Euforia en la hostelería: «Vamos a vender todo lo que queramos»
Disparan las provisiones de cerveza y vino para «no pillarnos las manos. Nos van a dejar sin nada»
Los hosteleros bilbaínos viven un estado de euforia, aunque tampoco exenta de cierta incertidumbre, ante la inminente celebración de una final futbolística europea que nunca ... se ha celebrado en Bilbao, salvo la Champions femenina del año pasado. El partido del miércoles añadirá la particularidad, además, de enfrentar a dos equipos del mismo país, ingleses para más señas, que son «los aficionados más gastadores y bebedores del mundo», se congratula Alberto, dueño del mítico Artajo de Ledesma desde 1978. «Lo único que espero es que no monten ningún lío», advierte el veterano empresario.
Aunque casi nadie se atreve a poner cifras, la hostelería local se frota las manos. Intuye que va a vivir no una, «sino dos jornadas históricas», porque el encuentro, para ellos, arrancará el día anterior. La inmensa mayoría de bares y restaurantes ha disparado las peticiones, sobre todo de barriles de cerveza, pero también de vino, para no quedarse cortos. Algunos van a hacer pedidos «dos y tres veces superiores» a los realizados en fechas normales ante el aluvión de trabajo que se les viene encima. Algunos restaurantes barajan también duplicar e incluso triplicar los servicios.
En el Víctor, uno de los comedores clásicos del Casco Viejo -carga con 85 años de historia regentada siempre por la familia Sainz- se enfrentarán a un acontecimiento «único, de 'é-po-ca'», deletrean. «Nos van a dejar sin nada. Tengamos los que tengamos, nos van a dejar si nada», insisten. «Vamos a vender todo lo que queramos», se felicita Víctor. «Para que se haga una idea, lo que hacemos en una semana lo vamos a hacer en un solo día. Se pueden vender mil litros de cerveza en 24 horas», detalla el hermano de Javier y Rebeca. «Vamos a multiplicar por siete lo que hacemos cualquier jornada normal», compara. ¿Y la facturación? «También por siete, diría uno de Bilbao, pero, vamos, puede ser por dos o por tres», calcula.
Alberto, que vende a la semana una media de entre 500 y 750 litros de cerveza y 180 botellas de vino en el Artajo, cree que alcanzará esta cifra entre el martes y miércoles. Así que no le quedará más remedio que encargar más bebida. «Pero ya estoy preparado. Siempre tengo de más. Luego, vete a saber. Igual a la gente le da por ir por el Casco Viejo. Pero son tantos visitantes, demasiados, que nos va a tocar a todos», se congratula.



Vasos más grandes
William, el encargado del Ledesma Nº5, ha incrementado «entre un 20% y 30%» los pedidos de cerveza, pero también de refrescos, entrecots, hamburguesas... «Si de media reponemos los barriles una vez a la semana, esta vez lo haremos en dos ocasiones». No será la única novedad. También servirá vasos de mayor volumen, «parecidos a los de sidra», para adecuarse a las costumbres de los aficionados ingleses. Pasarán de los 33 centilitros habituales a los 50 clásicos de las 'pintas'. También los Thate servirán cañas más grandes que las normales. «Así ganamos todos. Venderemos más cantidad y aumentaremos la facturación, sin necesidad de elevar los precios, como creen algunos», advierte Enrique Thate, que, junto a sus hermanos Carmen y Alfredo, abrió una tasca en el corazón de Pozas para compensar la caída de los ingresos de su restaurante alemán como consecuencia de las obras que se llevan a cabo en el Ensanche.
Desde el Jam Toki, también en la Plaza Nueva, cuya encargada presume de que sus clientes «comen ibérico a precio de charcutería pagando a precio de fábrica», confían en superar las «brutales» ventas registradas el pasado 1 de Mayo, en que coincidió la festividad del Día del Trabajador con la semifinal del Athletic contra el Manchester. «He encargado 15 barriles de 30 litros cada uno. Más que nunca. Un montón. ¿Por qué? Prefiero que sobre a que no me falte», explica Maitane Toquero.
A escasos metros, el Café Bar Bilbao tiene claro que lo que llega el miércoles va a dejar a la altura del barro «lo que sacamos en el año del rugby». Están convencidos de que las ventas serán muy superiores «porque también vamos a recibir más volumen de gente. Si habitualmente vendemos 4 barriles a la semana, solo el miércoles pueden caer 20 o 25. ¡Con todo lo que se espera...! Los pintxos que nos va a tocar elaborar», desliza un camarero.
En la Taberna Plaza Nueva también han interiorizado que vivirán «una locura» con la llegada «de tantos guiris. Los extranjeros quieren cerveza tostada en jarra, siempre las más grandes. Beben como cosacos», explica la camarera.
Más personal en el Perita
Jimmi, propietario del Perita, el bar de las gambas de la calle Diputación, confía en repetir los resultados del día de la gabarra. «Pensamos que no iba a ser para tanto y fue una locura. Nos quedamos sin cerveza, sin refrescos y sin hielo. Y las ocho de la tarde tuvimos que cerrar», recuerda. Vendieron 150 litros de cerveza «en nada», en cuatro horas. ¿Puede repetirse algo parecido? «Visto lo que pasó entonces», Jimmi ha doblado el número de barriles. «Es un poco cara o cruz. Dependemos mucho del tiempo que salga, aunque los ingleses son grandes clientes. Solo paran de beber cuando les empiezan a flaquear las piernas», bromea el propietario, que contratará a un empleado -«vamos a trabajar cuatro personas, incluido yo, por si acaso»- para hacer frente a la «dura» jornada que arrancará el martes.
También la familia Thate se ha preparado «para lo que pueda venir. De Pozas todavía no controlo mucho», reconoce Enrique, aunque se ha provisionado con 500 litros de cerveza. Si no las vendemos el miércoles, se despacharán otro día», juzga. «Ojalá sea un ¡Bienvenido, Mister Marshall! Siempre digo que todos los acontecimientos, poco o mucho, suman», aplaude.
Algo que también comparte el gerente de BilbaoCentro, Jorge Aio: «Los días anteriores y posteriores al partido tendremos muchos turistas del mundo del fútbol en la ciudad y se abre una oportunidad de venta en diferido a la propia final». Rafael Gardeazabal, presidente de Bilbaodendak, cree que «esta vez nos vamos a beneficiar todos». Y Félix Parte, propietario del Víctor Montes y Amaren, entre otros locales, da por hecho que la semana que viene se van a quedar cortos. «Vamos a tener mucho más trabajo de lo normal», agradece.
Cenas a partir de las doce y cierres sorpresa de locales históricos
Varios restaurantes están valorando la posibilidad de fijar un último servicio de cena, a la conclusión del partido, ante el desorbitado volumen de reservas. Aficionados ingleses han contactado con diversos establecimientos para poder cenar incluso a partir de las doce de la noche. La suerte está echada y hay empresarios que contemplan la noche del 21 como «una gran oportunidad». Por el contrario, locales históricos como el Mugi de Pozas han tomado una decisión inaudita y desistirán de abrir el día de la final. «No sé si es que somos raros o nos sentimos diferentes, pero después de 41 años hemos decidido que no puede haber nadie ni nada que ponga en duda las chorradas que hablan de subidas de precios. Hemos decidido cerrar para que no nos metan en este arco. Un cliente vino y me preguntó a mí y a mi compañero Iñaki a qué precio le íbamos a poner el cortado el día que vengan los ingleses. La respuesta fue cojonuda. Le solté 'va a estar cerrado'. Prefiero no estar. Hay más días para trabajar».
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