El escudo del sabio
Análisis ·
Es lógico que Valverde sea muy prudente, insista en la gran exigencia que habrá la próxima temporada y advierta de la necesidad de reforzar la plantillaVenimos hablando toda la temporada de la gran mejoría que ha experimentado el Athletic, pero por lo visto hay cosas que no cambian. Me refiero ... a la costumbre de los rojiblancos de venirse abajo en la recta final de la Liga, como si el campeonato se les hiciera siempre demasiado largo. La gran diferencia, por supuesto, es que otros años esta tendencia al extravío en la recta final ha tenido consecuencias nefastas y este año, en cambio, el equipo se ha desorientado cuando ya había cumplido todos sus objetivos, de manera que esta mala racha no va a tener consecuencias negativas. Ahora bien, debería servirnos para reflexionar sobre lo que le espera al Athletic la próxima temporada.
El regreso a las competiciones continentales después de seis años es, por supuesto, una gran alegría, pero también una responsabilidad añadida para el equipo de Valverde. Desde el próximo 25 de septiembre, cuando comience la Europa League, los rojiblancos van a tener que jugar con mucha frecuencia dos partidos por semana. Y esto, en un equipo cuyo juego se cimenta en la intensidad, lo cambia todo. La exigencia va a ser mucho mayor porque el desgaste de los futbolistas jugando jueves y domingo también lo será.
Todavía quedan muchos bares en Bilbao, cercanos a la ría, en los que se recuerda con una señal o una placa la altura a la que llegaron las aguas en las inundaciones - 'el sirimiri' se lee en muchas de ellas- de 1983. Pues bien, si hacemos un paralelismo con el Athletic y medimos la mayor altura de su rendimiento esta temporada tenemos que remontarnos dos meses atrás. Tras vencer al Alavés en la jornada 29, los rojiblancos se fueron al parón de selecciones dando pasos de claqué por las esquinas. Ya clasificados para la final de Copa, eran cuartos en la clasificación, un punto por encima del Atlético. Pues bien, a partir de entonces el nivel de las aguas empezó a bajar de forma llamativa en la Liga. Cumplida la jornada 36, tras empalmar una victoria, tres empates y tres derrotas en los siete últimos partidos, ahora son quintos y el equipo de Simeone les saca once puntos.
En siete jornadas, el Athletic ha pasado de sacar un punto al Atlético a estar a once
Es evidente que en este declive ha tenido bastante influencia la desconexión de los jugadores tras ganar la Copa. Sin querer, seguramente desconcentrados en un ambiente. feliz de gabarras, fiestas, homenajes y despedidas, han ido perdiendo intensidad y ambición. No es que la suya sea una actitud ejemplar, pero tampoco es como para rasgarse las vestiduras. Ahora bien, no todo ha sido un tema de desconexión psicológica. Los jugadores han perdido frescura. Les está pesando el desgaste de una temporada en la que sus despliegues físicos han sido una de las sensaciones la Liga. Y, claro, si este año ha sucedido algo así, es inevitable pensar con prevención en la próxima temporada.
Un dato interesante. El 16 de marzo, cuando ganó al Alavés y llegó a su punto álgido, el Athletic acumulaba 36 partidos (29 de Liga y 7 de Copa). Pues bien, el próximo curso, en el peor de los casos, es decir, no clasificándose para octavos tras la liguilla de la Europa League y cayendo eliminado en el primer partido de la Copa y en la semifinal de la Supercopa, en esas mismas fechas sumará 39. Y si las cosas le fueran medianamente bien y llegase hasta los cuartos en Europa y en la Copa y a la final de la Supercopa estaríamos hablando de 48. Como para no tomar precauciones, vaya.
A Valverde no le valen los apaños, necesita fichar futbolistas contrastados
Decía Baltasar Gracián que «la prudencia es el escudo del sabio» y Valverde, que es sabio, también es muy prudente pensando en la campaña 2024-25. Y como es lógico quiere un escudo en forma de renovaciones estratégicas como la de Berenguer y de refuerzos contrastados. El equipo los necesita si no quiere que una campaña tan ilusionante como la que se avecina se convierta en un suplicio. Porque no hay que olvidar, además, una circunstancia inquietante: que como Nico Williams haga una Eurocopa brillante va a ser complicado que no haya un club dispuesto a pagar su cláusula de 55 millones y a ponerle encima de la mesa un contrato de campanillas. Y eso sí que sería un problemón.
La verdad es que no tengo ni idea de si el extraño retraso en el anuncio de la renovación del técnico rojiblanco tiene que ver con un tira y afloja, todavía no resuelto, sobre los fichajes, pero tampoco me parece un disparate sospecharlo. Lo digo porque se escuchan algunos nombres que no tranquilizan, precisamente. Y es que al Athletic no le valen los jugadores que todavía no han pasado la prueba del algodón. Necesita verdaderos refuerzos. Gente contrastada. De la misma forma que vendrá Djaló, necesita, por ejemplo, un central como David García, ya que Laporte sigue siendo imposible, o un medio-punta como Iván Martín, brillante en el Girona. En fin, que no se trata de hacer apaños. Se trata de mejorar la plantilla.
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