Bilbao abre la puerta a ampliar fachadas para construir terrazas o agrandar los pisos

Lo ha presentado este miércoles el concejal de Vivienda, el socialista Jon Bilbao. Y aunque ahora es la empresa pública Viviendas Municipales quien impulsa la iniciativa, la puerta queda abierta a que den el mismo paso comunidades de propietarios íntegramente privados. «Son cosas que se van a ver en el futuro», vaticina.

De momento lo que se ha presentado es el proyecto para hacer la obra en siete portales que suman un total de 86 viviendas: tres en la calle Txotena (número 12, 14 y 16) y cuatro en Irumineta (24, 26, 28 y 30). La iniciativa ha pasado este martes por junta de gobierno y la próxima semana se aprobará en el pleno municipal, ya que las obras «suponen una alteración del plan urbanístico» y requieren, por lo tanto, «cobertura legal». La justificación para llevarlas a cabo, en este caso, es adaptar los pisos «a la Ley de Vivienda de 2015». Hay que tener en cuenta que los hogares en esta zona, la que sufre unas rentas más bajas de la ciudad, tienen unas dimensiones de «48 metros cuadrados». Muy poco. La obra en ciernes les hará ganar 12 más, es decir, un aumento del 25%.

Lo cierto es que el trabajo a desarrollar va mucho más allá porque ya se están llevando a cabo actuaciones para mejorar la eficiencia energética enmarcados en el programa de rehabilitación Orain Otxar. Y aquí se incluye también esta iniciativa, que con el tiempo se irá extendiendo a distintos barrios de la ciudad.

Según avanzó el concejal, tras la aprobación en el pleno de la próxima semana las obras se sacarán a licitación. Para los siete portales ahora involucrados se maneja un presupuesto de entre seis y ocho millones de euros, se conocerá al detalle en la adjudicación. Y en algo más de un año está previsto que esté terminada la reforma.

¿Cuánto les va a costar a los propietarios? Bilbao asegura que sobre el 75% del coste de construcción será sufragado tanto con ayudas del Gobierno vasco como por fondos Netx Generation (es ahora un buen momento para embarcarse en este tipo de aventuras). El resto debe abonarlo o Viviendas Municipales o el particular.

Esto merece una aclaración. En ninguno de los edificios la propiedad corresponde al cien por cien al Ayuntamiento. Así que las decisiones han sido tomadas de común acuerdo con los propietarios privados, que son minoría («entre un 10% y un 20%, según el portal») pero tienen fuerza. Porque, recordó el concejal, es cada propietario, y no cada piso, el que tiene un voto. Así que el Consistorio vale por uno, aunque disponga del 90% de los inmuebles.

En cualquier caso, sobre un precio medio de «unos 20.000 euros» que le corresponde a cada vivienda en el coste de la obra, quitadas las subvenciones quedará el monto a abonar en unos 5.000. Teniendo en cuenta que las familias de estas zonas son las que tienen una renta más baja de la ciudad, «unos 18.000 euros al año por hogar», desde el Ayuntamiento se han establecido mecanismos de ayuda para activar programas de distintas administraciones que allanen la financiación.

Los 86 pisos mencionados son los que ya tienen acuerdo para llevar adelante la obra. Se está trabajando con otros. El plan, recordó Jon Bilbao, es que se vaya extendiendo por otros barrios y también a edificios íntegramente privados. Eso sí, habrá lugares en los que no se pueda llevar a cabo una obra de esta naturaleza. En Otxarkoaga no es difícil porque «hay mucha distancia entre edificios, están rodeados de jardines», y eso facilita la ocupación de suelo. En otros emplazamientos, por motivos evidentes, eso no es posible. Aunque también avanzó el concejal que a la hora de ganar espacio, ya sea para terrazas o para metros cuadrados de habitación, hay otras técnicas constructivas que, aún siendo más caras, permiten ganar espacio mediante elementos anclados en la fachada.

En cuanto a las obras que están a punto de arrancar en Otxarkoaga, el Ayuntamiento ha llegado a la resolución de que en los pisos de su propiedad la mitad del espacio ganado será utilizado para balcón, y la otra para ampliar habitaciones. Los particulares pueden decidir lo que quieran, pero guardando siempre una coherencia estética con el resto del edificio. Es decir, no puede ser que alguien ahora decida quedarse con una terraza grande porque es más barato, y en un par de años cerrarla de cualquier manera. Habrá de hacerlo manteniendo la uniformidad.