Solo 25 minutos para no olvidar
El Athletic no existió en la primera parte y despertó a raíz de un magnífica jugada de Williams, que activó al equipo en la recta final del derbi
El derbi fue una caricatura de un partido de fútbol en la que el Eibar salió mejor retratado. Tampoco hizo nada del otro mundo el ... conjunto armero, pero si se tiene en cuenta que venía hecho unos zorros a San Mamés no es de extrañar que sus jugadores celebraran el empate a cero como si hubieran ganado la Europa League. El Athletic anticipó su regalo de Navidad al vecino en forma de una actuación pobre, escasa de contenido, que permitió a los muchachos de Mendilibar llevarse algo a la boca después de cuatro derrotas seguidas. Solo los 25 minutos finales son dignos de ser recordados, o de no ser olvidados, porque hasta entonces los bilbaínos deambulaban por el campo incapaces de hacerse con el control y someter a un rival castigado anímicamente y mermado por las bajas. Una maravillosa acción individual de Iñaki Williams prendió la mecha de una reacción que se quedó en la nada, pero al menos sirvió para que el equipo despertara y se fuera arriba.
La primera mitad provocaba somnolencia y había que tirar de voluntad para seguir con los ojos abiertos. El Eibar se acercó y remató más, sin excesivo peligro, pero el Athletic no daba señales de vida en el ataque. Con mencionar que el primer remate entre los tres palos llegó en el tiempo añadido está todo dicho. No había nada que rescatar de esta parte de un derbi insustancial en el que los armeros venían a lo que venían -léase, a sobrevivir-, mientras que los rojiblancos parecían poseídos por un espíritu maligno que les susurraba al oído que el balón era el diablo. Los bostezos se combatieron con bocadillos en el descanso a la espera de que la vida cambiara en la reanudación. Tardó, pero cambió, aunque no lo suficiente.
Garitano dejó en el vestuario a Iñigo Córdoba, uno de sus sacrificados habituales, y activó a Ibai. El Athletic seguía hibernando, pero despertó de golpe con una de esas carreras de Williams. En el minuto 66, el bilbaíno cogió la pelota en su campo y arrancó la moto. Intentaron tirarle. No pudieron. Cabalgó con furia, se deshizo de varios rivales y acabó filtrando un pase de película al extremo de Santutxu, quien se plantó solo ante Dmitrovic después de dejar sentado a un defensa. Pero el uno a uno se lo llevó el guardameta serbio, quien sacó su disparo con el pie. San Mamés ya cantaba el 1-0, pero la celebración se quedó en la garganta.
Gol en fuera de juego
A partir de ahí, el Athletic se soltó. No hubo brillantez en su juego, pero sí empuje y voluntad de resolver el derbi con un victoria. En el minuto 72, una combinación por la banda derecha permitió centrar a Capa y su balón lo empujó en la red Rober Correa, exigido por la presencia de Ibai. El campo estalló de alegría y respiró, pero el VAR detectó el fuera de juego del lateral y dejó el autogol sin efecto. Poco después, Raúl García conectó un cabezazo a la salida de un córner que atrapó Dmitrovic y segundos más tarde San José desperdició una gran ocasión. Remató cerca del área pequeña, pero se estrelló con la pierna de un defensa. Fueron 25 minutos de reacción y ataques, pero no bastaron para hacerse con el derbi.
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