El subfluvial de Lamiako unirá ambas márgenes por carretera en 2032 tras seis años de obras
La Diputación aprueba el proyecto y anuncia el inicio de los trabajos en primavera, con una inversión prevista de 543 millones
El plan para construir el subfluvial de Lamiako es ya imparable. La Diputación aprobó este jueves el proyecto definitivo con un presupuesto de 543,7 ... millones de euros y anunció que las obras comenzarán en el primer trimestre del año que viene. Las licitaciones se lanzarán este mismo verano. No hay vuelta atrás. La institución foral tiene claro que la carretera bajo tierra que unirá las dos márgenes a través de una galería de 3,2 kilómetros «es necesaria, no es un capricho», en palabras de su máxima responsable, Elixabete Etxanobe.
La Diputación quiso conferir solemnidad al trámite administrativo de la aprobación definitiva del proyecto. Para ello organizó un acto de puesta de largo en el salón magno del Palacio foral con pantallas gigantes interactivas, presentador y la presencia de algunos de los alcaldes de los municipios de la zona. Todos los regidores estaban invitados pero faltaron Amaia del Campo, la alcaldesa de Barakaldo (PNV), y los socialistas de Trapagaran, Miguel Ángel Gómez Viar, y Portugalete, María José Blanco. No se admitieron preguntas de los periodistas, pero sí se organizó una reunión previa para despejar dudas técnicas de los informadores.
El guion respondió un poco a lo esperado, con una institución foral convencida de un proyecto que presentó en su día el anterior diputado general, Unai Rementeria, y su mano derecha en Infraestructuras, el actual lehendakari, Imanol Pradales. El día sirvió para aclarar algunos aspectos que se intuían pero que no estaban del todo claros, en relación a esta iniciativa. En primer lugar se fijaron presupuestos y plazos. Serán finalmente 543,7 millones de euros y un plazo de algo más de 6 años (74 meses) lo que requerirá la gran obra para su finalización. A contar, posiblemente a partir de la firma de los contratos con las constructoras, que podrían rubricarse a comienzos del año que viene. Otro detalle es que la obra se realizará por fases. En gran medida porque hay pocas empresas capaces de llevar a cabo un tajo de esta magnitud del tirón. Al menos, ese es el mensaje que dejaron fuentes forales.
Y, por último, parece claro que la posible construcción de una lanzadera ferroviaria adosada al subfluvial queda, por ahora, en el aire y en manos del Gobierno vasco. Ayer, fuentes oficiales insistieron en que es una competencia del Ejecutivo autonómico y que será el PTS ferroviario el que decida si se aprovecha la galería por la que se habilitará la carretera para añadir este servicio. La financiación de este plan iría también a cargo del Ejecutivo autonómico.
Este planteamiento choca con respecto a lo que la Diputación foral presentó hace tres años. Entonces se habló de la lanzadera de metro como una posibilidad más que factible. Se dijo que el subfluvial incorporaría un transporte público. Se barajó un presupuesto adicional de 185 millones de euros y se presentaron incluso infografías de la posible solución de movilidad. De hecho, el proyecto que se presentó al Banco Europeo de Inversiones (BEI) y que logró 200 millones de financiación incluye ese elemento que aporta sostenibilidad con un medio 'limpio' como el tren.
De aquel posicionamiento más o menos definido, la institución foral ha pasado a dejar el plan en el alero y se ha limitado a señalar que el túnel tendrá unos pilotes hacia el fondo rocoso que se ubica debajo de la Ría y una solera reforzada para que, llegado el caso, si el Gobierno vasco lo considera oportuno, la lanzadera añadida se haría. El coste de esa ampliación de proyecto es ahora mismo incierto. Ni siquiera un estudio de más de un año de la ingeniería Sener ha sido capaz de precisar el desembolso necesario. Sí está cuantificado el gasto necesario para dejar preparado el terreno de cara a dejar sitio a esta mejora. Supondría un sobrecoste de 5 millones de euros, según se informó ayer. La Diputación espera que la decisión se tome antes de un plazo de entre dos y tres años, porque esto permitiría decidir si esa cantidad nada despreciable de dinero, aunque con poca repercusión en la factura final de la megaobra, se ejecuta o no. Es decir, podría llegar el momento en que el proyecto se deseche a tiempo y se produzca este limitado ahorro.
Época «aguda» de molestias
Tmbién se adelantó parte del plan de obra. Se dejó claro que habrá una época aguda de trabajos en la que las molestias serán importantes para los vecinos, sobre todo en el entorno de Artaza, donde se abrirá un foso de 35 metros de profundidad para poder atacar la galería. Ese vaciado será similar al realizado en la bilbaína plaza de Moyua a comienzos de los años 90 para horadar el metro.
Con todo, la Diputación garantiza que hará todo lo posible para mitigar estas perturbaciones. Ayer se habló de pantallas acústicas, trabajos especiales durante la época estival para no afectar a los colegios, microvoladuras que serían menos molestas que el repicar permanente de los martillos neumáticos y diversas medidas compensatorias como la mejora del parque y la construcción de instalaciones deportivas. Las obras arrancarán en la zona de Leioa, ya que es el lugar en el que más tiempo permanecerán las máquinas.
Sin miedo a perder los 200 millones de financiación europea
El proyecto del subfluvial cuenta con el apoyo del Banco Europeo de Inversiones (BEI). que aprobó una financiación de 200 millones de euros. Pero el BEI dio luz verde a esta ayuda para un plan que incluía expresamente la incorporación de un túnel ferroviario. El hecho de que la ejecución de esta lanzadera de metro haya quedado en el aire por ahora no va a hacer que la institución foral pierda el acceso a ese crédito blando. Al menos, así lo aseguraron ayer fuentes forales. La Diputación no se plantea ese escenario y creo que el ahorro de combustible que permitirá el túnel (desplazamientos más rápidos y cortos) justifica la parte de sostenibilidad que exigía el BEI.
Nada más acabar el evento, la plataforma 'Subfluviala Ez-No al subfluvial' comunicó en el exterior de la sede foral que el próximo lunes iniciará sus movilizaciones con una cacerolada a las seis de la tarde frente a la sede foral y «una gran manifestación en Bilbao el 18 de octubre». No será la primera marcha que celebran. A comienzos de febrero ya recorrieron el centro de Bilbao. Entonces congregaron a un millar de personas.
El proyecto cuenta con una oposición , formada por vecinos y grupos ecologistas, que aduce varios riesgos como el ruido, las molestias, el impacto ecológico y un modelo que, censuran, apuesta «por el coche y no por la movilidad sostenible».
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