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Para la generación que ronda el medio siglo de vida, la crisis que provocó el enfrentamiento entre Clemente y Sarabia es un capítulo de la ... historia del Athletic en blanco y negro. Para los que cumplimos unos cuantos trienios más, aquel fue un episodio que marcó nuestras vidas como rojiblancos, una caída del caballo en la que comprobamos con dolor que aquel club ejemplar en el que nunca pasaba nada y se gestionaba con discreción, podía desangrarse en una incomprensible pelea interna.
A lo largo de estas cuatro décadas han pasado muchas cosas en el Athletic, tantas que creíamos que aquella crisis reposaba en el cajón donde se guardan los malos recuerdos. De hecho, la mayoría de los actores secundarios, desde el presidente Aurtenetxe hasta el obispo Uriarte, pasando por periodistas, directivos, políticos o empresarios, que optaron por uno u otro bando en aquella batalla, ya no están entre nosotros.
Fue una crisis que estalló para el público en la temporada 1984-85, la posterior al último título de Liga, pero que se venía fraguando desde mucho antes.
En enero de 1985 el Athletic perdió en El Sardinero una racha de catorce partidos imbatido. Sarabia, que empezó aquel encuentro en el banquillo y salió mediada la segunda parte, elevó la voz: «Hay una incertidumbre en el equipo y eso no es bueno», dijo refiriéndose a los constantes cambios en la alineación.
El enfrentamiento, soterrado hasta entonces, saltó a la calle. Se trataba del entrenador que había llevado al equipo a una de las cotas más altas de su historia, y de uno de los estandartes del equipo, un goleador que encandilaba a la afición con su fútbol de seda. Siete días después de aquel partido en Santander San Mamés recibió al equipo con una pancarta pequeña pero bien visible en la grada: «Sarabia bai, Clemente ez». El 0-3 ante el Zaragoza, primera derrota en casa después de un año invictos, no hizo sino tensar más un ambiente muy enrarecido. Sarabia lo vio todo desde la grada a donde Clemente le había relegado «porque aparte de jugar hay otros temas en un equipo».
En noviembre de aquel mismo año Lieja fue el escenario de otro momento de tensión extrema cuando Clemente retó a la directiva horas antes del partido de ida de una eliminatoria de la Copa de la UEFA: «O Sarabia o yo». Aquel verano el club había renovado al delantero en contra del criterio del entrenador.
Pedro Aurtenetxe intervino proponiendo un «pacto de caballeros» en el que ambos protagonistas se comprometían a dejar de airear en público sus diferencias. El acuerdo apenas duró tres meses. El domingo 19 de enero de 1986 todo saltó por los aires cuando después de una victoria por la mínima ante el Hércules, un Clemente muy disgustado por las protestas del público planteó el reto definitivo en la sala de prensa: «No volveré a contar con Sarabia». Respondía así a una pregunta sobre las exclusiones del delantero tanto en aquel partido como en los dos anteriores, de Liga y de Copa.
El martes la directiva reaccionó con una multa al entrenador lo que calentó más el debate en la calle. No hacía falta ser socio del Athletic para tomar partido, ni siquiera era necesario que te gustara el fútbol. Se rompieron amistades y discutieron las familias; Bizkaia estaba partida en dos.
A lo largo del jueves y el viernes pasaron por la sede de Alameda de Recalde los dos protagonistas y toda la plantilla, que inicialmente no tomó partido pero acabó amenazando con no viajar el sábado para jugar en Barcelona si Clemente era cesado.
A modo de ultimátum, la directiva presentó para su firma un documento en el que el técnico adquiría el compromiso de tratar a Sarabia como uno más de la plantilla reconociendo que le excluía de la convocatoria solo por razones deportivas y se comprometía además a cambiar su actitud ante los medios de comunicación. La plantilla, para entonces abiertamente alineada con su técnico, se reunió en el domicilio de Clemente para estudiar aquel documento. Lo calificó como «nefasto, impresentable y vejatorio para la dignidad del entrenador», por lo que exigió su retirada.
A las nueve de la mañana del sábado 25 de enero el Athletic anunció el cese de Clemente por «desobedecer las instrucciones de la junta, incumplir el compromiso firmado en octubre y asumir responsabilidades que corresponden a la junta al sancionar a Sarabia apartándole del grupo por razones extradeportivas». Al mismo tiempo anunció una sanción económica a Sarabia «como responsable de haber provocado una alteración en la convivencia del grupo».
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