Pierriá Henry y el frenesí
El base estadounidense plasma su estilo impetuoso a los mandos de un Baskonia propenso a la aceleración en ataque y, en ocasiones, al caos
No hay duda de que el Baskonia se encuentra todavía lejos de alcanzar la consistencia competitiva deseada tanto por Velimir Perasovic como por el propio ... club. El proceso de maduración tiene su correspondiente ración de espaldarazos positivos y coscorrones, con la Euroliga como principal territorio de examen. Lo que queda claro es que el conjunto azulgrana es el reflejo de sus jugadores y del ideario de su entrenador. En este punto, sus rasgos de carácter ya asoman con toda claridad. El brío y la velocidad antes que la pausa; la impetuosidad de alto voltaje y cierta predisposición al caos que en ocasiones atormenta al rival pero también puede convertirse en un riesgo para el propio Baskonia.
Pocos baloncestistas encarnan semejantes rasgos de personalidad como Pierriá Henry. Con un estilo de bote heterodoxo que en ocasiones da una apariencia de descoordinación, capaz de usar el cuerpo para sacar ventajas a ambos lados de la cancha, dueño de un tiro triple de acierto fluctuante y potente en sus penetraciones. Tiene más de dinamitero que de director, aunque bien sabe que el equilibrio siempre ayuda. En el primero de sus tres años de contrato azulgrana, el base de South Charleston se asienta como jugador de referencia en el puesto. La carrera es larga, aunque en el momento presente da la impresión de que Henry cuenta con un grado ligeramente superior de confianza que Luca Vildoza a ojos de Velimir Perasovic. Las prioridades pueden cambiar y es conveniente no olvidar que la coincidencia en cancha de ambos jugadores sigue siendo un recurso muy utilizado por el técnico croata.
Las maneras del jugador de Charleston se emparentan con las de Vildoza, con la fogosidad por bandera
En números
Sin tercer director
El reciente choque perdido en la cancha del Armani Milán ilustra el peso de Henry en el juego azulgrana. Su presencia se hace notar en las postrimerías del primer cuarto y en el arranque del segundo. Bajo su mando, el Baskonia orquesta su mejor juego y alcanza su mayor diferencia en el marcador (17-26, minuto 13). Capaz de resolver imposibles con el balón, también parece inverosímil la manera en la que se daña el tobillo, sin contacto aparente ni con nada ni con nadie. El caso es que su marcha al banquillo prologa la pérdida de la ventaja azulgrana. Henry volvería en el tercer cuarto para dar apoyo a un Vildoza demasiado solo e inestable a los mandos durante un intervalo del partido en el que se echó de menos un tercer base, esa pieza que, hablamos de Granger, permaneció sana solo durante los dos primeros minutos de la temporada.
La noche milanesa acabaría mal. El Baskonia encajó su cuarta derrota en la presente Euroliga y alcanzó su tope de pérdidas de balón (19) desde el inicio de curso. El dato arroja luz sobre lo inestable del juego de ataque de un Baskonia que podría tener en Stauskas al exterior con más criterio en la descongestión de juego. Es un apartado a mejorar para Vildoza y Henry, una pareja de bases de altas capacidades defensivas, confortables en las cadencias aceleradas de juego, pero en ocasiones indecisos o poco reflexivos en media cancha. Más allá de imperfecciones, ambos son los jugadores con mejor productividad de la escuadra azulgrana en la Euroliga tras Tornike Shengelia. El capitán promedia 21,3 de valoración, el estadounidense firma 12,1 y el estadounidense 10,6. Henry es el segundo máximo anotador del equipo (10 puntos por partido). Su capacidad realizadora venía de serie junto a un estilo frenético y dinámico que puede hipnotizar y desesperar a partes iguales.
El dato
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19 fueron las pérdidas del Baskonia en Milán, tope negativo del equipo desde el inicio de la Euroliga 2019-2020.
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