A Aitor Ocio se lo rifan todas las marcas
El empresario y exfutbolista del Athletic rehúsa ser «un tablón de anuncios», pero no deja de sumar contratos publicitarios: Maserati, Isdin, TAG Heuer, Harley-Davidson, Scalpers, Evergy, Hyperice...
Si fuera un activo bursátil, cotizaría al alza sin riesgo de hacer crack. Aitor Ocio se ha convertido en el hombre marca. En una ... tendencia por sí mismo. No hay profesional en Bizkaia que ejerza de imagen de tantas firmas exclusivas. El empresario y exfutbolista del Athletic y Sevilla es el nuevo embajador de Maserati, la compañía italiana de automóviles deportivos de lujo. Ocio ha conseguido algo inimaginable: su impacto publicitario es mayor ahora que cuando saltaba a los campos de fútbol.
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Mientras excompañeros suyos han caído en el olvido, él ha disparado su perfil publicitario. Al empresario vitoriano, propietario de varios centros relacionados con el bienestar y las industrias de la salud, la belleza y el deporte, le gusta identificarse con los valores que transmite «cada marca» para la que trabaja, por lo que rechaza muchas más peticiones de las que acepta.
Maserati ejemplifica, a su juicio, la elegancia y el lujo accesible. «Siendo algo exclusivo, no es prohibitivo. No es como los Rolls-Royce, Bentley, Aston Martin o Ferrari...», detalla. La lista de su portafolio incluye la firma de relojes TAG Heuer, Scalpers, Evergy, una marca de equipamiento deportivo, Maserati o Harley-Davidson, con la que acaba de suscribir una colaboración. También trabaja para la cosmética de farmacia Isdin. «Estas son las principales», dice. Que no son pocas.
Ocio cuida mucho la elección y no ofrece su imagen a cualquiera. En pocas palabras, pasa de ceder su nombre al primero que llama a su puerta. «Yo creo que con esto, como todo en la vida, hay que ser coherente. Son marcas que tienen presencia en mi día a día. Por ejemplo, con 17 o 18 años, un TAG Heuer fue mi primer capricho en forma de reloj». Recientemente le ha fichado Hyperice, una compañía americana que acaba de aterrizar en España, especializada en equipos de recuperación muscular. «Ahora se están haciendo fuertes en España y Portugal y el resto de Europa. A partir de septiembre, se le va a dar una mayor visibilidad».
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«Yo no soy un 'influencer'»
Y ahí es donde juegan un papel fundamental profesionales como Ocio por su gancho publicitario. «Al final, mi estilo de vida se tiene que ver reflejado en las marcas que elijo para que haya una credibilidad. Es clave identificarme a nivel personal con los valores que transmite la firma. Yo, realmente, no soy un 'influencer'. Tengo mi vida personal y profesional al margen de todo esto. En ocasiones me han ofrecido propuestas que económicamente podían ser interesantes, pero he considerado que no era lo adecuado. Todo tiene que ser coherente con mi estilo de vida. Me tiene que gustar», insiste.
Eso sí, una vez que da el paso, se entrega. Por ejemplo, con TAG-Heuer lleva más de 10 años. Busca atar vínculos de larga duración. «Me gusta establecer una relación que va más allá de una imagen o de una foto. Por eso es importante identificarte con sus valores. Poder representar a la marca, independientemente de que no haya una foto o un acto público de por medio. Tengo que ser Maserati o TAG-Heuer en todo momento, no el día que haya un evento concreto. Cuando me proponen ese tipo de cosas, aunque solo sea un 'post', normalmente lo descarto porque si no te conviertes en un tablón de anuncios», deduce.
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Todo es más fácil cuando, como en su caso, se marca una estrategia. Del mismo modo que evita «anunciar cada día una cosa», rehúye trabajar con empresas del mismo sector. Solo con las que juzga «líderes». Si una cosa tiene clara, es trabajar con «una marca por sector» para que la vinculación perdure en el tiempo. «Aporto valor a la marca y también ésta a mí. Estar todo el día sacando lo primero que viene, sea lo que sea, resta», reflexiona.
El exdefensa, que colgó la botas con 35 años en 2012, ha sabido reinventarse y, sobre todo, cultivar una imagen que agradecen las marcas que le pagan. Ocio fomenta un 'lifestyle', un estilo de vida que luego traslada a un reloj, «un coche determinado», una marca deportiva o una prenda de vestir que está presente en la vida de «alguien que es padre, empresario y practica deporte a diario. Honestamente, mi vida tampoco es nada fuera de lo común. No soy actor, tampoco una persona de actualidad... Vivo de mi trabajo, como la mayoría de los mortales. Me gusta pasar desapercibido. Me levanto a las siete de la mañana a entrenar y ocuparme de mis responsabilidades profesionales y por la tarde me ocupo de mi hija. Nunca he sido una persona de dar titulares o generar debates», concluye.
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«Lo prioritario es mi hija y el trabajo»
– ¿Disfruta entregándose al mundo publicitario?
– Lo prioritario es mi hija, mi trabajo, ese es mi día a día. Esto es algo que me complementa. Nunca adquiero compromisos que me obliguen a faltar donde tengo que estar. Tiene que ser algo siempre flexible. Las marcas que trabajan conmigo saben que no me pueden exigir un calendario muy estricto. Es algo que explico nada más empezar la colaboración. Sé dónde está mi prioridad y mi lugar. De hecho, con algunas marcas no he podido trabajar porque sus exigencias me obligaban a pasar mucho tiempo fuera de casa. Mi opción siempre está muy clara. No he perdido la perspectiva en ningún momento.
Los 'influencers', que acaparan gran parte de la tarta publicitaria, le merecen «todo» su respeto porque son «una realidad» a la que recurren las propias marcas para «comunicar. Conozco gente muy profesional y seria que está haciendo un gran trabajo. Mueven grandes cifras y es habitual verles en las primeras filas de los desfiles de las mejores firmas internacionales. Por primera vez una portada de la revista 'Forbes' la ha protagonizado una 'influencer' reconocida».
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