«El agua en el primer piso llegaba a la rodilla tras inundar el garaje»
El pelotari Alexis Apraiz no olvidará nunca aquel enero de 2018 en que los ríos anegaron Muxika. «El agua entró en mi casa por el ... garaje, inundó el txoko entero y subió hasta la primera planta, donde me llegaba por la rodilla. La casa que salía en los periódicos era la mía. Nos pilló de lleno», recuerda.
Apraiz se impresiona de lo rápido que fue todo cuando echa la mirada atrás. «Estábamos en casa, con los hijos y habíamos quedado para cenar con mis padres y mi hermana. Llevaba lloviendo todo el día y hacia las cinco comenzó a caer mucho. Se fue haciendo una gran balsa delante. Escuchamos ruidos en el garaje y vimos que había entrado algo de agua. Poco después, la puerta reventó y entró en tromba, hasta el techo. Subía el agua por las escaleras, llegó a la cocina y al salón. Intentas salvar lo que puedes pero tienes un minuto. Quitas algo eléctrico, el portátil, pero casi todo se rompió, desde el coche a los electrodomésticos». Aquella noche, «mi mujer y los críos fueron a casa de unos vecinos a dormir» mientras que «mi padre y yo pasamos la noche en casa, achicando y entre una humedad enorme».
Los Bomberos rescataron a conductores atrapados y las corrientes arrastraron vehículos y objetos de grandes dimensiones hasta las vías del tren, cortando el servicio. En aquellos días, muchos dijeron en Muxika que no vivían algo similar «desde las grandes inundaciones» de 1983, un año grabado a fuego en la memoria colectiva de los vizcaínos.
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