La constructora de la torre de Garellano paralizada retira andamios y prepara su marcha
Los promotores siguen trabajando en la búsqueda de otra empresa que asuma la obra, que podría encarecerse de nuevo
Tres días aproximadamente lleva Construcciones Urrutia realizando labores que cuadran con una retirada definitiva de sus trabajadores y equipos de la quinta torre de Garellano, ... en Bilbao. La firma alavesa paralizó las obras de este rascacielos a principios de febrero. En el último mes, ha pedido, por activa y por pasiva, a la cooperativa que promueve este proyecto que ponga más dinero sobre la mesa para asumir los sobrecostes en los que asegura que ha incurrido por la inflación y la guerra de Ucrania. Los compradores de los futuros 166 pisos se han negado en redondo a cualquier modificación de las condiciones que fueron pactadas en 2021. De hecho, hace tres semanas dieron por roto el contrato con Urrutia y exigieron su salida inmediata de la obra para contratar a otra compañía.
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Desde el lunes, los operarios de la constructora están bajando materiales a las primeras plantas desde los pisos altos (la estructura se detuvo en la planta 18 de 36 que tendrá). Además, se han comenzado a quitar andamios. Ayer, sobre las once de la mañana, varios trabajadores trasladaban mecanotubos desde una terraza del tercer piso a un camión de gran tonelaje para su acopio y retirada. Otro signo de que Urrutia parece haber decidido salir es que se han desmontado las rampas que, a lo largo de toda la fachada este, servían como plataformas para la descarga de ladrillos y otras materias primas mediante grúa en los diferentes pisos. Hace quince días había 8, ahora ya solo quedan dos. Por último, los propios operarios dan por hecho que se van del tajo.
Al detalle
119 metros de altura
y 36 plantas tendrá el que sería el mayor rascacielos residencial de Euskadi.
Con todo, los cooperativistas no quieren lanzar las campanas al vuelo. Creen que esa retirada sí se está produciendo, pero prefieren esperar a que se consume de manera definitiva antes de pronunciarse. De hecho, sus responsables prefirieron ayer no hacer declaraciones y mantenerse por ahora al margen. Tampoco quiso hablar Construcciones Urrutia. Su portavoz no devolvió las llamadas ni respondió a los mensajes enviados por este diario.
Si de verdad se va la constructora, ¿qué puede suceder ahora? Para los promotores, la eventual marcha de Urrutia es, en parte, una buena noticia. Los cooperativistas siempre han dicho que temían que la firma alavesa, que fue adquirida hace poco por el Grupo Urbas, 'secuestrara' la obra: esto es que se negara a abandonar un proyecto que no podía acabar para intentar forzar una negociación y lograr más fondos para seguir el tajo.
Urrutia y la cooperativa cerraron un acuerdo en origen por 36 millones sin revisiones de precio
Los propietarios se han mostrado inflexibles. Firmaron un contrato a precio cerrado. El coste de levantar la estructura y rematar los 166 pisos se fijó en 36 millones de euros. No cabían revisiones. Al menos, así lo aseguró el presidente de la cooperativa que afirmó que hubo ofertas más ventajosas que las de Urrutia, pero incluían actualizaciones de precio. Se optó por una opción llave en mano para evitarse precisamente problemas.
Varias ofertas sobre la mesa
Desde que estallara esta crisis, los promotores han insistido en que el problema con la constructora alavesa no es de dinero (que también, porque pedía 4,5 millones de euros más y una ampliación de plazo de 8 meses para seguir), sino que se trata de una pérdida de confianza. No creen que sea capaz de llevar a buen puerto el proyecto.
En el último mes, varias constructoras se han ofrecido a la cooperativa para rematar la obra. Al parecer, si Urrutia sale, el tajo podría reactivarse en cuestión de un par de semanas. Uno de los obstáculos está en que seguramente los compradores de los 166 pisos (solo hay tres sin vender, los áticos) tendrían que poner más dinero. Sería el segundo incremento, ya que hubo una primera derrama para corregir diversos problemas y respetar el diseño original del prestigioso arquitecto Richard Rogers. Las viviendas han salido a la venta por entre 300.000 y 1,4 millones de euros.
Un 30% más de agencias inmobiliarias que en 2021 en Bizkaia
Frente al elevado número de lonjas desocupadas, apreciable tanto en Bilbao como en el resto de Bizkaia, las agencias inmobiliarias vuelven a crecer como hongos. El número de establecimientos aumentó en torno a un 30% durante 2022, según José Manuel González Robles. El presidente de Coapi, agrupación de las inmobiliarias vizcaínas, asegura que el crecimiento es homogéneo en todo el territorio. Pone como ejemplo el caso de Portugalete, donde tras el estallido de la burbuja el número de negocios pasó de 47 a solo 13. «En apenas un año han echado a andar cinco nuevas», explica González Robles, que reconoce el «escaso control» existente en el sector. «A diferencia de otros gremios, en el nuestro no se exige ningún tipo de preparación ni formación. Cualquiera puede subir la persiana y empezar a trabajar. Muchos en su día cerraron tiendas de golosinas y se pasaron a nuestra actividad», lamenta. De hecho, solo 92 de las 400 inmobiliarias operativas en estos momentos en Bizkaia están asociadas a Coapi.
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