El nuevo mapa fiscal por calles de Bilbao afectará a miles de vecinos
Reduce las categorías de siete a cinco sin haber calculado aún el impacto concreto que tendrán en el bolsillo de los contribuyentes
XABIER GARMENDIA
Miércoles, 9 de octubre 2019
Hay bilbaínos de primera y de segunda. Y esto no es la clásica protesta vecinal en la que se denuncia el agravio comparativo entre ... los diferentes barrios. Lo certifica así el propio Ayuntamiento; al menos, a efectos fiscales. De hecho, hay bilbaínos hasta de séptima en función de la calle en la que vivan o tengan su negocio. Es la clasificación que emplea el área de Hacienda para cobrar cuatro impuestos y tasas locales. Tal diferenciación sirve, por ejemplo, para que un residente de la Gran Vía pague 185 euros al año por la recogida de basuras frente a otro del Camino de Arraiz, que desembolsa solo 44. Es «justicia fiscal».
Lo que ocurre es que esa clasificación se ha quedado obsoleta. Su elaboración data del año 1987, cuando la realidad de Bilbao era bien diferente a la actual. Por recordar, el metro era un mero proyecto sobre el papel, el Guggenheim ni siquiera estaba planteado y tampoco existían barrios como Miribilla. Además, en todo ese tiempo ha cambiado sobremanera una de las bases que se utilizan para el cálculo de los tributos. La Diputación revisó en 2016 los valores catastrales, lo que supuso un incremento medio del 316% en los 310.000 inmuebles de la capital vizcaína.
En fin, que aquel mapa fiscal ha quedado completamente desfasado y, tras 32 años en vigor, ya es hora de actualizarlo. La propuesta inicial del Consistorio plantea reducir las categorías de siete a cinco. «Buscamos el equilibrio adecuado a la configuración actual de la ciudad», puntualiza Marta Ajuria, concejala de Hacienda. La mitad de las 975 vías de Bilbao –no calles enteras, porque algunas están divididas en tramos– quedarán encuadradas en la cuarta o en la quinta, mientras que solo un centenar de ellas ocupará el estamento más alto. Los cambios afectarán a cuatro tributos: el Impuesto de Actividades Económicas (IAE) y las tasas por la recogida de basuras, aperturas de locales y uso privativo del espacio público.
¿Cómo queda ese mapa? En el primer nivel –donde más pagarán esos tributos– están El Ensanche, el Campo Volantín y calles del Casco Viejo como Correo, Bidebarrieta, El Arenal y la plaza del Arriaga. En el segundo aparece la zona al sur de Urquijo y calles principales de Amezola, Miribilla, Casco Viejo, Deusto, Santutxu y Castaños. En el tercero, San Ignacio, Matiko, Uribarri y Begoña. En el cuarto, Irala, Rekalde, Zorroza, La Peña... Y para el último se reservan las zonas industriales, rurales y, tal vez lo más sorprendente, Zorrozaurre. ¿Acaso no se ha tenido en cuenta el futuro de la isla? «Ni siquiera tenemos el trazado final de las calles. Cuando haya esa modificación, la podremos incorporar con agilidad», aclara Begoña Basagoiti, arquitecta de Hacienda.
Estudio sobre su afección
La responsable técnica argumenta que las nuevas categorías responden primero al valor catastral y luego se ponderan a través de otros datos como la cercanía a paradas de transporte público y parques urbanos, y la jerarquía viaria de la calle. Llegados a este punto, ¿en qué se va a traducir todo esto? ¿Quiénes pagarán más y quiénes menos por los cuatro tributos afectados? El Ayuntamiento reconoce públicamente que aún no ha calculado el coste que todos estos cambios tendrán para el bolsillo del contribuyente. «El trabajo lo hemos dividido en dos fases. A partir de ahora vamos a analizar el impacto que tiene la nueva clasificación», confirma Ajuria, quien, en todo caso, hace un llamamiento a la calma.
Aunque todavía no se han fijado las tasas para cada categoría, los cambios en algunas calles sí anticipan incrementos. Por ejemplo, los vecinos de Lehendakari Aguirre a su paso por San Ignacio se deberán rascar más el bolsillo al subir desde el quinto nivel hasta el segundo. Por el contrario, una calle como San Francisco se mantiene en el cuarto estamento, pero al reducirse el total de siete a cinco, es más que probable que sus residentes acaben pagando menos.
La actualización del mapa fiscal, en todo caso, no se aplicará de manera instantánea. A falta del estudio sobre su impacto, los trámites tampoco es que sean sencillos. No en vano, cualquier cambio debe incorporarse a las ordenanzas fiscales, que se suelen aprobar en el pleno municipal de septiembre, aunque el trabajo previo se suele concluir en mayo. Incluso podría darse el caso de que no esté finalizado para poder ratificarse el año que viene, por lo que habría que postergarlo hasta 2021.
Nueva clasificación
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- División en cinco categorías
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Primera: El Ensanche, Abandoibarra, Campo Volantín, El Arenal, Correo, Bidebarrieta y Arriaga.
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Segunda: zona central al sur de Urquijo y las calles principales de Amezola, Miribilla, Casco Viejo, Deusto, Santutxu y Castaños.
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Tercera: San Ignacio, Matiko, Uribarri, Begoña, Juan de Garay y Avenida de las Universidades.
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Cuarta: Irala, San Adrián, Rekalde, Zorroza, La Peña, San Francisco, Bilbao La Vieja y Olabeaga.
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Quinta: áreas industriales, zonas rurales y Zorrozaurre.
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- Tributos a los que afecta
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Impuesto de Actividades Económicas: gravamen aplicado a autónomos y sociedades por actividades empresariales, profesionales o artísticas. Hasta ahora se aplica un coeficiente sobre la cuota que va del 1,05 al 1,70, según la zona.
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Recogida de basuras: tasa trimestral por la actividad de los servicios municipales de limpieza. La cuota progresiva actual va de los 44 euros anuales hasta los 185.
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Uso privativo del espacio público: para la colocación de vallas, andamios y otras ocupaciones. Ahora la ocupación de un metro cuadrado cuesta 10,92 euros en la zona más cara y 0,35 en la más barata.
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Apertura de locales: los negocios pagan una tasa en función del tamaño del local y luego se multiplica desde 0,10 hasta 2 según la zona.
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