Bilbao tras la gesta de Elcano

Bilbao, 10 de agosto de 2019. Cinco siglos después de la gesta del aventurero guipuzcoano, la Asociación Vizcaína de Capitanes de la Marina Mercante (AVCMM) rinde homenaje a la figura de Elcano en los muelles del Museo Marítimo de Bilbao. Un mercado renacentista con juglares, artesanos del cuero, queseros, orfebres, magos y gentes de buen hacer y mejor vivir arropa a la flota que parte a las dos de la tarde hasta las aguas del Abra para representar el arranque de la histórica travesía. A su cabeza, corta el viento una histórica embarcación, que sirve hoy de buque escuela de la Escuela de Náutica de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). El 'Saltillo' surca el Nervión. Sus aguas hacen historia.

Muelle Ramón de la Sota, frente al museo, dos horas antes de la partida. El día ha amanecido gris y lluvioso, pero según avanzan las horas el sol se abre paso entre las nubes, cada vez más escasas. Los puestos del mercado medieval asisten al comienzo de una jornada, y ya van dos, de poco movimiento. El 'Saltillo' (1932) recibe sus primeras visitas del día. El público se interesa por su historia y los profesores y estudiantes de la Escuela de Náutica se afanan en dar explicaciones. Los asistentes quieren saberlo todo. «Trabajar con una embarcación como ésta es una responsabilidad añadida. No sólo por su peso histórico, sino porque se trata de una auténtica joya», explica su capitán, el profesor Mikel Lejarza.

La nave, un velero de 25,25 metros de eslora, casco de acero y cubierta de madera de teca, fue adquirido aún sin terminar por un inglés que lo utilizó como vivienda hasta que el español Pedro Galíndez lo adquirió en 1934. Acabó de fabricarlo y lo rebautizó con su nombre actual. En él, llevó a bordo a Juan de Borbón para entrevistarse con el dictador Francisco Franco en un encuentro que tuvo lugar a cinco millas al norte de San Sebastián. El padre del rey emérito lo adquirió con posterioridad y lo utilizó para asistir en 1953 a la coronación de Isabel II. En esa nave, Juan Carlos I conoció a la princesa Sofía de Grecia. Muchos años después, Juan de Borbón adquirió otro barco y el 'Saltillo quedó bajo la gestión de la Escuela de Náutica. «Cada vez hay menos pasión por el mar, pero aún la suficiente como para que 'El Saltillo' siga navegando», se lamentaba la capitana Marta Sancho, que llegó acompañada de su amiga Ana Ortiz.

Dos estudiantes, la vitoriana Irene López y June Madariaga, portugaluja de 19 años, reciben a los visitantes. El mar navega por sus venas. La primera de ellas quedó marcada para siempre con las historias que su abuelo contaba de sus años en un granelero que surcó el Mediterráneo y el Atlántico. «Contaba que en las noches de tormenta, colgaban hamacas para guardar la horizontalidad y poder dormir». El padre de June fue arrantzale y su abuelo, jefe de máquinas. De ellos aprendió «a amar» el mar. «Quisiera capitanear un gasero», se ilusiona.

En el 'puerto' hay una enorme actividad. Eduardo Cortazar, que gobierna la chipironera 'Hego Haize', le cuenta a otro capitán, Manu Martínez, que está siendo una gran temporada de bonito. El presidente de la AVCMM, Javier Zarragoikoetxea, ensalza la proeza de Elcano. «Fue una hazaña mucho mayor que la llegada del Hombre a la Luna, porque salieron a lo desconocido, en cascarones, sin estar monitorizados». Elena Balzoni, una visitante de Gallarta, recuerda a su abuelo, Pacífico Brazaola, uno de los vascos que fueron a la caza de la ballena.

En tierra firme, José Luis García y Mari Pepa García venden hierbas medicinales; el zamorano José Carlos Vara corta unas pulseras de cuero para los niños Zugatz y Luken. El catalán Iván Rovira ofrece a la gente sus quesos; y el mago Oliver deslumbra al público de la feria. Son las dos de la tarde. El siglo XVI navega por el XXI. El 'Saltillo' parte hacia El Abra.