A los vascos nos preocupa mucho el cambio climático, pero no dejaríamos de coger el avión para ir de vacaciones
El 26,7% de los encuestados en un estudio de la Fundación AXA sitúa el calentamiento global por delante de los conflictos bélicos o el terrorismo, pero solo la mitad cambiaría sus hábitos de reciclaje
La llamada de alerta de los científicos sobre el cambio climático y sus consecuencias han calado profundamente entre los vascos. Tanto que el 26,7% lo considera el principal reto al que se enfrenta la humanidad por delante de los conflictos armados, el terrorismo y otras posibles nuevas amenazas contra la seguridad (20,2%). Solo el 6,3% de los habitantes de Euskadi es negacionista, casi tres puntos más que la media nacional. La contrapartida es que no estamos demasiado dispuestos a cambiar nuestros hábitos. Solo cerca del 50% cambiaría sus rutinas de reciclaje, únicamente un tercio variaría sus hábitos de moda, «uno de los sectores más contaminantes», y todavía menos, el 14,6%, alteraría su forma habitual de hacer turismo dejando de viajar en avión, por ejemplo.
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Estas son las principales conclusiones del primer estudio de la Fundación AXA de percepción ciudadana sobre el cambio climático en España, elaborado con 5.000 entrevistas en toda España, 500 de ellas en el País Vasco. «Estamos muy sensibilizados, pero las catástrofes ocurren en otros lugares. Tenemos que hacer algo, pero dejamos la responsabilidad en las instituciones. Hay que cambiar el estilo de vida, pero no el mío. Como Ayuntamiento de Bilbao tenemos que cerrar el 'gap' entre lo que hay que hacer y lo que se hace», ha subrayado Mikel González, jefe del subárea de Medio Ambiente del consistorio de la capital vizcaína, durante la presentación del informe este miércoles por la mañana en Bilbao. Han estado también Josep Alfonso, director general de la Fundación Axa; Lourdes Carmona, directora del estudio, y Begoña Etxebarria, directora general de Novia Salcedo.
El verano del año pasado en Euskadi fue extremadamente caluroso. No es una impresión. Según la Agencia Vasca de Meteorología (Euskalmet) fue el más cálido de las series históricas, con una temperatura media 1,8 grados por encima del promedio normal. Esto se tradujo en que se dispararon a 6.429 las intervenciones de los bomberos contra los incendios, la mayor cifra de toda la década y un 13% más que en 2021. Esto y las continuas llamadas de alerta de los expertos han hecho que uno de cada cuatro vascos sitúe al calentamiento global como su principal preocupación, casi dos puntos más que la media nacional (26,7% frente al 24,8%). Especialmente concienciados están los mayores de 65 años, donde el porcentaje asciende al 28,9%. Ante estos datos, el negacionismo tiene escasa cabida. Solo seis de cada cien encuestados rechaza la existencia del cambio climático, una cifra notablemente inferior a la registrada en el resto del país. Esta cifra se eleva al 10% en el tramo de edad entre 45 y 64 años y las personas de ingresos medio-altos.
Sobre las causas del cambio climático, el 52,4% de los cuestionados considera que la actividad industrial es la que más impacto está generando en el cambio climático, por delante de la deforestación y del uso de los combustibles fósiles. Además, ocho de cada diez piensa que se ha agravado mucho o bastante en los dos últimos años.
Que lo hagan los demás
Identificado el problema y sus causas, llega el momento de las soluciones. Aquí damos un paso atrás pese a que tratamos de reducir el desperdicio de alimentos, nos mostramos dispuestos a utilizar el transporte público y estamos de acuerdo en que hay que aplicar medidas en la dirección de aprovechar mejor el agua, dedicar más recursos a la investigación y al desarrollo de nuevas tecnologías o la reforestación.
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Solo la mitad de los encuestados estaría dispuesto a cambiar sus hábitos de reciclaje, únicamente un tercio variaría su consumo de productos de moda -están en auge las prendas casi de usar y tirar- y uno de cada cuatro variaría el uso que hace de los recursos energéticos. Y ni hablar de tocar las vacaciones. Tan solo el 14,6% muestra predisposición a, por ejemplo, dejar de coger aviones para llegar sus destinos. El uso de las energías renovables también es muy escaso. La causa principal para estas reticencias es el coste económico que conllevan. La mayoría de los encuestados deja la responsabilidad de las medidas a tomar en manos de la Unión Europea (63%), organismos internacionales (62,5%) y del Gobierno central (57,8%), a los que además ven poco implicados.
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