Monetizar
Uriarte sigue buscando ingresos atípicos y ahora los encuentra en Lezama, como ya prometió en su programa electoral
Monetizar es uno de esos verbos que, de un tiempo a esta parte, han traspasado lo que podríamos llamar su ámbito privado, el de la ... economía y la contabilidad, para expandirse no ya hasta el habla coloquial –por ahora, tampoco es para tanto–, pero sí hasta el discurso público. Monetizar, es decir, transformar en moneda, es ya la designación de un objetivo estrictamente obligatorio para cualquier gestor que se precie. Jon Uriarte, por ejemplo, no pierde ocasión de buscar nuevos ingresos a base de monetizar todo lo que considera monetizable. Hace unos días, sin ir más lejos, conocimos que ha eliminado del palco de San Mamés 44 sillas, que pasarán a ser asientos exclusivos con precios que rondarán entre los 455 y los 730 euros por partido. «Este saca dinero hasta de debajo de las piedras», escuché decir entonces, con la admiración que se reserva a los más sagaces visionarios, a un conocido del presidente rojiblanco.
Ayer supimos en este periódico que el Athletic va a exportar su modelo de Lezama a Japón, un poco al estilo de lo que ya hizo en febrero de 2023 cuando firmó un contrato con los Rayados de Monterrey. «Queremos convertir Lezama en una referencia mundial de cantera», dijo Uriarte cuando presentó aquel acuerdo. Y dijo algo más: calificó Lezama de «joya» y abogó por «monetizar» su conocimiento. Esto último, en realidad, no pudo sorprender a nadie, ya que se trataba de un objetivo incluido en el programa electoral con el que el empresario bilbaíno ganó las elecciones el 25 de junio de 2022. En una promesa, para entendernos. En el programa se hablaba de la creación de una «unidad de negocio de consultoría deportiva enfocada en la generación de ingresos a partir del conocimiento y el prestigio del Athletic y de Lezama».
Esta consultoría, cuyos principales mercados serían las universidades de Estados Unidos y las federaciones asiáticas, incluía «proyectos llave en mano de 'Academias réplica' de Lezama», así como la «paquetización y licenciamientos a terceros de la Metodología de Lezama». El objetivo, ya a largo plazo, era acabar ingresando 2,5 millones anuales en el curso 2026-27, es decir, cuando el Athletic tuviera otro presidente o el propio Uriarte arrancara su segundo mandato, como todo indica que va a suceder.
Qué quieren que les diga. A mí, que tendría problemas para monetizar una planta de agua mineral en un oasis del Sahara, me parece muy bien que el Athletic monetice lo que pueda. Dentro de un orden, se entiende. Es decir, sin parecer el tío Gilito y perder la elegancia. Vamos, que tampoco es cuestión de acabar cobrando entrada por ir a ver los entrenamientos en Lezama. Pero que el club necesita explorar y encontrar nuevos ingresos está muy claro. Es en momentos dulces como el actual cuando hay que ser más prudente y previsor. Porque las vacas flacas llegarán, siempre acaban llegando, los ingresos de Europa se evaporarán por un tiempo y el club se encontrará entonces con una masa salarial desproporcionada en su plantilla. ¿De qué otra manera si no se produjo el famoso déficit estructural?
Bienvenida, por tanto, la exportación del modelo de Lezama, ahora a Japón y quién sabe a dónde en los próximos meses o años. Ya estoy viendo al Chopo cortando alguna cinta para inaugurar una academia réplica de Lezama en Tokio, Osaka o Kioto, por decir algo, rodeado de niños sonrientes y ya bien adiestrados. Eso sí, puestos a pedir, tampoco estaría mal que desde el club explicasen bien, con un poco de detalle, cuál es el modelo actual de Lezama, cuáles son las virtudes que le adornan y le diferencian de los demás, entre ellos de los que ha habido antes en el club. Sería interesante conocer en qué consisten exactamente sus innovaciones en el trabajo de formación del futbolista. En fin, que estaría bien saber algo más concreto y no conformarnos con saber que el modelo de Lezama es fantástico.
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