El Baskonia, una rareza continental
La entidad azulgrana y su economía limitada han recorrido un largo camino hasta ser parte del grupo blindado de clubes millonarios con presencia asegurada a largo plazo en la Euroliga
La continuidad en la Euroliga es, más que nunca, un seguro de vida para el Baskonia en el momento presente. Justo cuando su transitar en ... las competiciones domésticas es menos firme, la garantía de que su estatus en la máxima competición continental no va a variar otorga al club azulgrana el privilegio de relativizar todo drama que se produzca en los frentes domésticos. Más allá del subcampeonato logrado en 2001 tras la inolvidable final contra el Kinder Bolonia, de las cinco presencias en la Final Four o de sus batallas en el Top 8, el gran logro del Baskonia a lo largo de sus 25 años de lucha ininterrumpida en la Euroliga es haberse consolidado como un miembro más del grupo exclusivo de socios fundadores de la competición.
El club que preside Josean Querejeta es un 'primus inter pares' dentro del cuerpo gobernante de trece entidades con una licencia A que han blindado su presencia en el primer torneo europeo en las últimas temporadas y que, más pronto que tarde, anunciará que mantiene esta posición de privilegio durante las siguientes diez campañas. El Baskonia tiene capacidad de decisión dentro de un coto cerrado junto a Real Madrid, Barcelona, Panathinaikos, Olympiacos, Maccabi, Anadolu Efes, Fenerbahce, CSKA, Zalgiris, Armani Milán, Bayern Múnich y Asvel Villeurbanne.
Durante un cuarto de siglo en la Euroliga, el Baskonia ha ampliado su 'casa'. El Buesa Arena que en la temporada 2000-01 contaba con un aforo cercano a los 9.500 asientos, creció hasta los 15.504 tras la ampliación acometida el 2011, que contó con una fuerte inversión pública cercana a los 30 millones de euros. También ha pasado de ser un club de baloncesto a adquirir la mayoría accionarial del Deportivo Alavés para gestionarlo y obtener un retorno económico por ello. Siempre inquieto en la búsqueda de alternativas para alimentar un presupuesto que, como una maldición histórica asumida, nunca se acercará a las cifras que manejan los rivales más acaudalados de Europa. El club vitoriano siempre ha estado en un plano de inferioridad en el mercado continental, pero ha sabido forjarse una reputación en dos aspectos claves; la construcción de plantillas competitivas y la capacidad para hacer oír su voz en los diferentes órganos de decisión de las competiciones en las que participa.
La visión de una Euroliga ajena a la FIBA la comparte el presidente baskonista Josean Querejeta con Jordi Bertomeu, máximo responsable de la competición rebelde que echa a andar en la temporada 2000-01. El terremoto generado en el baloncesto continental tras semejante desplante a la Federación Internacional abre un duro escenario para la consolidación de un torneo de nuevo cuño que, ya en su segunda edición, va convenciendo a clásicos como Maccabi, Panathinaikos o Efes, inicialmente remisos a echarse al monte. En aquellos primeros años, el acceso a la nueva Euroliga se forjaba a través de las competiciones domésticas. Era un sistema híbrido, que premiaba a los dos mejores clasificados ligueros en cada curso, pero que también otorgaba un trienio de presencia asegurada mediante un ranking de puntuación que calificaba la posición al cierre de fase regular, clasificación final liguera y concurso en Copa.
La puerta se entrecierra
El sistema, aprobado por la propia Asamblea de Clubes, generó sus controversias, pero el Baskonia se aplicó con brillantez en la constancia para asegurarse el trienio continental durante tres ciclos consecutivos, los comprendidos entre 2001 y 2009. Es la década de mayor cosecha del club, en la que se agolpan los títulos domésticos y casi se convierte en costumbre viajar a la Final Four de la Euroliga.
Ser dueño de la licencia A da el privilegio de relativizar cualquier drama en las competiciones ACB
Las alegrías azulgranas sobre el parqué van de la mano con el plan, cada vez menos disimulado, de buscar una fórmula que disocie los méritos en las competiciones domésticas de la presencia en la Euroliga. Se acuña a partir de 2009 el concepto de licencias, con modalidades A, B y C, cada una con una duración determinada a partir de criterios económicos, geográficos y deportivos. En la cúspide se mantiene un Baskonia que, de nuevo, sabe cruzar el umbral de los elegidos antes de que la puerta de la Euroliga se vaya cerrando.
El portazo definitivo llega en noviembre de 2015. La temporalidad de las licencias A se amplía las diez temporadas venideras y el Baskonia firma el cierre de la competición como un miembro más del grupo de poder que decide los destinos de la Euroliga. La urgencia de brillar en las competiciones domésticas queda ya en manos de la autoexigencia de los propios clubes mientras se da prioridad a proyectos de base económica sólida a la hora de conceder invitaciones. Los revolucionarios de 2001 son ya clase dirigente y defensores de sus privilegios. Lo siguen siendo ahora, con el Baskonia como socio, y mientras llaman a la puerta en busca de una poltrona otros proyectos como Valencia Basket, As Mónaco o París Basketball.
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