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Por momentos magnífico. Con tramos repletos de detalles y virtudes ofensivas de un equipo al que le cuesta anotar. El Baskonia sigue mejorando en el ... lanzamiento y en la circulación de balón como exhibió ante el Fenerbahce, pero volvió a conceder en exceso en la defensa de la línea exterior. Fueron 18 triples anotados por el Bayern, un equipo inspirado, con la mecha corta y el acierto de su lado cuando se trataba de jugársela a cara o cruz desde más allá del 6,75. Pero también cómodo ante un cuadro azulgrana desbordado a partir del minuto 27, cuando ganaba 56-61, y contaba con una soberbia actuación individual de Chima Moneke.
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El nigeriano fue el referente ofensivo del Baskonia en sus dos mejores tramos de partido. En el inicio del segundo cuarto, colocó el 23-31 después de una retahíla de triples, penetraciones y brega reboteadora con la que se fue al descanso con una estadística casi inmejorable. Con 17 puntos y 8 rebotes, hizo olvidar su mala entrada en el partido. Devin Booker se aprovechó de su tibieza defensiva para empezar su particular duelo anotador. Laso lo detectó rápido, con una pequeña dosis de banquillo para el nigeriano a cambio de un Raieste esta vez más efectivo en ataque (dos triples) que en defensa (no pudo frenar a Edwards en el tercer cuarto).
Moneke mejoró aún más sus prestaciones a la vuelta de vestuarios. Con dos triples más se redimió de un principio de temporada muy inconsistente en el tiro. Acabó con un doble-doble y 31 créditos de valoración final. Ha sido el mejor azulgrana en siete de las ocho derrotas de la Euroliga. Solo no lo fue en El Pireo, cuando tuvo una rotación secundaria (15 minutos).
El Baskonia se volvió a sentir iluminado por el ardor triplista pero sigue sin encontrar el antídoto contra ese mismo veneno. El Bayern rayó todo el encuentro con un acierto en triples (18 de 30 y 60%) que ni los Warriors de 2016. Le entraban más fácil que los mates. Booker estrelló tres contra el aro. «He fallado las más fáciles y he metido en las difíciles», decía un extrañado y sonriente pívot norteamericano.
«Tampoco somos tan desastre comparado con otros equipos», defendía Laso el martes sobre la defensa triplista. «Pero sí debemos mejorar ahí. Tenemos algunos jugadores que están contentos con estar bien posicionados y hay veces que hay que hacer un poco más», demandó. Rogkavopoulos volvió a aumentar la intensidad defensiva del equipo desde que puso un pie en la cancha. Pero apenas hay resistencia posible ante un Carsen Edwards al que no hubo manera de meter mano. El escolta tejano replicó las muchas actuaciones efervescentes de Markus Howard el año pasado ante una defensa que necesita mucha más consistencia en el repliegue para dejar de encajar medias de puntos por encima de los 90.
Fue el conjunto azulgrana un equipo bipolar, otra noche más a lo doctor Jekyll y Mister Hyde. Con versiones de sí tan alejadas como los gustos musicales de un padre y un hijo. El demoledor parcial de 16-0 entre el final del tercer cuarto y el inicio del primero, sin ningún tiempo muerto de por medio, volvió a condenar a un bloque esta vez sí diligente y esforzado. Pero que apenas utilizó el juego interior. Las 16 canastas de dos fueron la cifra más baja de lo que va de curso europeo. Encomendado de nuevo a un cuerpo a cuerpo triplista del que salió perdedor.
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