Gracias por todo, maestro
Iñaki Sáez
Jueves, 25 de febrero 2016, 01:00
Mi primer contacto con Rafa Iriondo fue en el Barakaldo. Yo tenía entonces 18 años y venía del San Vicente. Tuve la suerte de ser extremo derecha -como él- y en seguida se puso a trabajar conmigo. Recuerdo que varias veces por semana me ponía dos o tres defensores y me decía: «¡Supéralos!». Mientras lo intentaba le escuchaba cómo me ordenaba: «Sal por la derecha, ahora por la izquierda...». No paraba de instruirme. Yo me entrenaba con muchísima ilusión y sus consejos me sirvieron para mucho. Su muerte supone una pérdida irreparable para toda la familia rojiblanca, que se queda huérfana de una de sus grandes leyendas.
Fue en 1961 cuando nos conocimos en el Barakaldo y muy poco después me fichó el Athletic. Digo yo que algo tuvo que ver Rafa y sus informes. Muchos me decían aquello de que yo era su ojito derecho, pero todo el secreto de su atención y de su cariño hacia mí residía en que nos conocíamos de antes y que compartíamos la misma posición. Al ser extremo me aconsejaba mucho y hasta me hizo lanzar penaltis en el Barakaldo, algo que jamás volví a hacer en mi vida. Me enseñó todos los recursos, no paraba de descubrirme cosas nuevas y estaba siempre encima buscando la mejoría de sus futbolistas.
Como digo volvimos a encontrarnos en el Athletic y ese año ganamos la Copa (1968-1969). Se dio la circunstancia de que el club ya había fichado a Ronnie Allen como entrenador de cara al año siguiente, pero Rafa siguió tirando hacia adelante. Llegamos a la final y la ganamos contra el Elche (1-0). Y me seguía dando consejos. Muchos. Me decía: «No comas mucho porque así serás más ligero e irás más rápido». Recuerdo que él comía poco y se cuidaba mucho, lo ha hecho toda su vida. Llevaba muchísimo tiempo sin verle, pero sabía de él y también que estaba enfermo. Aun así, su pérdida duele y genera una profunda sensación de tristeza. Se ha ido una leyenda, un mito, que figurará para siempre en la historia del Athletic. Se ha ido un genio. Gracias por todo, maestro.