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Vendimia en Artxanda. ROBERTO ARNAIZ

La buena uva

La meteorología irregular ha reducido casi un 15% la producción de txakoli, aunque las bodegas hablan de una añada de calidad «excelente»

iratxe astui

GERNIKA

Lunes, 1 de octubre 2018, 01:23

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La tierra, el mar y el cielo se han conjugado un año más a favor del txakoli. Es tiempo de vendimia y en las bodegas con denominación de origen Bizkaiko txakolina -cerca de 40 firmas- no hay tiempo que perder en la recogida de los miles de kilos de uva que aportarán la esencia a la nueva añada del caldo característico del País Vasco. Bodegueros y enólogos tiene puestas sus esperanzas en esta última fase de la labranza de la viña en la que la tierra «te regala el fruto de lo que te has 'currado' el resto del año para que todo salga bien, a pesar de los contratiempos y las adversidades del tiempo -dice el responsable de la bodega Gorrondona de Bakio, Andoni Sarratea-. El txakoli exige un duro trabajo y supervisión constante sobre el terreno si quieres salvar la cosecha y cuidar de la calidad del vino».

Las intensas lluvias y el exceso de humedad registrado a lo largo la primavera, que se prolongaron hasta bien entrado el verano, han reducido la producción entre un 10% y un 15% respecto al pasado año. No obstante, los productores garantizan que el txakoli de 2018 será «de excelente calidad». El tiempo soleado desde agosto hasta la fecha y el viento sur que ha soplado durante los últimos días se han encargado de acariciar con mimo las vides y favorecer una maduración de la uva «buenísima», como señalan también desde el Consejo regulador Bizkaiko txakolina.

Los expertos opinan

  • -Virgen de Lorea La bodega sienta sus viñas en la ladera sur de los montes de Otxaran-Zalla. «Ha sido un año complicado», dice el productor Manu Calero debido al exceso de humedad. «Por el contrario, la sequía de estas últimas semanas nos ha venido muy bien para madurar la uva», dice.

  • -Magalarte Fundada en el siglo XIX en Lezama, su responsable, Iñaki Aretxabaleta está «encantado». Con lo que ha caído en primavera no hubiera pensado que salvaríamos de esta manera el fruto. La cosecha va a ser extraordinaria», pronostica.

  • -Mendraka José Luis Gómez Querejeta mima al extremo desde su caserío de Elorrio las parcelas de txakoli que gestiona en familia en las faldas orientadas hacia los montes Anboto y Udalaitz. Afirma que la elaboración de los caldos está en «continua evolución» y destaca «la profesionalidad de las bodegas». Como el resto de bodegueros, destaca que el tiempo «nos ha obligado a estar muy pendientes de las vides y la mayoría ha demostrado estarlo con empeño».

«Ahora no tenemos tiempo para el descanso porque septiembre ha metido el turbo al proceso de maduración», apunta Sarratea. Este hecho ha conllevado que la mayoría de las bodegas vizcaínas hayan tenido que adelantar a esta semana la vendimia, un periodo que podría prolongarse a lo largo de todo el mes de octubre. «Con el tiempo nunca se sabe. A ver si sigue así porque nos favorece para la recogida del fruto», confía en viticultor de Bakio.

De sol a sol

Las jornadas a pie de campo comienzan con las primeras luces del día y no finalizan hasta bien entrada la tarde. «Perdona que te atienda desde el tractor, pero andamos a tope», se disculpaba este fin de semana un trabajador de una bodega mientras se afanaba en recoger la cosecha. En las parcelas, las cuadrillas se organizan y el sol parece rodar ladera abajo para encender de colores los viñedos.

Observado desde lo más alto del arcilloso suelo se aprecian las figuras agachadas de los temporeros. Arrancan el fruto de la vid con el mayor mimo posible y lo depositan en cajas y cubos de plástico para su posterior traslado a los almacenes. «Tiene que llegar lo más entera posible a la bodega. Sin daños», deja claro Sarratea. La labor de recogida requiere sobre todo de «buena espalda» y hay que tener cuidado de no cortarse con las afiladas tijeras «ni a uno mismo ni al compañero». En contra de lo que se piensa, la monotonía en el trabajo hace también su aparición en plena naturaleza. «»En ese sentido, a veces resulta bastante duro por lo que es fundamental que haya buen 'rollito' entre las cuadrillas», aseguran los empleados de Gorrondona. «Se bromea mucho, otros ponen música e incluso surgen piques por quién recolectará más a lo largo del día. Así se hace entretenido».

Despalillar y separar los granos del raspón para su prensa es la fase que sigue a la recolección de los racimos para obtener el mosto del día. Una labor a la que también hay que poner la máxima atención y que se alarga hasta la madrugada en la bodega. Solo cabe esperar ahora unos meses para degustar el producto final que se obtendrá de los dos millones de kilos de uva que dan las 400 hectáreas de viñedo adscritas a Bizkaiko txakolina. El nuevo caldo se prevé con «un puntito más de grado alcohólico, más cuerpo en boca y mayor complejidad», apunta el secretario del Consejo Regulador del Txakoli de Bizkaia, Anton Txapartegi.

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