Una nueva identidad como equipo
Bienvenido de nuevo Coach Spahija. Ojalá nos encontremos en alguna de nuestras calles y el tiempo nos permita tomar un café y hablar de este ... bendito deporte. Que nos preguntemos por qué a veces los movimientos de los jugadores no se sincronizan mejor, de qué hacer para generar más ventajas desde los pases o cómo ayudar en distancias lejanas. Tiene el baloncesto tantos recovecos que deseo que el tiempo sea cómplice de esta conversación.
Mientras, asumamos una certeza: aún estamos en Noviembre. Todavía hay tiempo para enmendar unos resultados que nos han abofeteado con crudeza. Las expectativas, anheladas a veces, situaron a esta plantilla en un escalón que no se ha alcanzado ni de lejos. Creíamos que este renovado proyecto podría mantener el nivel que siempre ha tenido en ACB y en Euroliga; y la realidad nos deja que bien por los siempre olvidados rivales, y sobre todo por nosotros mismos, estamos lejos de esos resultados que imaginábamos.
Como bien sabe, en el deporte profesional lo importante siempre es la búsqueda de la siguiente victoria en el próximo partido. En otras condiciones, hablaría de su próximo rival, el Crvena Zvezda, pero ahora mismo es preferible hablar de nosotros mismos, del Baskonia. Quizá tengamos que hacer primero nuestros deberes antes de ir al examen. Permítame unos pequeños apuntes sobre posibles mejoras, desde mi humilde opinión como observador y analista tras ver todos los partidos de su equipo.
Somos un equipo dinámico por las características físicas de nuestros jugadores, donde el ritmo y la velocidad deberían ser nuestra seña de identidad. Hasta ahora el equipo se mostraba espeso en su elaboración, sin apenas puntos en transición y con un 5x5 donde apenas había situaciones de juego sin balón, que ralentizaba nuestro ritmo en ataque y por tanto facilitaba la defensa del rival. Entiendo que con un mayor movimiento y circulación de balón y jugadores para asociarse en el juego, permitiría encontrar mejores tiros y evitaría las numerosas pérdidas que comete el equipo.
Junto a ello, la generación de espacios tan necesaria para este estilo. Tenemos jugadores que necesitan espacio para sacar su talento individual, en especial nuestros bases Baldwin y Granger. Al no haber espacios liberados, se abusa del bote en el 1x1 y de ahí que cueste generar ventajas en ataque, para sí mismos o para el resto de compañeros. Algunos de los afectados son Giedraitis, lejos del mejor jugador que conocemos, Marinkovic con escasas opciones de tirar con ventaja e incluso nuestros postes en las continuaciones interiores del juego. Somos uno de los equipos con menor índice de asistencias/partido.
Para desarrollar el talento en ataque, el equipo necesita dominar desde la defensa. El equipo tiene un par de problemas: falta intensidad en el 1x1 y en la línea de pase, que justo evita ser rebasados y debería, dada la movilidad, ser más agresivos para arriesgar más y provocar errores al rival. Si somos dinámicos las ayudas deberían llegar antes y finalmente comprender como colectivo que el rebote es causa común y no únicamente de quien «esté más cerca».
Finalmente hay que encontrar esa identidad que aúne a todo el colectivo. Esa palabra que nos recrea leer y escuchar: Equipo. La agresividad, el carácter, la actitud son aspectos individuales pero también del grupo. Todos los equipos, todos, se muestran agresivos y con carácter. Pero si algo puede diferenciar a este grupo es su juego colectivo: que se busquen entre sí, que sean generosos en el juego con el resto y así encontrarán siempre el mejor tiro para el equipo. Esa será la demostración de que si, primero el juego se alinea con la actitud, da como resultado un equipo más competitivo y pueda por fin encontrar los resultados que creemos y esperamos, seguro que como usted también Coach Spahija. Buena suerte.
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