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La localidad contará con un eje verde peatonal totalmente accesible que atravesará el municipio D.U.

Durango 'cose' los últimos vestigios del tren que partió la localidad en dos en 1882

La villa invertirá 1,3 millones para convertir en un espacio sostenible urbano de 7.487 metros cuadrados

Martes, 16 de septiembre 2025

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La huella del tren en Durango tiene los días contados 145 años después. Hay que remontarse a mayo de 1880 cuando se constituyó la Compañía del Ferrocarril Central de Vizcaya, con el objetivo de gestionar la vía férrea Bilbao-Durango. Gracias a un periodo de excepcional sequía, las obras se desarrollaron con gran celeridad de modo que el 30 de mayo de 1882 se procedió al viaje inaugural. El éxito que desde el primer día registró el tren entre la capital vizcaína y este municipio de la comarca sirvió de ejemplo para el futuro desarrollo de la red ferroviaria en toda la cornisa cantábrica, ya que la vía métrica permitía adaptarse mejor a la difícil orografía del norte peninsular. De esta manera el tren Bilbao-Durango se convirtió en el primer eslabón de la red de vía métrica que enlazan toda la zona cantábrica desde Ferrol y León hasta Hendaya.

Eso parece un espejismo porque el Ayuntamiento de la villa transformará los terrenos de las antiguas vías del tren –convertidos esta última década en una parcela sin uso– en una vía verde que servirá para 'coser' la cicatriz que separó el municipio en dos. El proyecto en su conjunto propone un recorrido de aproximadamente 905 metros lineales y 7.487 metros cuadrados, extendiéndose desde la calle Trenbide hacia el este hasta el límite con Abadiño, integrándose plenamente en el tejido urbano con una inversión de 1,3 millones de euros.

Desde el soterramiento del ferrocarril en Durango en diciembre de 2012, la localidad ha superado la división física impuesta históricamente por el paso del tren. No obstante, la infraestructura previa aún señala una división en la configuración urbana que este proyecto busca erradicar y contempla también la transformación del puente metálico sobre el río Mañaria, en desuso a día de hoy, en una pasarela peatonal y carril bici. Vecinos de la villa como Bigen Bizkarra, que utiliza la bicicleta frecuentemente, valora de forma favorable este proyecto. «Va a desaparecer una cicatriz que está en medio del pueblo y quedará mucho más ordenado y limpio. Fomentará modos de transporte sostenibles y va a ser incluso más visible, para que todo el pueblo quede unido» confiesa.

Peatones y bicicletas

En la localidad vecina de Abadiño, Jose Antonio, habitual paseante entre los dos municipios, considera que el proyecto en sí es un acierto. «Es una buena iniciativa para todos los caminantes y los que utilizan la bici. Es un gran proyecto para la localidad y los alrededores», subraya. En este sentido, el Ayuntamiento ejecutará próximamente la última fase de obras para convertir el antiguo trazado del tren en una vía verde en 2026, la más importante y compleja de este plan de transformación urbana.

La próxima intervención afectará a un tramo entre las calles Ermodo y Ollería, en pleno centro urbano y se dividirá en dos zonas de actuación para minimizar las molestias vecinales. En la primera de ellas, se generará un eje verde peatonal totalmente accesible, integrando las fases anteriores y que permitirá conectar el parque de Ibaizabal con el espacio recuperado junto a Musika Eskola. Un vecino de la calle Kurutziaga, Javier, considera que va a mejorar la movilidad y facilitará vías de comunicación. «Será un paseo precioso para todos los ciudadanos y llegará también hasta Ezkurdi, en el corazón de la villa», concluye.

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