Desesperación de los viajeros ante el colapso del control de pasaportes en Barajas: «Cinco horas para perder el vuelo»
Cientos de pasajeros se han quedado en tierra en una mañana de caos, suma de falta de policías, un fallo informático y una gran acumulación de operaciones
Cientos de personas que debían tomar este miércoles un vuelo internacional desde Barajas no han logrado llegar más allá del propio aeropuerto madrileño, atrapadas en ... un caos de proporciones insólitas, un atasco colosal de viajeros que les ha impedido llegar a tiempo al embarque. Varios cientos más sí han logrado ocupar su asiento, pero lo han hecho in extremis, sometidas a la tortura de la incertidumbre, tras sufrir una tensión extrema y emprender frenéticas carreras por las instalaciones. Durante buena parte de la mañana, el control de pasaportes se ha convertido en una trampa: el embudo era incapaz de absorber el flujo de viajeros de una jornada de principios de julio, repleta de operaciones, y ese colapso se ha propagado al enlace entre la T4 y su terminal satélite, dos edificios distintos comunicados por un tren eléctrico sin conductor.
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«Mi novia y yo hemos esperado, caminado y corrido por el aeropuerto de Madrid durante cinco horas, solo para perder nuestro vuelo, y hemos esperado otras tres horas en el control de pasaportes, solo para salir del aeropuerto y tener que empezar de nuevo mañana. Ocho horas hemos pasado de pie, acarreando bolsas de la terminal al tren a la terminal», ha escrito en las redes para sus 800.000 seguidores el músico estadounidense Daniel Seavey, uno de los afectados por la congestión de pasajeros. Se da la circunstancia de que, entre quienes han sufrido la mañana negra de Barajas, había viajeros que también vivieron en primera persona el parón ferroviario de la víspera: «Sumemos colapso de la T4 en Barajas al colapso de AVE. Porque, después de pasar todo el día en un tren parado sin aire acondicionado ni comida, correr por el aeropuerto es mi plan ideal. Sesenta pasajeros no llegaron a nuestro vuelo por quedarse en el control», ha relatado en X la mexicana Rosa María Gaya.

Este desbarajuste, que ha afectado a los enlaces con países extracomunitarios, se atribuye a diferentes causas según a quién se consulte. Diversas fuentes aeroportuarias han asegurado que, a las once de la mañana, solo ocho de los dieciséis puestos de control de pasaportes del Adolfo Suárez Madrid-Barajas contaban con efectivos de la Policía Nacional, una dotación insuficiente en pleno pico de salidas internacionales. El Ministerio del Interior, en cambio, asegura que todas las cabinas estaban en funcionamiento, con sus correspondientes parejas de agentes, y achaca lo ocurrido a «un problema informático puntual en el acceso a las aplicaciones que utiliza la Policía Nacional», que fatalmente ha coincidido con el momento de mayor afluencia de pasajeros y ha desencadenado la aglomeración. A ello se suma el punto de vista de los sindicatos policiales, que dibujan una situación tensada al límite, hasta un punto en el que resulta fácil que todo se descontrole: según argumentan, la tarea de realizar las valoraciones pertinentes de cada viajero resulta «inasumible» si se programan, como hoy, veinte vuelos en una hora.
Conatos de violencia
Ciertamente, estas situaciones no tienen nada de nuevo. Ya en las últimas jornadas se habían registrado periodos de preocupante congestión, y lo sucedido hoy es una repetición ampliada de las situaciones de otros veranos. La dotación policial de Barajas se refuerza en estas fechas con 250 funcionarios extra, que se incorporaron a finales de junio pero todavía no están plenamente operativos. El caos se ha prolongado hasta la hora de comer y ha dado lugar a escenas de gran tensión: había pasajeros llorando al ver desbaratados sus planes de viaje, otros que gritaban de pura desesperación y también algunos que se enfrentaban a los trabajadores de las aerolíneas y el aeropuerto, hasta el punto de que la Guardia Civil ha tenido que intervenir para gestionar esos conatos de violencia.
La Mesa de Turismo, una asociación en la que participan diversas empresas y profesionales del sector, se ha mostrado particularmente crítica con la situación, que considera «absolutamente inadmisible», y ha reclamado una mayor dotación policial. «Cientos de usuarios desesperados, muchos de ellos en tránsito, han perdido sus vuelos y viven con frustración un espectáculo caótico impropio de un aeropuerto internacional de primer nivel», ha reprochado la Mesa en un comunicado. Su presidente, Juan Molas, ha rechazado que se trate de «un fallo puntual ni una circunstancia imprevisible» y ha responsabilizado de lo ocurrido al Ministerio del Interior, por «negligencia continuada».
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