El 'caso Nico': cuando llegan las prisas
El futbolista quiere evitar presentarse en Lezama el día 16 pero el Barça necesita tiempo para hacer traspasos y lograr el fair play financiero
El refranero está lleno de ejemplos sobre los perjuicios de la prisa. Todos nos despertamos sabiendo que es muy mala consejera, lo cual no impide ... a millones de personas en el mundo ponerse en pie cada día a una velocidad excesiva, tras el sobresalto del despertador. De estas paradojas estamos hechos, claro que sí. Las prisas, sin embargo, también tienen una parte lúdica y cómica que todos conocemos y hemos disfrutado en tantas y tantas películas. Mi apresurado preferido en el cine, el paradigma de la aceleración, es James Cagney haciendo de McNamara, el jefe de la Coca-cola en Berlín, en 'Un, dos, tres'.
Pues bien, ahora que asistimos como espectadores a lo que no deja de ser un culebrón, me refiero al caso de Nico Williams y su fichaje por el Barcelona, el tema de las prisas de los actores implicados en esta trama creo que empieza a tener su gracia, lo que es de agradecer después de tantos capítulos cansinos. El lunes, por ejemplo, salió a la luz que el representante de Nico Williams y el Barcelona están un poco mosqueados. Se debe a las prisas, por supuesto.
Félix Tainta las tiene para que su futbolista cumpla su sueño de vestirse de azulgrana antes del 16 de julio, ya que de lo contrario tendría que presentarse con los que han sido hasta ahora sus compañeros. Y eso no le haría ninguna gracia, claro. De hecho, Nico lo quiere evitar a toda costa y tenemos que entenderle: se podría dar una situación muy desagradable en Lezama si sale a entrenar con el Athletic sabiendo que lo hace en contra de su voluntad, por pura obligación, debido a la impuntualidad del Barcelona a la hora de hacer efectivo el pago de la cláusula y en asegurarle su inscripción en la Liga.
A los dirigentes del Barça, por el contrario, estas prisas les hacen la misma gracia que un dolor de muelas. En primer lugar, porque no les gusta sentirse presionados. Ymenos después de haber apalabrado con el jugador un contrato de seis temporadas y entre siete y ocho millones netos anuales. En este caso, además, las prisas de Nico Williams y su representante tienen que ver con que piden una garantía de inscripción y ésta sólo se puede realizar si el Barcelona cumple el fair play financiero, para lo cual necesita hacer uno o dos traspasos. Y, claro, exigirle a alguien que venda rápido es ponerle en un brete. Todos sabemos que es muy complicado vender algo bien, a un buen precio, cuando necesitas el dinero con urgencia.
Hay otra prisa molesta para el Barça, que es la de cerrar este tema lo antes posible para no seguir haciendo el ridículo. Al fin y al cabo, si algo está dejando al descubierto este culebrón es la situación tan precaria en la que vive el Barcelona, un club enorme que se está ganando el desprestigio a paladas por mucho que en ocasiones, como la actual por ejemplo, la grandeza de su equipo le permita vivir en una realidad paralela de éxito y orgullo. Los clubes serios y poderosos van por la vida con el fajo de billetes y se acabó. No marean la perdiz, ni desde luego se muestran ansiosos cuando les toca pagar la ronda. El Barca, en cambio, parece un aristócrata venido a menos vendiendo las joyas de la abuela y alquilando el panteón familiar.
Un ejemplo de ridículo que sería gracioso si los ridículos pudieran serlo es el que protagonizó el pasado lunes el vicepresidente culé, Rafael Yuste. Y no tanto porque en apenas un par de minutos repitiera hasta en diez ocasiones «el Bilbao» cuando aludía al Athletic, una pulla tan manoseada que ya no llega ni a pellizco de monja, sino por su acusación de que desde Ibaigane se está ejerciendo sobre Nico Williams una «presión sentimental» para que se quede. Esta crítica me dejó perplejo.
Fue una pena que alguien no le preguntara al señor Yuste qué problema habría en que el Athletic, si se diera el caso, intentara convencer al futbolista por el lado sentimental, tocándole el corazoncito, haciéndole ver lo que el club les ha dado a él y a su familia, recordándole lo mucho que se le quiere y se le admira, el futuro tan bonito que tendría aquí y la manera tan sentida y rotunda en que la afición rojiblanca premia a los suyos la fidelidad. Incluso podría recordarle cómo está defendiendo el dichoso mural saboteado de Lutxana. Como si fuera 'Las meninas' y los Williams, la familia de Felipe IV, oiga. ¿Qué habría de malo en ello, salvo que, visto lo visto, sería una pérdida de tiempo? Oyéndole al vicepresidente culé cualquiera diría que el Athletic está teniendo una mala actitud con Nico. Es lo que nos faltaba por oír después de habérselo dado todo. No. La única presión que está ejerciendo el Athletic, como es su obligación, es estar muy atento a que el Barcelona cumpla con el fair play financiero. Y esta es la que duele de verdad en Can Barça.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.