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CARLOS NIETO
Viernes, 27 de agosto 2021
Cuatro días. Eso es lo que han durado treinta kilos de percebes en la Residencia Sancti Spiritus de Bermeo. La Guardia Civil requisó el pasado lunes estos crustáceos a tres mariscadores furtivos en el cabo Matxitxako y antes que tirarlos, los agentes decidieron donarlos a ... la Cruz Roja, que a su vez los entregó a los responsables del geriátrico de la localidad.
«Han disfrutado muchísimo. Están encantados», confirmaron ayer a este periódico empleados del centro. Durante cuatro días, los 62 usuarios de la residencia bermeotarra han podido degustar en su menú diario un manjar por el que tendrían que haber pagado miles de euros. Casi salían a medio kilo de percebes por persona y durante todos estos días han tenido un aliciente inesperado que les ha alegrado algo más que el paladar. Sin ir más lejos, ayer comieron marmitako con ensalada de primero y jamón cocido de segundo.
«Ojo, que en algunas fechas señaladas tienen también su menú especial. Como en Navidad o sin ir más lejos el pasado 15 de agosto, cuando celebramos la festividad de la Virgen de Begoña con un menú donde se podía elegir entre varios pescados y carnes», recordaba ayer uno de los responsables del centro. «La comida siempre está muy medida por el dietista porque algunos tienen problemas de salud», añadió.
La sorpresa que les ha dado este semana la Cruz Roja no suele ser habitual, pero «de vez en cuando», hasta esta residencia -y otras repartidas por todo el territorio histórico- llegan regalos de este tipo procedentes de operaciones policiales como la del pasado lunes.
Los 30 kilos llegados a la residencia Sancti Spiritus procedían, en su caso, de un dispositivo montado por la Guardia Civil contra la pesca furtiva en la costa vizcaína. Los efectivos de las unidades de la Patrulla Fiscal y Fronteras, «especializadas en prevenir y perseguir el contrabando», que participan en el despliegue divisaron con sus prismáticos desde la costa a varias personas en una zona rocosa cercana al Cabo Matxitxako. Eran tres individuos que, «haciendo uso de bistronzas», cogían percebes que posteriormente guardaban en dos mochilas.
Según la normativa vigente, estos crustáceos se encuentran en época de veda desde el 1 de mayo hasta el 1 de octubre, por lo que los agentes procedieron a identificar a los infractores. Les esperaron en tierra, sin que los mariscadores ser percataran de su presencia. Cuando el primero de ellos llegó a la zona del aparcamiento del mirador del Cabo Matxitxako, los funcionarios se dirigieron a él. En ese momento, el hombre alertó a sus dos compañeros, que aún no habían alcanzado el lugar y optaron por emprender la huida.
«Tras una intensa persecución» por la escarpada zona, los guardia civiles alcanzaron a los dos furtivos y los trasladaron junto a su compañero. A continuación procedieron a revisar las dos bolsas que portaban y en su interior descubrieron el botín: 30 kilos de marisco de buen tamaño -además del material que habían utilizado para conseguirlo-. Los tres furtivos están siendo investigados por un posible delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales domésticos, previsto y penado en el artículo 335.3 del Código Penal.
No es la primera vez que esta zona de la costa vizcaína es escenario de este tipo de operaciones. La Guardia Civil arrestó hace tres meses en el Biotopo de Gaztelugatxe a otro mariscador furtivo, el cual tenía prohibido ejercer esta actividad por faltas anteriores hasta 2024. Y en agosto de 2018, agentes de la Ertzaintza decomisaron 75 kilos de percebes en estas mismas aguas tras sorprender en plena faena a otras tres personas. Los pequeños crustáceos fueron donados aquella vez al Banco de Alimentos de Bizkaia.
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