Aire fresco en el Baskonia
La idea de Laso es consolidar una identidad y un estilo atrevido de talento, físico y ambición deportiva
Será porque estamos en septiembre -qué alegría volver a leernos una temporada más-, y el verano y sus calores, de momento, ya han pasado; pero ... qué bien viene abrir las ventanas para que entre el aire fresco. Agradecemos el calor, la manga corta, las gafas de sol, pero también nos reconforta refugiarnos en la sombra y que unas ráfagas de frescor nos cubran para sentir que algo renovado vuelve a hacer acto de presencia.
Este Baskonia 2024-25 si tiene algo es sobre todo aire fresco. Quizá pueda decirme que como todas las temporadas porque la plantilla se reinventa año tras año, pero las primeras sensaciones que rozan nuestra piel es que algo diferente ha ocurrido en estas últimas semanas, para que este frescor irradie una renovada ilusión en las expectativas y en las ilusiones de todo el entorno, equipo incluido. Hay un poso general que se repite de nuevo en eso de 'vaya con el Baskonia'.
Coincidiremos con total seguridad que uno de los principales motivos es la llegada de Pablo Laso. Pablo atrae a su alrededor como un imán su triunfante palmarés, su amplia trayectoria, sus orígenes en la ciudad y en su baloncesto y también su visión por construir un proyecto que sea capaz de competir a corto plazo. Su idea es consolidar una identidad y un estilo atrevido de talento, físico y ambición deportiva en la que este club lleva trabajando desde hace unos años. No es fácil el reto, las expectativas como cada año suben un peldaño más aun a sabiendas de su dificultad, y habrá que comprobar si la sombra que Pablo proyecta acoge a todos los objetivos que se plantean en este inicio: personalidad e identidad, mucho trabajo y, claro, resultados.
Otro motivo de frescor es la firme apuesta por la continuidad de Howard, que se une a la del eje con Tadas, Rogkavopoulos y Moneke. Howard, ese jugador tan 'diferente' en el basket europeo centra las miradas de un equipo que se ha reforzado para cubrir aquellos aspectos en los que Baskonia debe aportar un valor diferente a lo acostumbrado: experiencia con Luwawu-Cabarrot, capacidad física y atlética con Hall, potencia con Forrest, Bladwin y versatilidad con Jaramaz, que se unen al esperado Diop, y los jóvenes 'un-año-más' Raieste, N'Diaye y Savkov. La apuesta tiene un evidente riesgo por lo desconocido en algunos casos, pero también nos deja una lectura entre líneas: lo importante será el colectivo, no los nombres, consolidar un estilo de juego vibrante y enérgico y esperar que el rendimiento llegue conforme progrese a su vez cada uno de sus jugadores. Recuerde siempre: una cosa es la plantilla, otra diferente el equipo. Se busca un equipo.
Hay una frase de un histórico entrenador nacional que decía que «el baloncesto es un deporte fácil, difícil de hacerlo bien». Entre las virtudes de Pablo Laso está la de hacer simple el juego, con normas claras y firmes, de manera que el jugador pueda explotar sus capacidades sin las ataduras de un movimiento sistematizado, y sí con las lecturas correctas de las tomas de decisiones siempre conforme a lo que cada posesión requiera. Un juego que equilibre en el campo las tres fases cada vez más claras en el basket en general: ataque, defensa y transiciones hacia ambos lados.
Los interrogantes se despejarán conforme pasen los partidos, en pretemporada apenas hay mínimas señales, pero será clave la complementariedad y la versatilidad en las opciones del equipo así como la intensidad y agresividad que requiere este baloncesto cada vez más físico. Baskonia inició hace unos años esta apuesta hacia lo vertiginoso, el ritmo y el talento por descubrir, este año este paso entra en un nuevo ciclo que esperemos cubra las iniciales ilusiones. de pequeños matices capaces de desequilibrar a cualquier adversario.
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