Caravanas en venta y tráilers destrozados se adueñan de Ugaldebieta
Trabajadores y usuarios del área de Ugaldebieta critican la prolongada presencia de estos vehículos en aparente estado de abandono
sergio llamas
Domingo, 6 de septiembre 2015, 22:29
Con 40.000 metros cuadrados a cada uno de los lados de la A-8, el área de servicio y descanso de Ugaldebieta es una ... de las estaciones de paso más significativas de Bizkaia, y constituye una de las puertas de entrada al Gran Bilbao por carretera. Sin embargo, para varios vehículos este rincón de Abanto parece haberse convertido en una parada final. Caravanas, furgonetas, remolques y hasta camiones son apartados cada año a esta zona ocupando las plazas de parking diseñadas para trabajadores y usuarios.
Esta situación ha creado un curioso ecosistema en el que caravanas, furgonetas y turismos con carteles de Se vende se colocan a la entrada de la zona de restauración, compitiendo por los lugares más visibles, mientras que los más envejecidos, en aparente estado de abandono, acumulan óxido y basura camuflados en la parte trasera. Se trata de una circunstancia que ocurre, sobre todo, en el área ubicada en dirección a Bilbao, no así tanto en la que se encuentra sentido Santander. Allí no faltan los vehículos con las ruedas desinfladas, y en uno de los camiones, además, es llamativa la presencia de bolsas de basura, botellas y residuos de distinto tipo.
«Ese camión desmontado lleva años ahí», advierten los trabajadores del área de servicio, donde confluyen una gasolinera, un restaurante con tienda, un túnel de lavado para vehículos pesados, y una zona de duchas, entre otras comodidades. Según afirman, la situación se agrava en invierno, cuando no hay ferias en el entorno de Bilbao. «Entonces igual te encuentras 15 caravanas aparcadas», apuntan.
Así las cosas, los trabajadores ya han alertado en más de una ocasión a la Policía local y a la Ertzaintza. «Nos hemos quejado porque trabajamos aquí y no tenemos aparcamiento, y lo mismo le ocurre a los camioneros que quieren descansar, porque a veces la gente tiene que dejar los coches en las plazas reservadas para ellos», lamentan.
Aunque habitualmente los ayuntamiento pueden regular este tipo de estacionamientos prolongados, como ocurre principalmente en el caso de las autocaravanas, en el Consistorio de Abanto puntualizan que la estación de servicio no es de competencia municipal. «No se trata de una vía urbana, por lo que no podemos intervenir ahí. Cuando recibimos alguna queja relacionada con este sitio se la trasladamos a la Ertzaintza», afirman.
De hecho, en última instancia, el terreno pertenece a la Diputación, que lo explota través de la sociedad pública Azpiegiturak. No obstante, los responsables forales remarcan que su gestión está concedida a una UTE liderada por el grupo Repsol. «Es la empresa la que tiene que velar porque se cumplan allí las condiciones de limpieza y seguridad», afirman, y añaden que, hasta el momento, no se han recibido «quejas formales» sobre esta materia; únicamente de tipo verbal.
De la misma manera, los portavoces de Repsol aseguran que no han recibido quejas por esta cuestión, ni a través del área de atención al cliente, ni por ninguna otra vía. No obstante, son conscientes de la problemática que se vive en esta zona, que se produce fundamentalmente en vías de gran afluencia, y que no son de peaje, cercanas a grandes núcleos de población. «Lo que ocurre es que estacionar ahí es legal siempre que el vehículo tenga una matrícula y la Ertzaintza no considera que supone un peligro. No es legal que esté más de un año ahí parado, pero tienes que poder demostrar que ha estado ahí todo ese tiempo», puntualizan.
En la compañía Repsol reconocieron que las empresas que prestan sus servicios en esta área son las principales afectadas por la falta de aparcamientos que esta práctica provoca, así como por la imagen negativa que puedan aportar. También explicaron que cada vez es más frecuente que dos conocidos o compañeros de trabajo coincidan en una zona de este tipo para dejar uno de sus vehículos y continuar el viaje juntos. «Es algo habitual desde hace años. Son zonas públicas donde la gente puede estar», zanjan.
Incendio en 2009
El problema no es nuevo. En enero de 2009 un voraz incendio, aparentemente desatado en la cocina del área de servicio, destruyó el restaurante, que reabrió dos años más tarde con un nuevo Cafestore de 450 metros cuadrados. Los daños ascendieron a un millón de euros. Cuando se originó el fuego, fueron varios los propietarios que tuvieron que acudir a la estación para rescatar sus vehículos. Entonces, salvo alguna luna, no sufrieron daños.
Lo mismo ocurre con la venta ambulante de vehículos. «Si es entre particulares es legal, y nosotros no podemos estar vigilando cómo se produce», se reafirman los portavoces de Repsol. Este es un problema que conocen bien en FACONAUTO, la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción. Sus responsables insisten en que su auge se produjo durante el peor momento de la crisis económica, cuando más creció la demanda de coche usado. «La gente se busca la vida», razonan, aunque aseguran que en estos casos «el principal damnificado es el comprador porque lo hace sin ningún tipo de garantía, y la Hacienda Pública cuando no se pagan impuestos».
En FACONAUTO señalaron además que el estacionamiento de vehículos a la venta no es la única práctica habitual en este tipo de espacios. «También se da otro fenómeno: el de las personas que realizan reparaciones en estos aparcamientos sin ningún tipo de formación», inciden. La venta ambulante de vehículos vivió uno de sus momentos más intensos hace diez años. Entonces los concesionarios denunciaban que la venta pirata en parkings comerciales suponía unos 2.500 coches al año.
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