Los prejuicios de la NBA ayudan a disfrutar al Buesa
Howard y sus 1,78 metros de estatura ejecutan otra exhibición anotadora con la que elBaskonia enmascara los desperfectos interiores
Vivimos tiempos convulsos en los que la gente va al supermercado en pantalón corto y compra turrón. En los que un jugador anota 19 puntos ... en 8 minutos y 46 segundos y su equipo se va perdiendo de cinco al descanso (42-47). Aunque al final se impuso la lógica. Por lo menos anoche, en el interior del Buesa Arena. Markus Howard, con 30 puntos de bandera y 7 triples (58%), se volvió a ganar todos los aplausos. Cuando tenía toda la temporada para convertirse en el nuevo ídolo de la afición ha decidido completar todo el rosco sin dar ni una vez 'pasapalabra'.
El estadounidense es un jugador NBA. Al menos el peso de su calidad. Con 70 partidos de experiencia en los Nuggets que constataron que, mientras ya han logrado despojarse de los prejuicios sobre los extranjeros, todavía siguen vigentes los referentes a la estatura. Porque la actual estrella azulgrana ya anotaba en Estados Unidos. 3,4 puntos cada cinco minutos. Pero para eso prefieren a físicos mucho más vigorosos y musculosos que un talentoso de 1,78 metros de altura que se saca tiros de la manga con una movilidad lateral asombrosa. Así como tantas veces la NBA ha arrebatado jugadores, este mismo verano con Fontecchio, e ilusiones al baskonismo, esta vez ha salido cara.
El Buesa disfruta. Ayer le aplaudió hasta los fallos. Que también los tiene. Especialmente en la dirección de juego. Otro día que se fue sin ninguna asistencia. Porque pasar no la pasa mucho. Justo en estas alturas en las que se destaca tanto el juego colectivo tras la victoria de España en el Eurobasket. Pero es que el Baskonia de Peñarroya juega para generar espacios a sus ejecutores. Ya sea con bloqueos directos o en transición. Y Howard lo agradece y lo aprovecha.
La Euroliga alucina con él. Mike James y Clyburn, dos de sus mejores estrellas, volvieron a comentar en Twitter su colosal actuación. Y eso que no salió a la pista hasta que ya habían transcurrido seis minutos, sustituyendo a Marinkovic, que se fue directo a la bicicleta elíptica (ningún club las saca tanto partido). Nadie en la historia de la competición ha metido 30 o más puntos en tres partidos consecutivos. El azulgrana tiene la oportunidad mañana ante el Olympiacos.
Sangría en el rebote
Con el anotador azulgrana en cancha, desesperado en el calentamiento tras fallar cuatro triples seguidos desde la esquina, se echa abajo la teoría de que el baloncesto es un deporte de altos. También porque el Baskonia volvió a sufrir en la zona por segunda jornada consecutiva ante dos parejas interiores de perfil bajo al más alto nivel. El pasado viernes, Leday y Lessort; ayer, Hommes y Kotsar perdieron la batalla inicial con Mitrovic (17 puntos y 8 rebotes), Bentil y Petrusev (11-21 en rebotes al descanso, 25-36 al final).
El último, el serbio que aprendió fundamentos en la cantera vitoriana antes de irse a Estados Unidos y al que Ataman sentenció en el Efes a las primeras de cambio, alargó en el último cuarto la incógnita de quién ganaría el partido, despejada de inmediato por Howard, con dos triples casi seguidos que pusieron el 83-72 (min. 38). Pero hubo tiempo para uno más, el que le pidió la afición y le concedió Peñarroya, sacándole a 30 segundos del final con el duelo decidido. Otra vez delirio sobre la bocina del tiempo reglamentario. El 19º triple azulgrana, récord del club en la Euroliga, y mirada a la grada, levantando los hombros y extendiendo los brazos, como diciendo: «¡Cómo es posible!». Un simple gesto de jugón.
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