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Zalla despide a Joaquín Beltrán: «En Zaldibar han quedado sepultadas muchas cosas. Pero no él»
La familia del trabajador sepultado en el vertedero Zaldibar le despide en un emotivo funeral en Zalla y agradece todo el apoyo recibido en 469 días
«No vamos a llevar flores a un vertedero. Nos negamos. Joaquín está aquí. Está dentro de todos nosotros». La familia de Joaquín ... Beltrán siguió este jueves el «ejemplo» del trabajador del vertedero de Zaldibar para sacar «fuerzas de flaqueza». Sus seres queridos, las personas que más amaba en este mundo, le despidieron este jueves en la iglesia de Zalla como a él le hubiese gustado tras la suspensión de la búsqueda del cuerpo de Joaquín finalizó la semana pasada . Sin reproches ni malas caras. Sólo palabras de amor y agradecimiento a todas las personas que les han arropado desde que una montaña de escombros sepultó a Joaquín el 6 de febrero de 2020. Lo importante era ponerse «a su altura», despedirle como se merece, hacer que estuviese «orgulloso».
«Otra vez aquí. Pero esta vez es distinto. Desde hace unos días ya no esperamos a Joaquín». Marta Álvarez, la hermana de Elena, la esposa de Joaquín, fue la encargada de leer el emotivo discurso de despedida en la plaza de Zalla, a pocos metros de una iglesia que se quedó pequeña para despedir a Joaquín.
El texto de Marta comenzó con el número 469. Son los días de angustia que arrastra esta familia desde que una avalancha de tierra cambió para siempre sus vidas. Era el 7 de febrero de 2020. Hablamos de más de un año de espera. Horas y horas pendientes de una llamada de teléfono, esperando que alguien les dijese que, por fin, los restos de Joaquín habían aparecido en Zaldibar.
Estas esperanzas se desvanecieron la pasada semana. El lehendakari se reunió con la viuda, Elena Álvarez, para comunicarle en persona el final del operativo de búsqueda por la falta de resultados. Hacía meses que ya se habían peinado sin éxito las zonas en las que más probabilidades había de encontrarle. El final del rastreo en la última área 'caliente' del vertedero reafirmó a los miembros del operativo en una idea que ya barruntaban desde hacía tiempo: «Es probable que los restos de Joaquín no lleguen nunca a aparecer».
Su familia -como le ocurriría a cualquiera en esas circunstancias- se resistió durante meses a contemplar esa idea. Pero el momento que más temían llegó hace una semana. Y lo único que les reconfortó fue pensar en la personalidad de Joaquín, en cómo hubiese actuado él en esta situación. Por ejemplo, pensaron en cuando murió su padre y tuvo que asumir la responsabilidad de ser el cabeza de una familia de 8 hermanos. «La vida debe continuar. Así lo querría él. Hay que seguir. No hay que parar. Hay que arrancar de nuevo. Lo vamos a hacer. Por Joaquín. Encontraremos consuelo y recuperaremos la ilusión», recalcó Marta. «No le defraudaremos», garantizó.
5 minutos de silencio
Pocos asistentes al funeral pudieron contener las lágrimas cuando Marta leyó el discurso en recuerdo de Joaquín. Recordó cómo era el trabajador del vertedero al terminar los 5 minutos de silencio que siguieron a la ceremonia religiosa, a la que sólo pudieron asistir unas 120 personas por las restricciones sanitarias, entre los que se encontraban los allegados de Alberto Sololuze, el otro trabajador del vertedero fallecido en el derrumbe. Sus palabras llegaron justo después de que Juan Ignacio Lazkano, tenor de la ABAO, entonase la canción 'Txoria, txori' de Mikel Laboa.
Marta acabó el discurso con una puerta abierta a la esperanza. «El destino de Joaquín fue servir de ejemplo. Ayudarnos a ser mejores». Joaquín -explicó- querría dar las gracias a los que han participado en el operativo de rescate y a todas las personas que les han arropado «una y mil veces». «Nunca podrán ser suficientes», explicó.
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