El momento de la máxima exigencia
El Athletic necesita concentrar sus esfuerzos en la Liga para llegar de la mejor manera posible al duelo de Mestalla
No es fácil de recordar un comienzo de año del Athletic tan frenético. Seguro que los hinchas más jóvenes están disfrutando a tope y quieren ... más decibelios, más madera porque es la guerra. Algunos, sin embargo, empezaríamos a agradecer una leve bajada de tensión, una pequeña tregua, de esas que se daban los soldados en las trincheras en Navidad o para intercambiarse papel de liar y tabaco. Porque no sólo se trata de que el equipo de Marcelino haya disputado diez partidos en poco más de cinco semanas sino de la tremenda carga emocional que han tenido muchos de ellos: Atlético, Barça, Madrid en dos ocasiones, Valencia... Y en el fútbol, como dijo una vez el gran Jupp Heynckes, «cada cierto tiempo hay que respirar».
El partido del jueves produjo mucha espuma y su consiguiente resaca. Lo cierto es que tuvo un aire antiguo y callejero, por la manera en que se jugó y, sobre todo, por la nula intervención del VAR, que no apareció en tres jugadas polémicas: el codazo a Dani García del excitado Diakhaby, a quien «no hay que entrarle al trapo» según Munuera Montero, que por cierto debería explicar de inmediato cómo permite a jugadores salir al campo con un trapo; la peligrosa entrada del centrocampista de Zumarraga a Soler y, sobre todo, el penalti de Vivian a Hugo Duro en el minuto 90. Más allá de esta circunstancia, tampoco conviene exagerar con el dramatismo, como si en lugar de un partido bronco y desagradable, una riña de callejón, estuviéramos hablando de la batalla de Galípoli. Se está desplegando un vocabulario bélico realmente explosivo de cara al choque de vuelta y no es bueno para el Athletic. Si algo no necesitan los rojiblancos en este momento son polémicas y distracciones.
La otra zona Cesarini
Se suele hablar mucho en el fútbol de la zona Cesarini, de esos últimos minutos vitales en los que se deciden los resultados y algunos equipos -o determinados jugadores- se mueven de maravilla, como pececillos de colores en los arrecifes de coral. Pero si los partidos tienen su zona Cesarini también lo tienen las temporadas. Son muchas las que se deciden o al menos se perfilan de una manera casi definitiva en mitad del invierno. Por estas fechas, vaya. Pues bien, el Athletic ha entrado en ella. Los cuatro partidos que tiene por delante van a ser claves. En los tres primeros, ante Mallorca, Real y Barça, se van a ver realmente sus opciones de entrar en Europa a través de la Liga. Y en el cuarto, en Mestalla, se decidirá su pase a la final de Copa.
El partido de Vallecas tras ganar al Barça debe ser la referencia para el del lunes en Mallorca
Es cierto que, tras la visita al Camp Nou, quedarán todavía doce jornadas, un volumen de partidos lo suficientemente grande como para provocar un vuelco geológico en la clasificación. Ahora bien, la pelea por Europa se presenta esta vez tan difícil y reñida que el margen de error se antoja mínimo. Pensemos sólo en la foto del momento. El Betis es tercero con 40 puntos y el Athletic, octavo con 34. En medio se encuentran Barcelona, Atlético, Villarreal y Real. Es fácil extraer conclusiones, aunque sean provisionales. Y la primera, dada la entidad de los equipos y de su fortaleza competitiva, es que cualquier caída o desconexión puede acabar siendo fatal a la larga. Los rojiblancos, en fin, no pueden tropezar esta vez, como sucedió el año pasado. Deben conseguir viajar a Valencia con la bala de la Liga en la recámara.
Desgaste
El hábito de ganar, del que tanto habla Marcelino, hay que mostrarlo el lunes en Mallorca, donde el Athletic tiene una de esas citas que examinan a un equipo con una radiografía de cuerpo entero. En lo que se lleva de 2022, su fiabilidad está siendo más que notable. Ahora hay que mantenerla y para ello va a ser necesario que los rojiblancos, a quienes se les ha visto con menos chispa y creatividad en los dos últimos encuentros, den un nuevo paso al frente. Más allá del buen resultado de las rotaciones, es inevitable que se empiece a sentir la acumulación de emociones y esfuerzos en un grupo que, como ha recordado tantas veces su entrenador, no deja de ser el que juega más minutos en alta intensidad de la Liga. Por otro lado, los rivales ya han tomado nota. Ante el Athletic tienen muy clara la necesidad de sostener el pulso físico y anímico si no quieren salir escaldados.
El partido ante el Rayo se presenta como una magnífica referencia. Tres días después del épico choque contra el Barça, el Athletic volvió a competir y se convirtió en el primer equipo en ganar en Vallecas. Ahora, cuatro días después de la pelea de gallos contra la tropa de Bordalás, toca ganar en el Visit Mallorca Stadium. Los tres puntos serían el mejor espaldarazo posible para el equipo de Marcelino en este momento de máxima exigencia.
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