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María Rego
Sábado, 1 de octubre 2016, 00:47
La moda vive una reinvención constante y lo que hace dos días era tendencia de repente queda arrinconado en el armario 'sine die'. El último mantra a olvidar toma forma en ese dicho que desde hace varias temporadas repetía aquello de menos es más como una especie de oda al minimalismo donde el blanco, el negro, los cortes rectos y las combinaciones sencillas se convertían en los reyes del ropero. Ahora, según marcan las grandes firmas, se lleva el estilo rococó con los bordados como nuevas estrellas del estilo. Los maestros en la tarea de dibujar con aguja e hilo y otros materiales como las lentejuelas motivos de todo tipo se encuentran en Italia con Dolce&Gabbana, Gucci, Roberto Cavalli, Valentino o Alberta Ferretti como grandes referencias.
La pasarela milanesa, que el pasado martes bajó la persiana, resultó una concentración de editoras de moda e 'it girls' prendadas de esta tendencia. Y las colecciones que las mismas casas que desfilaron allí venden ya en sus boutiques, físicas y online, para la temporada que acaba de arrancar confirman ese flechazo con la técnica conocida como 'embroidery'. La pareja compuesta por Domenico Dolce y Stefano Gabbana se rindieron hace tiempo al bordado, sobre todo, para dar forma a auténticos jardines el tulipán destaca como la flor fetiche de los sicilianos para este otoño-invierno en sus vestidos que ahora crecen también en accesorios como los bolsos. Eso sí, una pieza de fiesta de D&G como la de la imagen sale a 4.750 euros.
Su estilo recargado se contagia a otras marcas como Gucci, 'pilotada' por Alessandro Michele, que esta temporada se convierte en máxima representante del 'embroidery'. Cualquier prenda que idean sus diseñadores es susceptible de resultar bordada, ya sean piezas vaqueras, camisetas de algodón, blazers, faldas, carteras, calzado... Hasta a un 'trench' de pata de gallo se le pueden coser pájaros y flores, según la casa florentina. El gusto por lo barroco se deja notar también en las creaciones de Alberta Ferretti, que borda vestidos y blusas transparentes y aplica esta tendencia de forma generosa sobre zapatos de terciopelo como si de un tapiz se tratara. El par en rosa pastel, a 850 euros.
Algo más comedido se muestra Roberto Cavalli con los bordados, por ejemplo, en forma de serpiente para resaltar la cintura de vestidos o explosiones forales para decorar la espalda de cazadoras bomber. El 'embroidery' que ahora triunfa sobre la pasarela con propuestas como éstas se trata, en realidad, de un costoso trabajo que comenzó hace siglos para aportar riqueza a prendas confeccionados en materiales preciados como la seda. Valentino explota ese lado más lujoso de la tendencia al utilizar lentejuelas e hilos brillantes para crear flores sobre sus vestidos de alta costura. El conocido diseñador lombardo opta por el recato en comparación con sus paisanos aunque esta temporada no está pensada para pasar desapercibida.
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