Bartra Arenas, bilbaína nacida en 1984 en el barrio de Santutxu y profesora. Le apasiona el bertsolarismo y comenzó a improvisar a los 15 años. Desde ese momento, ha recorrido pueblos y plazas a través de diferentes campeonatos.

Fiel defensora del euskera y de la cultura vasca, ha participado activamente en iniciativas que promueven la lengua y las tradiciones en Bilbao y en Euskadi. Su vida transcurre entre la palabra y la melodía, entre la calle y el canto. Siempre está lista para transformar cualquier encuentro en una fiesta improvisada.

El juicio entre Farolín y Zarambolas surgió en 1984 para instituir en los carnavales uno de los elementos más representativos de las Carnestolendas tradicionales y rurales, donde se juzgaba y condenaba a los malos de cada año. En el caso de Bilbao, se optó por dar al tema un tratamiento txirene, por lo que se evitó la ecuación bueno-malo y se escogió un galardón en tono humorístico con el propósito de poner de solfa la dualidad de la personalidad arquetípica de los bilbaínos.