Una espera paradójica
Es extraño que este año se retrase tanto el anuncio de la renovación de Valverde
El manejo de los tiempos por parte de los presidentes de los clubes y de los entrenadores a la hora de anunciar sus grandes decisiones ... estratégicas se ha convertido en una ciencia oculta en el fútbol moderno. En otra época, cuando los periodistas teníamos una relación mucho más cercana con los dirigentes, los técnicos y los propios jugadores, solíamos hacernos una idea más o menos clara de lo que podía estar sucediendo en las negociaciones sobre renovaciones y fichajes, por ejemplo. A veces nos llevábamos grandes sorpresas, por supuesto, pero era muy raro que, ante una coyuntura concreta, tuviéramos que encogernos de hombros y confesar que no teníamos ni idea de lo que estaba pasando. Siempre había alguien que nos orientaba un poco.
Ahora, en cambio, las preguntas sin respuesta se nos acumulan como a un fumador las colillas en el cenicero. ¿Por qué no ha renovado todavía Valverde?, me preguntó ayer un aficionado, más por curiosidad que por verdadera preocupación, ya que todos damos por hecho que Txingurri continuará la próxima temporada. Le dije que no tenía ni idea y le reconocí mi ignorancia sobre todos los arcanos relativos al palacio de Ibaigane. El hombre me entendió y yo le entendía a él y a todos los que viven estos días con su mismo interrogante. Y es que es un poco raro, la verdad. El pasado viernes, durante su rueda de prensa en Lezama, Valverde dijo que el Athletic era su prioridad, y el sábado, antes del partido contra Osasuna, Jon Uriarte también fue muy claro. «Nuestra prioridad es que Valverde siga». Pues bien, si la consecuencia lógica de la coincidencia de dos prioridades es el acuerdo, ¿qué ocurre para que éste no se haya producido todavía?
Puestos a especular, tenemos varias opciones. Es probable, por ejemplo, que las dos partes implicadas no quedaran satisfechas con el guion del año pasado y quieran probar uno completamente distinto. Recordemos. El curso pasado, Valverde renovó el 17 de febrero. Hubo muchos que criticaron aquella operación y no porque estuvieran en contra de la misma sino por las fechas, por la precipitación innecesaria que suponía prolongar el contrato del técnico sin saber si el equipo iba a cumplir sus objetivos. De hecho, al final no los cumplió.
En 2023 se anunció la renovación el 17 de febrero
Ahora es justo lo contrario. Se ha pasado de tener mucha prisa a no tener ninguna, lo cual siempre resulta un poco desconcertante. Sobre todo si se piensa que una de las razones que Jon Uriarte esgrimió con mucha rotundidad el año pasado para renovar a Txingurri en febrero fue que era necesario atarlo lo antes posible porque era un entrenador con muchas novias. Y, claro, la cosa no se entiende porque, si Valverde era muy cotizado y pretendido en febrero de 2023, parece claro que en mayo de 2024, tras esta temporada histórica, lo es mucho más.
Otra posibilidad es que todavía queden algunos pequeños flecos para rematar el acuerdo, ya sean económicos o de otra índole. Es probable, por ejemplo, que Uriarte quiera un contrato de dos temporadas, de forma que pueda vincular todo su mandato a Valverde, y que éste, en cambio, prefiera seguir con su costumbre de ir año a año. En cualquier caso, sería una discrepancia menor. Más preocupante sería, como ya ha deslizado algún medio, que el entrenador haya reclamado fichajes para una próxima temporada mucho más exigente y quiera presionar un poco a la directiva.
La verdad es que no parece muy probable. Más lo es que, en estas semanas posteriores al triunfo en la Copa y a la gabarra, Uriarte y Valverde hayan preferido poner el foco en los partidos que restaban, en esa posibilidad de entrar en Champions que ayer se desvaneció con la victoria del Atlético, y también en los homenajes a Muniain y a Raúl. Pero, en fin, sea como fuere no deja de ser paradójico que, a dos semanas del final de Liga, no se haya anunciado la continuidad de un entrenador que ha hecho historia y ha cumplido todos sus objetivos, y el año pasado, en cambio, se informara de su continuidad casi cuatro meses antes de que se bajara el telón de la temporada y cuando no había cumplido ni un solo objetivo.
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