Una derrota apañada
El Athletic cae en el Camp Nou, como es tradicional, pero al menos se libra de una goleada gracias a su mejoría en la segunda parte y al pasotismo de un Barça que no necesitaba hacer sangre
JON AGIRIANO
Domingo, 18 de marzo 2018, 18:07
Hagamos, antes que nada, un obligado ejercicio de justicia y no adjudiquemos también a
Barcelona
Ter Stegen; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba; Rakitic, Paulinho, Coutinho (André Gomes, min.85); Paco Alcácer (Aleix Vidal, min.74), Messi y Dembélé (Iniesta, min.63).
2
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0
Athletic
Kepa; Lekue, Unai Núñez, Íñigo Martínez Saborit; Beñat (Iturraspe, min.46), San José; De Marcos, Raúl García, Susaeta (Williams, min.63) y Sabin Merino (Aduriz, min.71).
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Goles 1-0: Paco Alcácer, min.8. 2-0: Messi, min.30.
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Árbitro Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Umtiti (min.17), Dembélé (min.38) y Lekue (min.40).
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Incidencias Partido de la vigésimo novena jornada de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 84.053 espectadores.
Un 2-0, seamos sinceros -¿tiene sentido no serlo?- era un resultado apañado que podía firmarse antes del partido sin ser acusado de cenizo y derrotista. Y es que no solo se trataba de que estos dos equipos vivan en dimensiones distintas, como decíamos, sino que disfrutan de trayectorias opuestas. El Barça vive en una situación tan ideal que hasta un hombre de natural mesurado como Txingurri fue capaz de decir el sábado que, a principio de temporada, hubiese «firmado con sangre» estar como estaba.
En este sentido, se puede decir que no había partido. No podía haberlo porque no hay duelos sin incertidumbre. Sin ella, sin esa duda básica y esencial, lo que existen son ejecuciones más o menos dolorosas y la de ayer, las cosas como son, fue bastante llevadera. De hecho, acabó sucediendo algo que parecía imposible en el intermedio: que los aficionados rojiblancos lamentaran que terminase el partido ya que en esos minutos finales su equipo estaba atacando -con todas sus limitaciones, pero atacando- en busca del gol de la honrilla. Nos lo dicen en el minuto 8, cuando Alcácer marcó el 1-0, el Barça jugaba a placer y los jugadores del Athletic daban más pena que los porteadores en las películas de Tarzán, y no nos lo creemos.
La doble imagen del Barcelona fue tan chocante que complicó la lectura de lo ocurrido sin cometer errores en la balanza de los méritos.
Fue lo mejor que pudo ocurrirle al Athletic, que en esta última visita al Camp Nou no puede quejarse de la fortuna, más allá del error del linier en el 1-0. Jordi Alba, asistente de Alcácer, estaba por poco en fuera de juego. Aparte de los dos goles -el segundo lo firmó Messi en el minuto 30 después de que la defensa rojiblanca le dejara solo en la media luna del área-, el equipo de Valverde disfrutó de otra media docena de ocasiones clarísimas, entre ellas dos largueros de Coutinho y un poste de Paulinho.
Si le hubieran dicho al portero de Ondarroa que en la segunda parte apenas iba a intervenir hubiese pensado que le estaban tomando el pelo. Y, sin embargo, así fue. Los rojiblancos adelantaron su presión y fueron con más fe a las disputas. Empezaron a robar balones y a desplegarse en ataque ante un Barça bostezante. La inoperancia de los jugadores de Ziganda para terminar alguna jugada, especialmente Sabin Merino y Williams, fue exasperante, pero como tampoco se esperaba otra cosa no dolió demasiado. Ni tan mal, nos dijimos todos, a modo de resumen.