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Más de 20 especies de cetáceos se dejan ver en las aguas del Golfo de Vizcaya
Pueden avistarse desde delfines hasta zifios de Cuvier
Los cetáceos no son solo un recuerdo grabado en los escudos heráldicos de las villas marineras vascas. Hoy día «por el Golfo de Vizcaya pueden avistarse ejemplares de más de veinte especies diferentes», según explica Enrique Franco, vicepresidente de Ámbar Elkartea, la asociación cuyos voluntarios suelen intervenir en los varamientos como el sufrido por el rorcual de Sopela y entre cuyas actividades destacan también las salidas divulgativas para observar la fauna marina.
«Los cetáceos más comunes en nuestras costas son tres especies de delfines. Se trata del delfín común, el listado y el mular». También se dejan ver calderones de aleta larga, delfines de Risso «y un animal muy interesante, el zifio de Cuvier». Este cetáceo odontoceto –es decir, que tiene dientes– es capaz de «permanecer sumergido más de dos horas y veinte minutos, y alcanzar 3.500 metros de profundidad».
Entre los odontocetos «también nos encontramos con los cachalotes» y con las famosas orcas, «conocidas injustamente como ballenas asesinas y muy probablemente los animales más inteligentes entre los cetáceos». Entre los odontocetos destaca además la marsopa, «en franco peligro de desaparición». Precisamente, un ejemplar de esta especie ha muerto varado en Zarautz este domingo.
Del Ártico al Trópico
Los cetáceos misticetos –con barbas con las que filtran los alimentos– también resoplan. «En nuestras aguas se puede llegar a ver alguna ballena azul». Las más habituales «son los rorcuales aliblancos o los rorcuales comunes», como el varado en Sopela. «Es el segundo cetáceo mayor que hay, puede llegar a medir 23 metros».
Por tanto, es el segundo animal más grande del planeta después de la colosal ballena azul. «Durante mayo y junio» es difícil ver estos rorcuales «porque se van más al norte, hacia el Ártico, a alimentarse. Luego crían en zonas tropicales. Hacen una migración de miles de millas». Hay otros cetáceos que están presentes siempre, como los delfines. El común se acerca más a la costa en invierno y en verano se aleja.
Sin embargo, «de la mayor parte no sabemos muy bien si migran o no». Sus movimientos dependen mucho de «la variabilidad de por dónde ande el alimento que necesitan. Como los zifios de Cuvier, sobre los que ahora se están haciendo estudios».