Schommer, valioso magisterio
Enrique Portocarrero
Jueves, 10 de septiembre 2015, 21:02
A Schommer la popularidad se la dio ese expresionismo provocador y simbolista, con el que cartografió a los protagonistas de la mecánica nacional. Fue en ... el tardofranquismo, si, cuando convocó en su plató de Zurbano 84 a unas glorias nacionales que no se resistían a la repercusión creciente con la que el fotógrafo interpretó su alma y su psicología o su función social, todo ello a medio camino entre el arte y el retrato periodístico o entre el rechazo a la realidad objetiva y la búsqueda de emociones y sentimientos, en un claroscuro netamente expresionista. Pero más allá de esa justa fama o de ese encasillamiento popular, también estaba el excelente artista de técnica y experimentación, precursor de la nueva fotografía española en su confabulación contra el pictorialismo y hasta brillante asimilador de la sencillez y el simplismo de Irving Penn en en sus retratos o, incluso, de ese fotoperiodismo transgresor y sin composición geométrica que hacía William Klein.
Naturalmente, la bendita popularidad le permitió igualmente un volumen creciente de posibilidades y encargos, en los cuales pudo continuar no solo con el bagaje de su técnica o con el resultado infinito de sus experimentaciones, sino también con su sentido escultórico en paisajes y monumentos o con su calidad artística en la visión de las personas y las cosas. Quizás lo mejor de Schommer y seguramente lo menos popular-, fue su generosa voluntad de enseñar y transmitir a las nuevas generaciones su importante magisterio, algo tan valioso como infrecuente entre los grandes de la fotografía.
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