Costello busca compañeros que le sigan
El estadounidense rompe el cepo, mejora sus cifras a cada mes que pasa y se desata como un agitador de partidos que no encuentra prolongación
Matt Costello sería un estupendo actor de reparto si se dedicara al cine. De los que escapan de elogios y galardones, pero aparecen en una ... esquina en la fotografía del éxito de otros. De los que brillan en solitario cuando la película es mala. El Baskonia regresó de Milán con la singular nota positiva de la actuación de su pívot suplente. El único que venció el duelo individual a su par y proporcionó algo de contrapeso a una trama muy desnivelada.
Tampoco es que Kaleb Tarczewski sea una gran referencia pero se vio incapaz de contener a un Costello que se está empezando a liberar de todas sus ataduras en el año de su debut en la Euroliga. Desde el banquillo, titular en solo nueve de los 37 partidos que ha disputado, ha roto el cepo imaginario que inmoviliza a la mayoría de jugadores que dan el salto desde la Eurocup y cada mes está mejorando sus sensaciones y sus cifras. Un obrero de la zona, que pica piedra en silencio y acaba con el mono de trabajo pringado.
Contra el Armani igualó su tope de puntos esta temporada. 23, los mismo que en Múnich, donde dispuso de los 40 minutos completos por la incomparecencia vírica o física del resto de su competencia en el puesto de cuatro. En la última tunda recibida por el conjunto azulgrana solo necesitó 23, un punto por minuto. Una eficiencia puesta al servicio de un grupo que no le acompaña.
Lo de Milán no fue flor de un día. Arrancó el curso superado por las circunstancias. Cansado por el Afrobasket tras un verano ajetreado, la baja de Alec Peters le condenó al puesto de 'cuatro' donde sufría sin la movilidad lateral necesaria para frenar a los mejores ala-pívots del continente. Antes de lesionarse en su regreso a Gran Canaria, allá por mediados de noviembre, promediaba 6,8 puntos, 3,9 rebotes y un 28% en triples. El parón de dos semanas le vino bien para cargar las pilas y empezar a remontar. En diciembre ya promedió 9,7 puntos, 5,9 rebotes y 11,7 de valoración y en 2022, 9,6 puntos (45% en triples), 6,6 rebotes y 1,7 asistencias para 13,2 de valoración.
Un pívot particular
Pero, al contrario que otros jugadores, lo mejor de su juego no son sus estadísticas. Costello es un pívot particular. Disfrazado en el físico de un ala-pívot. Parece tosco pero sorprende cuando corre a campo abierto. Con muy buen timing de salto para taponar. Sin alma de estrella. Probablemente nunca lo sea. Tiene elegancia pero no es Alec Peters, aunque se parezca. La belleza no es una de las características de sus canastas. Pero las celebra con efusividad. Siempre se guarda una cerilla en los calcetines para encender los partidos. Agita, choca, pelea, conecta con la grada y equilibra. Sabe cuándo tomar y ceder la responsabilidad. Asume su rol, cumple con su papel y cuando se sienta, todo vuelve a la oscuridad.
El equipo se apaga y es menos duro si cabe. Pierde energía, química y una buena lectura de juego que está quedando eclipsada por la mala del resto de sus compañeros. Enoch está por delante en la rotación. Tiene más talento pero menos de todo lo demás. Hasta números en la ACB, donde Costello se siente más cómodo. Con contrato hasta 2024, es de los pocos baskonistas que se acerca a cumplir con las expectativas. Pero le falta compañía y un protagonista que haga bueno el desenlace.
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