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El abandono de la vida rural, sumada a la desaparición del lobo de los montes, favoreció que muchas especies cinegéticas se expandieran en Bizkaia. El ... jabalí, un cerdo salvaje omnívoro con gran capacidad de adaptación, multiplicó por cinco su presencia en nuestros montes en las dos últimas décadas. El corzo, desaparecido hace medio siglo del territorio, regresó con fuerza y la Diputación compensa los daños que produce en las explotaciones desde 2010. Según datos del Departamento de Medio Natural y Agricultura, baserritarras y propietarios forestales realizaron 1.477 reclamaciones en 2023 por daños en sus explotaciones o fincas producidos por ambas especies, mientras que el pasado año las denuncias crecieron hasta las 2.561.
Los cerdos salvajes allanan en mayor número las propiedades ajenas, pero los cérvidos provocan daños más cuantiosos. Así, el jabalí realizó 1.327 «visitas indeseadas» en 2023, que se elevaron a 2.400 el año pasado, – 1.073 más–, lo que supone que las reclamaciones por daños en las explotaciones vizcaínas por parte de jabalíes se han disparado en un 80% en solo un año. Los animales también estuvieron implicados en 115 accidentes de tráfico en 2023, mientras que provocaron 128 en 2024.
La Diputación de Bizkaia publicará en abril, según sus previsiones, el decreto por el que compensará a los baserritarras y propietarios forestales por los daños sufridos. El año pasado, se fijó un importe de 240.000 euros por las pérdidas que provocaron. En el caso de las plantaciones, se indemnizan en mayor medida las que afectan a árboles de más de 15 años. En todos los casos se tiene que haber producido la muerte de la planta. Antes, el importe máximo previsto por la ayuda era de 6.000 euros por hectárea, como en el caso de los viñedos y cultivos hortícolas, aunque los mejor valorados y compensados son los de pimientos de Gernika y guindillas, seguidos por los de cebollas y tomates. En el caso de destrozos en cultivos leñosos por escodadura y ramoneo de los corzos, el importe era de hasta 6.000 para las plantas productoras de frutos. Aun así, los baserritarras que no tuviesen de medidas preventivas ante los ataques de fauna silvestre, como por ejemplo un sistema de cerramiento adecuado, podían ver aminorada la ayuda que les correspondía.
En una comparecencia en Pleno, la diputada de Medio Natural y Agricultura, Arantza Atutxa, puso en valor la labor de los cazadores para alcanzar cierto equilibrio en la población de especies silvestres y paliar los daños a las explotaciones. Explicó que «ya son muy frecuentes las incursiones de los animales en las ciudades», y recordó la entrada de un corzo en una peluquería en Ermua el pasado 24 de octubre. Según expuso y queda recogido en la modificación de la Ley de Caza que promueve el Parlamento vasco, cada vez hay menos aficionados a la caza en Euskadi.
En 2011 había 40.138 licencias activas, mientras que en 2022 eran 31.383, lo que implica un descenso del 22% en menos de diez años. En ocasiones, las batidas también obedecen a motivos de salud pública, porque los jabalíes, además de la triquinosis, pueden transmitir gripe porcina, brucelosis y tuberculosis al ganado y la letal enfermedad de Aujeszky a los perros.
La temporada de caza del jabalí finalizó el último domingo de febrero. En la anterior, la que terminó el mismo mes de 2024, las cuadrillas lograron cobrarse 2.212 piezas, mientras que la Diputación apresó otros 407 animales. Otros 60 se capturaron con arco y en esperas. En total, se dio muerte a 855 ejemplares menos que durante la anterior temporada, y la Diputación confirmó la «ligera tendencia a la baja de la especie». El Parlamento vasco ha empezado a tramitar, precisamante, una modificación de la ley que permitirá a los niños asistir a las batidas como acompañantes, una petición de los cazadores por el escaso relevo generacional. El juntero de Elkarrekin Bizkaia Richar Vaquero criticó que la decisión atenta contra los derechos de la infancia, ya que las administraciones deben evitar que sean expuestos a actividades violentas o que puedan generarles traumas. Y deseó que no se repitan hechos como el acaecido en Deba en 2023, cuando una mujer falleció tras ser alcanzada dentro de su casa por una bala perdida.
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