Más de 48.000 vehículos vizcaínos no han superado la ITV en lo que va de año

¿Son muchos o pocos? Según los datos que maneja la dirección de Industria del Gobierno vasco, entre enero y septiembre han pasado por las ITV de Arrigorriaga, Trapagaran, Zamudio, Amorebieta y Zalla algo más de 299.000 vehículos, y el 16,1% no han superado los exámenes técnicos. Hablamos de primeras revisiones, no las sucesivas que se hacen para intentar revertir la situación.

El porcentaje de vehículos que tienen una ITV 'desfavorable' -con desperfectos leves- o 'negativa' -problemas graves que llevan directamente a inmovilizar el coche- se han incrementado ligeramente respecto a 2022. Es un 0,6% más, pero lo que preocupa es la tendencia. Los expertos achacan el crecimiento al paulatino envejecimiento del parque automovilístico. No es una cuestión baladí porque cuantos más años tiene un coche menos seguro es, con lo que eso supone para sus ocupantes y los que circulan alrededor.

Y la cosa va a peor. Aunque ni el Instituto Vasco de Estadística ni la Dirección General de Tráfico ofrecen desde hace tiempo datos actualizados sobre la antigüedad de los coches matriculados en Bizkaia, la edad media del parque automovilístico de Euskadi ha llegado en este 2023 a los 14 años según Faconauto, la patronal de concesionarios. Son dos décimas más que el promedio español y bastante más que el europeo (11,5).

Pese a que durante los últimos meses se viene registrando un repunte de matriculaciones, también se da la circunstancia de que tres de cada cuatro coches que se compran en Euskadi son de segunda mano ahora mismo. La incertidumbre económica, el precio del dinero y de los modelos nuevos, y las dudas que suscitan aún los eléctricos e híbridos están llevando a los usuarios a apostar por coches más baratos (y antiguos), aunque vayan a durar menos. Entre una cosa y otra, en una década la edad media del parque automovilístico ha pasado de 10 a 14 años. Eso supone más revisiones de ITV, porque cuanto más viejo es un vehículo más asiduamente debe pasar examen. Este año las estaciones vizcaínas realizan 33.225 inspecciones mensuales frente a las 32.575 de 2022.

Además de la antigüedad existe, otro factor explica el incremento. Pese a las insistentes advertencias de las administraciones sobre la necesidad de contener las emisiones contaminantes y su apuesta por fomentar el uso del transporte público bonificando sus tarifas con dinero público, en Bizkaia hay ahora mismo más turismos y más motos matriculados que nunca. 526.813 y 67.528, respectivamente, según se recoge en la base de datos de la DGT. A esas cifras habría que sumar las de furgonetas, autobuses y camiones para tener el número exacto de los vehículos que deben someterse a la inspección técnica. Son cerca de 700.000.

Portavoces de la dirección de Industria del Gobierno vasco, la que gestiona las ITV, ponen otro argumento sobre la mesa al ser cuestionados por el mayor número de vehículos que no superan las pruebas. Recuerdan el cambio normativo aprobado hace seis años por el Ejecutivo central -el Real Decreto 920/2017- que ha llevado a que las inspecciones sean «más homogéneas». ¿Qué quiere decir esto? Además de elevarse los requisitos, las cuestiones que se dejan a interpretación de los trabajadores de las estaciones han sido limitadas. La lista de fallos está más protocolizada.

El manual de procedimiento de las ITV se actualiza con cierta asiduidad. Pero si ha habido recientemente una actualización importante esa fue la de junio de 2021. Desde entonces son varios los defectos que han pasado de ser catalogados como leves a graves. No es un matiz cualquiera, porque tener uno de los segundos impide superar la inspección. A esta lista se han añadido, por ejemplo, el fallo en el funcionamiento del sistema de frenada ABS y tener un retrovisor mal sujeto. También los fallos severos en la carrocería. La presencia de óxido o corrosión ya no es solo una cuestión estética, puede ser motivo de suspenso.

Con todo, la cuestión que provoca más ITV negativas es la iluminación. A falta de que se cierre el balance de 2023, el año pasado casi cuatro de cada diez suspensos registrados en las estaciones del territorio se debieron a bombillas fundidas. Los problemas con la transmisión del motor (13%), el desgaste de neumáticos (12%) y el exceso de emisiones contaminantes (6%) son otras razones recurrentes.