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Imagen del mural tras concluir la restauración. E. C.

Bilbao culmina la restauración del mural del Casco Viejo tras tres semanas de trabajo

La obra de Juan Zarate ubicada en el cantón Julián Echevarría 'Camarón' fue vandalizada con pintadas a finales de junio

Lunes, 29 de septiembre 2025, 13:26

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El mural que Juan Zarate Ibargoitia pintó en 1994 en el Casco Viejo ha recuperado su esplendor después de que lo vandalizaran a finales de junio con varios grafitis. Han sido necesarias tres semanas de trabajo para que el cantón de Julián Etxebarria 'Camarón' vuelva a lucir su emblemática pintura.

Comerciantes y vecinos dudaban de que el fresco pudiera retomar su aspecto anterior porque el daño y deterioro que presentaba era considerable. Antes de la intervención, el estado de la obra fue evaluado por un equipo de especialistas en técnicas de restauración «y supervisado por técnicos y responsables municipales, quienes determinaron las posibilidades de actuación», apuntan fuentes municipales.

Dado el valor e interés artístico del mural, el Ayuntamiento decidió abordar su recuperación. Las labores de reparación se centraron en la limpieza de los grafitis, que en algunas zonas ocultaban por el completo los colores de la pintura de Zarate. Los restauradores realizaron catas -pequeñas incisiones mínimamente invasivas que permiten analizar el estado de conservación de la obra- para comprobar si era factible intervenir en la pieza.

Los profesionales se encontraron dos grandes retos al ponerse a trabajar: retirar el grafiti sin dañar la pintura original y actuar sobre una pared muy rugosa. La hazaña se logró y la obra ha renacido con todos sus detalles. Los vecinos aportaron a la tarea facilitando a los restauradores fotografías y documentación de la pintura original, donde se podían apreciar los matices del fresco.

Una vez que se eliminaron las pintadas y el mural pudo resurgir, se aprovechó la intervención para reparar los desconchones, presentes fundamentalmente en la esquina superior derecha, y aplicar una protección a base de barniz anti-grafiti de cara a su futura conservación.

Una obra especial

Juan Zarate Ibargoitia, fallecido en 2002, pintó el mural como regalo a Toñi y Nabarrito, comerciantes que regentaban la tienda Ganbara, situada junto a la pared donde hoy se conserva la obra. El artista se inspiró en la obra teatral La Espada de Pendragón (muy similar a la historia de la Leyenda de Escalibur), representada por aquellas fechas, para crear algunas de las escenas del fresco. De ahí las figuras de caballeros, dragones y princesas. En una de las esquinas superiores se distingue el dibujo de una niña portada por una cigüeña. Se trata de Irati, hija de los dos comerciantes y nacida en 1997, a la que Zarate decidió añadir posteriormente.

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