El RETAbet se hace con la metralleta de John Jenkins

El escolta de Nashville ha tratado de encontrar acomodo en la que hubiera sido su sexta franquicia en la NBA (estuvo en los Hawks, Mavericks, Suns, Knicks y Wizards). Siempre ha sido su prioridad desde que le convencieron para prescindir de su último año universitario en Vanderbilt ante la posibilidad de ser reclutado para la meca del basket. Atlanta le firmó un contrato por tres temporadas que amplió a una cuarta. Una lesión que le obligó a pasar por el quirófano trastocó todos sus planes y de pelear por el puesto con otro triplista confeso como Kyle Korver pasó a ir de puerta en puerta, asumiendo el peaje de jugar en filiales de la liga de desarrollo sin ser capaz de echar raíces.

Cuando ha tenido ocasión de demostrarlo su metralleta sigue sonando metálica, redonda, sin encasquillarse. Tras efímeros pasos por Washington y Nueva York aceptó probar fortuna por segunda vez fuera de su país el año pasado en China (Jiangsu Dragons) e Israel (Hapoel Eilat). Su primera experiencia en el extranjero fue la que le trajo a Burgos, donde coincidió con sus de nuevo inminentes compañeros Goran Huskic y Felipe dos Anjos. En aquel grupo también estaban Thomas Schreiner y Edu Martínez. En el Coliseum burgalés promedio en 22 minutos 12'7 puntos, con un rango de tiro del 35 por ciento desde la línea mágica, 53 en tiros de dos y casi un 96 desde la línea de castigo.

Pero su rastro más reciente sólo tiene un mes. El 29 de noviembre y 1 de diciembre fue titular en los dos partidos que la selección de Estados Unidos disputó en la ventana FIBA del AmeriCup ante Bahamas (99-59) y México (94-78) en el Indiana Convention Center. El USA Team no incluyó estrellas de la NBA y confeccionó un potente equipo con jugadores de sus ligas de desarrollo. El nuevo hombre de negro contó con plena confianza de Mike Fratello y contestó con un global de 28 puntos, 32 de valoración y 8 de 14 en triples (4 de 6 en cada encuentro).

Un scouting de urgencia refiere a un Jenkins jugón, con una gran facilidad para activar su mecanismo de tiro. Una de sus virtudes es la capacidad para tener momentos dulces. Uno de esos escoltas que, no solo tirando de lejos, puede aportar una tacada para romper un partido o recuperar al grupo de un atasco general. Y huelga decir que Mumbrú tendrá en él a un jugador apto para jugarse los balones calientes de final de partido. Tal como ordena sus piezas el técnico catalán, el norteamericano podría compartir minutos en pista con Jaylon Brown y un base cuando el sistema necesita de tres 'pequeños'. Mide 1,93, en marzo de 2021 cumplirá 30 años y el compromiso según fuentes cercanas al jugador es por dos meses con una posible prórroga hasta final de temporada.

Ocupada la plaza de americano libre con John Jenkins, la búsqueda del pívot restante limitará notablemente su radio de acción. La idea es que el jugador supere los test de coronavirus, viaje desde Estados Unidos y esté operativo para jugar la próxima jornada a domicilio ante el Fuenlabrada.