Veteranos del Athletic lloran a Uriarte

Todos estaban avisados desde la primera hora de la mañana. Sonaban los móviles, pitaban los whatsapp e incluso algún SMS suelto avisaba de la muerte de un amigo. Fidel Uriarte se había ido y ellos se sentían de repente un poco más huérfanos, un poco más solos, privados de una sonrisa que jamás olvidarán. «Nunca le he visto enfadado», decía Daniel Ruiz Bazán Dani, uno de los exrojiblancos que tuvieron el privilegio de disfrutar de la compañía del genial futbolista de Urbinaga y que compartieron ayer sus recuerdos y tristeza con este periódico. También rubricaron su pequeña hagiografía gente como Carlos Ruiz y Joseba Betzuen, quienes estaban en el vestuario con Fidel, y Manolo Sarabia, amigo y admirador, rememoró los tiempos en los que saboreaba en toda su intensidad la compañía de su «ídolo», fuera y dentro del campo. Otro grande como Julen Guerrero eligió las redes sociales para lamentar su fallecimiento.

Carlos Ruiz, excompañero: «Como jugador lo ha sido todo, y era encantador»

El teléfono de Carlos Ruiz empezó a sonar muy temprano y los mensajes no paraban de silbar. «¿Qué pasa aquí?», se preguntó. Enseguida se enteró de la mala noticia. No por esperada amortiguó el golpe, el vacío que deja un amigo al irse. El último Pichichi del Athletic jugó cuatro temporadas junto a Uriarte y fue testigo de su talento, de su toque de magia, tan distinto al resto. «Como futbolista lo ha sido todo, internacional, Pichichi. Cuando subí del Bilbao Athletic y entré en el vestuario ahí estaban Fidel, Antón Arieta... ¡Imagínate! Él era magnífico, con los pies y la cabeza, aunque era zurdo cerrado. Como persona ha sido extraordinario, un hombre encantador, con mucho carácter en el campo. Congeniamos y también lo hicieron nuestras mujeres. Luego se fue al Málaga, pero seguíamos reuniéndonos. Sabía que pasaba por una situación delicada. Hace dos años vino a la comida de los exjugadores y le acompañó su hermano Gabriel. Se notaba que no estaba bien.

Carlos Ruiz subraya sobre todo el valor de aquel vestuario y el papel de los veteranos, a los que se admiraba y respetaba. «A los que veníamos de abajo nos educaban y nos enseñaban para que las cosas pudieran seguir funcionando. Fidel no era duro con nosotros, quería que aprendiéramos. El concepto de la caseta era distinto, otro, y el ambiente, inmejorable. No es lo mismo un vestuario con tres argentinos, dos polacos y no sé quién más que el del Athletic. Lo vi en el final de mi carrera en el Espanyol. En cuanto a Fidel, solo quiero remarcar que fue un hombre encantador».

Manolo Sarabia, exjugador: «Me vio en juveniles y dijo que yo sería su sucesor»

Manolo Sarabia sonaba distinto al otro lado del teléfono. La voz era suya y la que hablaba era la tristeza. «Fidel ha sido y es uno de mis ídolos. Tenía una relación especial con él. Fue medio padrino mío cuando llegué al Athletic. Me vio jugar en un partido con los juveniles y al rato les dijo al resto de sus compañeros que estaban pegados a la cristalera: Ese con el diez es el que me va a sustituir. Yo entonces era interior izquierda, como él. Fidel era de Sestao, yo vivía en Sestao y mi mujer era de Sestao. En la época en la que yo estaba todo el día en Lezama, entrenándome por la mañana y por la tarde, vivimos momentos muy especiales porque me llevaba a casa en coche. Ir con mi ídolo y hablar con él era algo increíble para mí. Una vez me dijo: Si tú y yo llegamos a jugar juntos, la armamos».

-¿Cómo era como persona?

- Acojonante. Tenía una vitalidad tremenda, energía, fuerza, raza. Pedía mucho a los jóvenes porque quería que llegaran a lo que él había sido, un jugador de grandísimo nivel. Adoraba al Athletic. Es uno de los grandes de la historia, sin duda. Se ha ido uno de mis ídolos y una referencia.

Joseba Betzuen, excompañero: «Jugar con él erauna maravilla»

Joseba Betzuen estuvo hace apenas dos semanas con Fidel Uriarte. Fue a visitarle a la residencia en la que estaba ingresado y se quedó huérfano de su sonrisa, de su alegría. «Estaba mal, no reaccionaba. Ha ido apagándose como una vela. Pobre, con solo 71 años». Pero en seguida se repone y rescata la imagen que conserva de su amigo, la buena, la que quiere recordar. «Tengo la gran suerte de haberle conocido», dice el hombre que durante siete temporadas se cambió en el mismo vestuario que el mito de Sestao. «Desde los sesenta no ha habido un jugador más completo que él (en el Athletic). Es verdad que la derecha la tenía para apoyar (risas), pero la zurda... ¡la madre que le parió! Los que hemos jugado con él somos unos privilegiados. Fue internacional y aun así el trato con los del carrito de los helados como yo era maravilloso. Jugar a su lado era fabuloso. Tenías la pelota, le veías y decías: Qué paz tengo. Era un punto de referencia, como lo es hoy Messi en el Barcelona. Cuando los centrocampistas están agobiados y le ven al pequeño saben que les dará un respiro». Y por supuesto que no se olvida de su forma de rematar de cabeza. «Saltaba y se mantenía ahí arriba, como Aduriz, ¡pero hace 50 años!».

Daniel Ruiz Bazán Dani, exjugador: «Me dejó huella como futbolista y como persona»

Dani reconoce que Fidel Uriarte era un espejo en el que se miraba durante su etapa de formación, cuando llamaba a las puertas del primer equipo y quería comerse el mundo. «Ha sido una referencia para mí, como Iribar y Txetxu Rojo. Es una persona que forma parte de mi infancia y luego tuve la suerte de ser su amigo». No llegaron a formar en el mismo once, pero coincidieron en un par de pretemporadas. «Era un rematador de cabeza extraordinario. Me fijaba en cómo lo hacía y luego trataba de reproducirlo. Era un hombre al que se llegaba muy fácil, accesible y alegre. Sonreía siempre, no recuerdo haberle visto nunca enfadado». Y se hicieron amigos. «Me quería mucho, y yo a él. Me dejó una huella como futbolista y como persona. Su muerte duele, y mucho».

Julen Guerrero, exjugador: «Siempre será un referente del Athletic»

«Día triste. Ha fallecido Fidel Uriarte. Siempre será un referente del Athletic. Mi más sincero pésame a familiares y amigos. Descanse en paz».

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• Ismael Urzaiz Aranda