Detesto los petardos y a los petardos

Detesto los petardos. Nunca me han gustado. Ni en Navidad, que me apasiona, ni de niño. Recuerdo asustado a 'Zar', el entrañable perro de mis abuelos, al escuchar las primeras detonaciones en las fiestas patronales. Y también me acuerdo de lo nervioso que me ponía cada vez que veía a mi tío Chechu lanzar cohetes. Siempre temí que le explotara alguno en las manos. Temores de pequeños que se acentuaron de mayor.

Por eso empiezo a mosquearme con los primeros petardos que he escuchado (alguno me ha pasado bien cerca) a la salida de algún bar en este preámbulo prenavideño. Mi enojo se disparó anteayer a la tarde tras recibir un correo electrónico informando de que Petardos CM, la empresa líder del sector de España, con el 30% del mercado, prevé facturar solo en la campaña de Navidad 2,5 millones de euros y cerrar el actual ejercicio con unos ingresos totales de 13 millones, un 10% más respecto a 2023. Esos son muchos petardos y estruendos.

Dicho todo lo cual, no piensen que se han confundido de newsletter. En absoluto intento emular a mi compañero Manu Álvarez, un maestro de las noticias económicas. Mi preocupación deriva de que Petardos CM reforzará la distribución de la marca en «la zona norte» de España. ¿Saben dónde? ¡Bingo! En Deusto.

Ya están aquí. Bueno, esto no es del todo cierto, pues también tienen establecimientos en Galdakao, Barakaldo, Ermua… Pero el de Deusto no será un establecimiento cualquiera. Líder en la fabricación y distribución de material pirotécnico, abrirá un tiendón de más de 300 metros cuadrados en la calle Morgan para consolidar su negocio en Euskadi. El más grande del norte del país. Pim, pam, pum. Una vez más, Bilbao creando un estallido de tendencias.

La empresa catalana, que a finales del año pasado volvió a encender la mecha de la pirotecnia Astondoa tras la compra de los almacenes de la histórica compañía de Areatza, lo tiene todo listo para la nueva campaña de Navidad y fin de año: nuevos productos, más surtido de lotes e innombrables promociones. Eso dicen.

¿El objetivo? Los clientes disfrutarán de una amplia oferta de fuegos artificiales (esos sí que me gustan) para acompañar todo tipo de celebraciones familiares. En CM venden de todo: humos de colores de diferentes intensidades y duración, bengalas, cohetes, tracas ruidosas, bombetas, truenos, baterías de explosiones, fuentes de colores imposibles, voladores tipo ovni… Las estanterías también incluyen candelas y pirotecnia 'efecto tierra', como girasuelos, silbadores y correcamas.

En lugar del 'Black Friday', cuentan que muchos clientes han adelantado las compras para aprovechar las promociones del 'Black Days', con un 50% de descuento en casi todos los productos, se felicita Josep Maria Vilardell. El propietario y fundador de la empresa apuesta por una política empresarial inclusiva: más del 70% de su plantilla son mujeres y un 70% jóvenes menores de 25 años.

Hay algo que me tranquiliza de Petardos CM. La firma, recuerda el dueño, ha intensificado el control de la calidad de los productos, ha reducido la contaminación sonora y ha apostado por la prevención de riesgo «en todas nuestras campañas». También favorece el reciclaje de los petardos y este año ha impulsado, además, una medida pionera en España, donde distribuye todos sus productos, con la instalación de contenedores de recogida de petardos explotados.

Todo eso está muy bien. No paso por alto el impacto económico de esta actividad, pero tampoco olvido que detesto los petardos y a los petardos, esa gente que tanto abomina las navidades. Confieso también que a nadie le sienta mal un poco de petardeo en estas fiestas, más si está Camela de por medio. Son los reyes. Ellos sí son una buena mecha. Como Petardos CM.

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