Maristak de Durango sopla 120 velas
A finales del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril a la villa, familias enteras buscaban oportunidades y la congregación fundó el centro para educar a los más jóvenes
Trabajo en equipo, fomentando las competencias y habilidades. Son algunas de las señas de identidad del centro Maristak Ikastetxea de Durango, que cumple 120 años. A finales del siglo XIX, la localidad se estaba transformando debido a la industrialización y la llegada del ferrocarril, que conectaba la ciudad con las minas de Arrazola y otras áreas, lo que ayudó a que la economía creciera. Con el ferrocarril, llegaron a la villa muchos trabajadores/as y familias en busca de nuevas oportunidades. En este contexto, los Maristas fundaron Maristak Durango ikastetxea en 1904 para ofrecer educación a la creciente población.
Han pasado muchos años desde que llegaron los Hermanos Maristas Camerino, Filoteus, Leovihigilde, Achille, y Polyeucte, pero el centro sigue la esencia que les dejaron. A lo largo de su historia, ha contribuido a escribir un largo capítulo de la historia local por la cantidad de alumnos y alumnas que han pasado por sus aulas, así como por el número de profesionales que salieron y siguen saliendo de su cantera.
Como indica la responsable de comunicación del centro, Hostaizka Sainz, en la villa se fundó la escuela de artes y oficios. Con la llegada del tren a la villa, había una necesidad de mano de obra cualificada en la comarca. «Muchos vecinos eran baserritarras y los maristas, que estaban escapando de la Revolución Francesa hacia Azkoitia, pararon por aquí y decidieron abarcar esta misión.
«La historia de Durango tiene que ver con el tren, el que llega de Bilbao a a la villa luego conecta con las minas de Arrazola. Hacía falta gente cualificada de otra manera. En la actualidad, esa necesidad es la que nos mueve. Seguimos reinventándonos», prosiguió el director del centro, Daniel Irazola.
Los primeros cursos y grados de mecánica, dieron paso a la electricidad, administración e informática. Hoy para arrancar el curso, todos los alumnos del centro han realizado diseños de vagones de un tren para conmemorar el aniversario para dar el pistoletazo de salida al curso académico. Todos ellos han sido expuestos en el patio.
Los equipos trabajarán todo el año, adquiriendo la metodología. Los alumnos han trabajado con cartulina, depresores, palillos, celo, cola, tijeras, lana y cajas de cartones. «Todos los años son especiales y éste todavía más. Hay pocas entidades en la villa que pueden decir que han cumplido 120 años haciendo lo mismo y en el mismo sitio. Es un orgullo muy grande. Desde las 8 de la mañana hasta las 10.00 horas, trabajando en equipo, qué competencias y habilidades tiene cada persona, lo que les hemos pedido, sea una actividad de trabajo con cualquier competencia o materia del día a día, trabajando en base a retos», explicó el director del centro, Daniel Irazola.
600 jóvenes estudiantes han esbozado sus productos y luego los han echado a rodar con gran entusiasmo. «Con mucha paciencia, nos hemos ido organizando y viendo cómo iba saliendo y hemos improvisado. Paz y amor con el lema, el cartón para las ruedas, cartulinas y decorar un poco. Entre cuatro, hemos improvisado», subrayaba el alumno, Karlos Gómez.
Era muy importante entender bien qué es lo que les habían pedido, definir qué parámetros: diseño, el que se mueva, que se pueda atar, lo que hacen en cada equipo. Cada uno de ellos genera un prototipo, dibuja, eso enriquece y todos aportan. Siempre con un toque innovador hasta los profesores se animaron realizando una locomotora. En todos ellos, tenían que colocar un lema o palabra unidos a esta fecha emblemática y claro está, que el vagón se mueva.
«Hacía falta gente cualificada»
Markel Leturiaga, junto con sus compañeros Paul, Serlin y Unai, inician segundo año de grado medio de administración y gestión. «Hemos pegado con celo y pegamento. En la parte delantera, 120 años de Maristak y en la trasera, el curso al que pertenecemos. Y en los laterales, está el símbolo de corazón de Maristak. Somos cuatro personas. También hemos puesto ventanas, con dibujos de personas», explicaba.
«Con creatividad e ilusión. Hablando en grupo, surgiendo ideas, un poco estresante por el tiempo. También ha sido divertido, hemos ido añadiendo cosas y trabajando en equipo», resumían Hugo Jonai Pérez, Aritz Rodríguez, Iñaki Pérez e Aritz Molina, mientras que esperaban con ambición el grado superior de administración de sistemas informáticos en red
«Yo lo he hecho con mi grupo. Coges unos palos, produces un movimiento en las ruedas, con palillos para que tenga la base, altura y más cartulina. Hemos dibujado el patio del centro, con las frases 'Presente' y 'Futuro'. Hemos hecho toda la mañana», explicaban Izaro, Lorena, Danel, Xabi, de Segundo Bachillerato.
El centro tiene preparados diferentes actos conmemorativos a lo largo de todo el curso académico. Tras un acto institucional del 24 de octubre, quieren intentar reunir a los alumnos más longevos que han pasado por Maristak.
«Pensamos en hacer la estructura del boceto, ordenamos los materiales y cada uno se ocupó de una tarea diferente. Con cartulina, cartón, lana y palillos hemos hecho este diseño. Hemos colocado el grupo del que somos y hemos incluido un mensaje positivo. Hemos hecho con mucha imaginación», explicaban Kira Castillo, Iker Lerma, Aner Ibarra y Enara Cooper, alumnos de 2ª bachillerato social.
«La experiencia ha estado bien, trabajando en equipo y aunque no vamos a ganar, al menos, hemos aplicado conocimientos a la hora de realizar el trabajo. Hemos utilizado mucho celo, depresores, cartón para las ruedas, cartulina y palillos. Lo más difícil ha sido decidir el diseño, yo quería hacer una locomotora para ser el primero de la clase. En nuestro caso, hemos puesto que una debilidad puede ser fortaleza porque nuestras flaquezas en los momentos de crisis pueden ser lo que nos lleve a la grandeza», subrayan Ekain Artetxe, Julen Azpiritxaga, Ekaitz Mozón y Alex Rodríguez, alumnos de grado superior de automatización y robótica industrial.
Los profesores también participaron en la experiencia, diseñando una locomotora. «Se evalúa por una parte el diseño, el mensaje que transmite Maristak en estos 120 años y por otro lado, la mayor distancia recogida por cada uno de los vagones. Como premio, hay unos vales de 40 euros por etapa (ciclos básicos, ciclos medios, superiores y bachilleres) para gastar en comercio justo al mejor vagón. Es una dinámica distinta para romper hielo: trabajo en equipo, retos, creatividad y pasárselo bien. Autoconocerse», subrayó el profesor de robótica Julio Alarcón.
