Así construye el Bilbao Basket su plantilla

«No empezamos al acabar la temporada, sino que durante la misma pensamos en la plantilla del año siguiente. Detectamos las necesidades, dónde puede haber cambios, valoramos el rendimiento de los jugadores -'este está por debajo' o 'este lo ha hecho tan bien que será difícil retenerle, pero lo intentaremos y le pondremos el caramelo'-, monitorizamos las posibles incorporaciones y nos preparamos para reaccionar si alguien se va. Contamos con jugadores cotizados no solo en la ACB sino también a nivel internacional. Pasó con Lammers, Brown, Delgado, Balvin... No nos frustra. Lo asumimos y trabajamos en sus relevos».

«Lo normal es esperar hasta el final de la temporada para comunicar las bajas a los jugadores. Decir a alguien que no cuentas con él en plena competición puede ser contraproducente. Son profesionales y no bajarán su rendimiento porque necesitan hacerlo bien para asegurarse el próximo contrato, pero son personas y hay que cuidarles. Jugar con la presión de 'no me quieren' no es bueno. A veces resulta duro transmitirlo. Empatizas, compartes muchas horas. ¿La baja que más me ha dolido? La de Rafa Martínez. Se había hecho querer. Se la comunicamos Álex Mumbrú y yo en la burbuja de Valencia. Nos costó. Pero están acostumbrados a hacer las maletas, y cuando les ofrecen un mejor contrato son ellos los que se marchan».

«Es una de las primeras acciones que acometemos. Sabemos a quién queremos y se lo transmitimos. Acostumbramos a ponerles una fecha límite porque no tenemos que convencerles de nada. Saben dónde están, conocen el club y la ciudad y lo bien que se vive y trabaja aquí. Les instamos a que se decidan más o menos rápido porque de lo contrario debemos movernos en el mercado. Conocen la realidad del equipo y lo que les podemos ofrecer. A veces aguantamos más o menos si estamos muy interesados, pero por norma generales les exigimos que nos digan algo pronto».

«Definir el perfil de los jugadores que queremos incorporar es clave. Buscamos el equilibrio entre las posiciones y en esta tarea involucramos a Javi Salgado y a Sergio García, miembros del cuerpo técnico. Tenemos claro lo que queremos y los objetivos marcados, aunque a veces debemos ser flexibles. Hay jugadores que a priori no encajan en tu molde, pero disponen de otras virtudes que terminan por convencernos. Al igual que en el caso de las renovaciones, les damos un plazo pero somos más laxos. Podemos aguantar bastante si alguien nos gusta mucho. Otro factor importante son los cupos -hacen falta cuatro en la ACB-. Es algo que tenemos muy en cuenta y trabajamos con ello anticipándonos para resolverlo sin prisas ni agobios».

«Son muchos los jugadores que seguimos, estudiamos y monitorizamos. No se pueden cuantificar. Al final nos quedamos con un pequeña selección, los objetivos principales para cada puesto. Dedico los lunes y los martes a analizar las estadísticas de la ACB y de las otras competiciones europeas y mundiales. De ahí acaban saliendo los nombres que nos interesan y con ellos confecciono la base de datos. Uso las páginas Eurobasket, RealGM y la plataforma InStat, entre otras, donde veo a los jugadores en acción. Dispongo de partidos completos, de acciones concretas, tanto defensivas como ofensivas, analizo cómo defienden el pick&roll o en el poste bajo, o cómo se desenvuelven en el uno contra uno. Estudio sus situaciones de ataque, me fijo en cómo anotan y la manera en la que consiguen los puntos, en su capacidad anotadora. Con todo ello completo el análisis deportivo».

«Más allá del perfil del jugador en la cancha, una vez estudiado y elevado a la categoría de objetivo, queremos saber cómo es fuera de ella. Necesitamos información extra, personal, y para ello hablamos con otros directores deportivos, entrenadores y jugadores que conocen a la persona. Queremos saber cómo es a la hora de entrenar, en el día a día, su carácter. Buscamos fichar a profesionales que no generen problemas en el vestuario. Estamos contentos con el porcentaje de acierto. El ambiente suele ser bueno entre el cuerpo técnico y la plantilla. Con esto conseguimos un mejor rendimiento. Incluso a veces el entrenador habla antes con el jugador o son ellos los que piden hacerlo para que se les explique su rol en el equipo».

«Para cada puesto tenemos asignados a cinco candidatos. Hecho todo el trabajo anterior, la relación de nombres está confeccionada con las preferencias jerarquizadas. Ahora bien, pueden fallar todos y hay que tirar de la lista. De todos modos, intentamos ir a por los jugadores que creemos que nos dirán que sí. También es posible que se produzcan movimientos en otras posiciones que nos hagan cambiar de opinión y apostemos por alguien que no figura entre los cinco iniciales. A veces acaba por encajar mejor el sexto que el segundo».

«Tenemos el dinero asignado por puestos, lo que vamos a invertir en los jugadores. Somos flexibles -quitar un poco de un lado para compensar en el otro-, pero siempre debe haber un equilibrio. Es impensable destinar el 40% del presupuesto en una posición. Hay puestos que por su naturaleza son más caros, como el del pívot. El centímetro y el kilo de un 'cinco' cuesta dinero. Son pocos y todos nos pegamos por ellos. Otro puesto importante en el que tratamos de hacer una buena inversión es el de base. Es clave en el juego. El uno puro está en vías de extinción. Ahora bien, no queremos que haya distorsiones entre los que se gasta entre una y otra posición.

«Trabajamos con todos los agentes y agencias. No cerramos las puertas a nadie y tampoco queremos que nos las cierren. Tenemos buena relación. Una vez definidas las prioridades y los perfiles de los jugadores que queremos, nos ponemos en contacto con ellos. Hay agentes amables y otros que son negociadores durísimos. Saben que tratan con el Bilbao Basket, que somos serios y que cumplimos con nuestros compromisos, pero también que no nos salimos de nuestro presupuesto. Eso lo tienen claro desde el minuto uno».

«Cuando hacemos una oferta estamos al límite de lo que podemos pagar. No nos gusta regatear ni ofrecer menos de lo que creemos que merece un jugador. Planteamos lo que vale para nosotros y lo que estamos en condiciones de abonar. Si encaja, perfecto, y entonces cerramos la operación; si no, vamos a por otro. No mareamos la perdiz. Ellos lo saben, los agentes y los jugadores; saben que lo que ofrecemos está cerca de nuestro máximo. Y así trabajamos».