Un mes para oxigenarse y dar un paso adelante
Clave ·
El Athletic debe aprovechar la menor carga de partidos en febrero para buscar su mejor versión de cara al tramo final del cursoLa victoria contra el Girona, que iguala la racha de catorce partidos sin perder de la temporada 1984-85, no sólo sirvió para sumar tres ... puntos de mucho valor en la lucha por la Champions y para que la hinchada rojiblanca disfrutara de una tarde de sábado de lo más divertida viendo a su equipo jugar bien y asistiendo además a un debut de impacto como el de Maroan Sammadi. También sirvió como confirmación de lo importante es que el equipo de Valverde esté fresco para dar su mejor nivel, algo que esta temporada no siempre ha sido posible teniendo en cuenta la carga de partidos que viene soportando.
Repasemos la temporada remontándonos al debut del Athletic en la Eurocopa League, el 26 de septiembre en el estadio Olímpico de Roma. Los de Valverde llegaron a ese duelo después de tres victorias consecutivas ante La Palmas, Leganés y Celta. Al empate con los italianos siguió tres días después un decepcionante 1-1 en San Mamés contra el Sevilla. El Athletic se adelantó con un gol de Jauregizar en la primera parte, pero en la segunda flojeó y acabó pagándolo caro tras quedarse con diez. De regreso a Europa, ante el AZ Alkmaar, contra el que lograron la que sería la primera de cinco victorias consecutivas en la competición europea, los de Valverde visitaron al Girona y perdieron en aquel famoso partido de los tres penaltis fallados. Desde entonces, no han vuelto a encajar otra derrota en la Liga.
El siguiente rival en Europa fue el Slavia de Praga, al que el Athletic llegó tras golear 4-0 al Espanyol en San Mamés. Los leones tuvieron que picar mucha piedra y aliarse con la suerte para superar a los checos y ese esfuerzo del jueves lo pagaron al lunes siguiente en Mallorca (0-0). Comenzamos entonces a visualizar un patrón: el Athletic ganaba en Europa, pero se dejaba esquirlas en la competición doméstica. A la victoria contra el Ludogorets, por ejemplo, siguió una pobre igualada en el descuento en Pucela. El titular de la crónica del partido en este periódico no pudo ser más explícito: «El desgaste de Europa era esto». Así lo decían los resultados: tres empates y una derrota en el choque liguero posterior al compromiso continental.
Ahora bien, como la realidad siempre se esfuerza en desmentir a los periodistas que la interpretan, el Athletic empalmó de repente seis triunfos consecutivos, su mejor racha de la temporada. Entre ellos, una victoria en Vallecas tres días después de vencer al Elfsborg. La tónica del desgaste, sin embargo, se volvió a repetir y se ha mantenido hasta ahora. Después de ganar al Fenerbahce el 11 de diciembre, cuatro días después el equipo de Valverde empató en Mendizorroza. Luego a la derrota contra el Besiktas siguió un empate a cero con el Leganés, y a la victoria ante el Viktoria Plzen, otra igualada ante el Betis, en este caso 2-2. Resumiendo, seis empates, una derrota y una victoria en los compromisos posteriores a los de la Europa League, que los rojiblancos han saldado con sobresaliente: colíderes con seis victorias, un empate y una derrota.
Datos reveladores
No hay discusión, en fin, sobre cómo y cuándo ha pagado el equipo de Valverde la cuota del desgaste. Como tampoco lo hay a la hora de certificar que esa cuota ha sido bastante asequible. Cualquiera hubiera firmado a principio de temporada perder sólo uno de los ocho partidos de Liga posteriores a los de la liguilla europea. Haber ganado tan sólo uno tampoco es como para echar cohetes pero hay que valorar en su justa medida los empates, que tienen un significado claro: el desgaste de los dos partidos por semana afecta a la calidad del juego de los rojiblancos, pero no a su espíritu competitivo, a su piel dura. Que es la que les ha permitido sumar 44 puntos en 23 jornadas -sólo uno menos que el curso anterior-, ir cuarto a cuatro puntos del quinto y tener un colchón de trece puntos respecto al séptimo cuando en febrero de 2024 era sólo de diez.
Con toda esta catarata de datos sobre la mesa y viendo lo bien que le ha sentado al Athletic esta semana limpia y pudiendo entrenar con tranquilidad, es lógico que la afición se sienta optimista. Tras desembarazarse del Girona, los rojiblancos van a llegar a los tres próximos encuentros -Espanyol, Valladolid y Atlético- con oxígeno de sobra, algo vital teniendo en cuenta su estilo de juego. Hace falta frescura para presionar e insistir como lo hace este equipo. Y también para que sus ataques no sólo sean lo constantes que son sino también más lúcidos y certeros. ¿O alguien duda de que el cansancio afecta no sólo a las piernas sino también a las ideas, a la clarividencia de los jugadores?
Esta pregunta se puede responder con una última ración de datos interesantes, realmente reveladores. Veamos. En sus ocho partidos posteriores a los de la liguilla de la Europa League, el Athletic marcó ocho goles. Es decir, uno por partido. Pues bien, en los ocho anteriores marcó catorce y en los ocho de la propia competición europea, un total de quince. No hay más que decir. Al Athletic, sencillamente, le toca oxigenarse y dar un paso adelante de cara al tramo final de una temporada con dos objetivos tan complicados como ilusionantes (ambas cosas, la dificultad y la dificultad suelen ir ligadas): regresar a la Champions once años después y lograr en san Mamés el primer título continental de la historia del club. Ni más ni menos.
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