«Al ver el busto de Iván Fandiño, sentí romperme por dentro»
Diego Urdiales - Matador de toros ·
El triunfador de las Corridas Generales de AbonoDos días han transcurrido desde que Diego Urdiales volviera a obrar el milagro del toreo en Vista Alegre. En un tiempo en el que la ... fiesta parece medirse por orejas al peso, el torero riojano volvió a reivindicar el toreo eterno, la tauromaquia de ayer, hoy y siempre.
- El sábado logró su tercera puerta grande en Vista Alegre y el domingo, al igual que en 2015, le designaron triunfador de las Corridas Generales de Abono.
- Siento una felicidad absoluta. Sólo el hecho de reencontrarme con la afición de Vista Alegre, que por su señorío, respeto a los toreros y equilibrio a la hora de ponderar el toreo, es la mejor de España, ya me colmó de alegría. Imagínese después de lo sucedido la tarde del sábado. Todo el mundo sabe que, desde mi primer paseíllo en Vista Alegre, hace ahora diez años, la afición bilbaína me escogió como uno de los suyos. Poder volver a sentirme en su ruedo y a hacer vibrar de esa manera a esa plaza es algo para lo que, sinceramente, no tengo palabras.
- Llegó a Bilbao con el pobre bagaje de dos paseíllos -Arnedo y Alfaro- en el transcurso de la presente temporada. ¿Por qué?
- (Silencio) Porque en la tauromaquia, como en otros muchos ámbitos artísticos y profesionales, prevalecen unos intereses y existen unas tramas con las que ni comulgo ni voy a tragar. A día de hoy, en el toreo, casi todo se hace al revés, a la contra. No sé ni cómo pervive. Tampoco conozco otro modo de defender mi sitio. Prefiero quedarme sentado en mi casa a participar de unos planteamientos diametralmente opuestos a los que yo defiendo. Para vestirme de torero, lo primero que debo de sentir es respeto al toreo, a los valores de la tauromaquia y a mi propia persona, a mi vida.
- ¿No le quedó más remedio que conformarse con un solo paseíllo en las recién finalizadas Corridas Generales?
- Así es. Me sentía muy satisfecho del cartel para el que los gestores de Vista Alegre me contrataron, pero también es cierto que pensaba, y pienso, que había hecho méritos más que suficientes para estar anunciado en dos tardes. Si Dios quiere, será en las Generales del próximo año.
- El sábado compartió terna con Enrique Ponce y El Juli. Como usted, son considerados 'toreros de Bilbao' ¿Se disputaron ustedes el trono del cariño de la villa?
- Los bilbaínos son tan grandes que tienen cariño y sensibilidad para todos los integrantes del escalafón de matadores. Encaré mi actuación con la misma responsabilidad y respeto que afronté cada uno de los quince paseíllos que había realizado con anterioridad en Vista Alegre. No cabe duda de que en el patio de cuadrillas se respiró un ambiente muy especial y que la afición nos esperaba a los tres con los brazos abiertos.
- Algunos compañeros de la crítica le reprochan que arrastre un importante número de partidarios.
- ¿No le he dicho antes que muchas cosas están del revés en el toreo? ¿En qué cabeza cabe que un torero arrastre partidarios a las plazas sea algo negativo?
Con temperamento
- ¿Su primer 'alcurrucén' tuvo muchas incógnitas por despejar?
- Fue un toro con temperamento, que llegó a la muleta con mucho brío, fuerza y poder. No fue fácil de domeñar ni de cogerle el ritmo. Se arrancó a la muleta con mucho ímpetu y transmisión y he de reconocer que me exigió un esfuerzo muy grande. Por embestir recto, y un poquito por dentro, me costó lo suyo empujarlo y que tomara la muleta hasta el final. No me quedó otro remedio de apostar. Así es mi toreo.
- Viendo el comportamiento del toro que completó su lote en los dos primeros tercios de la lidia. ¿Pensó que terminaría rompiendo?
- Tuve serias dudas. En el capote, el toro no terminó de definirse ni de soltarse de las telas. Fue en el inicio de faena cuando comencé a sentir que obedecía a mis toques. La verdad es que fue agradecido; poco a poco me fue dando la información para que yo le ofreciera el trato que consideré oportuno. No tuve más que dejarme llevar, seguir expresándome y ahondar en mi tauromaquia.
- ¿Cuándo pinchó al toro pensó que la puerta grande se cerraba?
- No estaba yo en ese momento para mucho pensar (carcajadas).
- Dicen de usted que es el consentido de Matías González, el presidente de Vista Alegre.
- Pues yo pienso que Matías González es un grandioso aficionado.
- A hombros del costalero, nada más cruzar el umbral de la puerta grande, pidió que le acercaran al busto de Iván Fandiño para besarlo.
- Fue verlo y sentir una emoción enorme. Ya ve, viviendo un momento de absoluta gloria, de una emoción indescriptible, al ver a mi compañero Iván sentí romperme por dentro (silencio). Qué menos que pedir que me acercaran a él para rendirle mi personal homenaje y tributo. Por favor, que nadie olvide a Iván Fandiño.
- ¿El suyo es el triunfo de la tauromaquia clásica, añeja, casi perdida?
- Es mi forma de concebir el toreo. Unas tardes podré ser más o menos fiel a mi tauromaquia, pero no pienso renunciar a mis principios ni tomar atajos ni ponerme nervioso. Algunos pensarán que soy duro de cabeza y… no les falta razón.
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