El cambio de ciclo que no llegó
Posiblemente el final de temporada no comenzó este pasado sábado sino mucho antes. Quizá en aquellos partidos de la primera fase donde el equipo consideró más importante la Euroliga que la ACB
juanjo brizuela
Lunes, 2 de junio 2014, 07:28
Cuando una persona se encuentra mal, posiblemente no haya una única causa. Las heridas provocan un dolor que va más allá de lo físico para pasar el umbral de lo emocional; el agotamiento físico se une a la tensión mental de cada día. Una causa se une a otra y a otra y provoca irremediablemente una respuesta única: estoy mal. ¿Por qué? Estoy mal.
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Posiblemente el final de esta temporada 2013-14 del Laboral Kutxa no comenzó este pasado sábado tras el 0-2 contra el FC Barcelona, sino mucho antes. Quizá en aquellos partidos de la primera fase donde el equipo consideró más importante centrarse en la Euroliga y utilizar la ACB como banco de pruebas. Es posible que fuera también por las obligadas rotaciones de aquellos días, cuando había muchos jugadores que necesitaban minutos para adquirir el ritmo de competición y cuyo concurso, en algún caso, mermaba las prestaciones del grupo. Quizá, en tercer lugar, en aquellos partidos donde el tiempo de preparación era tan escaso que al equipo le costaba superar al contrario incluso mentalmente. O quizá en esas defensas en zona que se alargaban y alargaban, y que se convirtieron en un hábito en lugar de un recurso. Una vez visto todo ello, y con la perspectiva del tiempo, posiblemente, la temporada empezó a acabarse en aquellos días.
Hace casi un año, en este mismo espacio, proclamábamos un cambio de ciclo que se iniciaba con la llegada de Sergio Scariolo al banquillo del Baskonia. Una nueva etapa donde éramos conscientes de que si algo se debía recuperar era el baloncesto, más allá del anhelado carácter emocional de este equipo en temporadas pasadas. Scariolo heredaba una plantilla joven y prometedora que debía mejorar, con algunos puntales de experiencia contrastada en sus filas, para lograr de nuevo competir en lo más alto tanto en ACB como en Euroliga. Ese cambio de ciclo no sólo no se ha producido sino que el equipo ha mantenido el mismo estado plano de los últimos años. Y no solo eso, sino que se ha agravado con una sensación aún más triste en los aficionados y posiblemente lleno de dudas en los estamentos del club: ¿Qué está pasando? ¿hacia dónde hemos de ir?
En una temporada clave, cuanto más se necesitaba recuperar el juego del baloncesto y el estado social de ánimo de la hinchada desde lo que ocurre en la cancha, ha sido cuando más nos hemos referido a lo extra-deportivo: la mediática llegada de Lamar Odom, las tempranas referencias al futuro del equipo y del club sintetizadas bajo esa idea de la refundación y la próxima ampliación de capital han eclipsado la auténtica realidad de este equipo: el resultado final de cada partido. Cuanto más se hablaba de todo ello, más silencios se producían en las gradas del enorme Buesa Arena. Resulta paradógico que este año sea recordado por la búsqueda de una identidad del club por encima de la del equipo, y como los resultados mandan, éstos nos muestran cruelmente que la temporada ha sido mediocre, rozando justo el suficiente y para muchos el suspenso, prácticamente desde la primera jornada en ACB, frente al Herbalife Gran Canaria, donde ya se produjeron las primeras muestras de descontento en la afición.
Resulta curioso también que el equipo construido sobre la espina dorsal de Heurtel-Nocioni-Pleiss ha visto cómo llegó a practicar el mejor baloncesto del año mientras el bastión principal de este equipo, por su juego y carácter, Nocioni, se encontraba lesionado. En aquel momento, el equipo se superó a sí mismo e imprimió una muesca de optimismo en todos sus seguidores. La llegada del Chapu podría suponer ese plus necesario para lograr el inicial objetivo de la temporada, pero no fue así. Quizá por el sobreesfuerzo de esas semanas, quizá también porque la temporada avanzaba en días y en nivel de exigencia, el equipo fue languideciendo salvo contadas ocasiones con excepcionales ramalazos de juego, eso sí con Nocioni siempre en cabeza y enarbolando el estilo que se andaba buscando. Pleiss llegó a dominar las zonas partido tras partido; Heurtel lideraba el apartado de asistencias añadiendo además su descaro y osadía en muchos momentos que lo aupaba o descendía al nivel de la alegría o hasta la desesperación. Mientras Causeur se recuperaba de su lesión, Jelinek tomaba las riendas del juego exterior que perdió definitivamente hasta su ostracismo en el tramo final de esta temporada, sin saber muy bien por qué. San Emeterio y Hanga mostraban día tras día el por qué de la importancia de la posición de un 3 que equilibre el juego del equipo, pero que apenas lograron conseguir. Hamilton y Mainoldi, aparecieron y desaparecieron al mismo tiempo bien por las lesiones, bien por su inconsistencia en el juego, mayoritariamente de cara al aro donde el bajo acierto les ha juzgado duramente.
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Existenciales dudas
Hodge, Van Oostrum, Poeta y Renfroe se han convertido en los estandartes de las existenciales dudas por las que ha pasado el Laboral Kutxa: ¿Ritmo lento o rápido? ¿Experiencia o juventud? ¿Tiro o asistencia? ¿1x1 o buscar el primer paso? ¿Defensa presionante o defensa por espacios? Ninguno ha logrado superar la prueba del segundo base del equipo pero no por sus méritos sino quizá por la indefinición de su rol. Y Diop ha animado a la parroquia azulgrana al ver que quizá en un futuro pueda convertirse en una pieza importante bajo el aro.
La dura realidad es que recién inaugurado el mes de Junio, el Laboral Kutxa ya se encuentra de vacaciones competitivas. Se acabó. Y con un verano mundialista de por medio, surgen desde ya mismo dudas y preguntas sin respuesta sobre el futuro del equipo en particular y del club en general. Estructura de club, dimensión y mercados futuros. Entrenador, plantilla y capacidad competitiva. Las bases de todo el proyecto deportivo en profunda reflexión y, posiblemente, en profunda reestructuración. Cuando el cambio de ciclo debió de haberse producido con anterioridad, es en este momento cuando parece que se va a producir. Ojalá no sea tarde. Mientras tanto seguiremos el final de la Liga ACB pensando en por qué el Laboral Kutxa no está ahí y qué hay que hacer para volver a disputarla de nuevo.
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