Un documento clarificador sobre la Herri Harmaila
El Athletic publica un informe en el que no deja dudas sobre las condiciones y líneas rojas que va a aplicar en la grada de animación
Si la semana pasada Jon Uriarte habló de seis puntos que, a su juicio, deben ser de obligado cumplimiento en la Grada de Animación, ayer ... el Athletic publicó un documento en el que informó sobre cuáles serán sus exigencias a los miembros de la Herri Harmaila en la reunión prevista para esta semana. En principio, se esperaba que el club presentara una especie de decálogo, que como se sabe es un formato de éxito para las cuestiones sagradas ni más ni menos que desde el Libro del Éxodo. Y uno, sugestionado como está con el tema de los mandamientos, hasta se acordó de Charlton Heston en el papel de Moisés, de la zarza ardiendo y de los latigazos del fuego celeste sobre la piedra tallando las tablas de la ley, allá en el Sinaí.
De ahí que, poco antes de las seis de la tarde, cuando el club presentó en su página web el documento citado, sintiera una cierta decepción. Aquello no eran diez mandamientos expresados de forma imperativa y fulgurante, como debe ser, sino un informe bastante plúmbeo con introducción, preámbulo y tres grandes puntos -principios básicos, compromisos y consecuencias del incumplimiento de los compromisos- que a su vez estaban subdivididos en varios apartados y epígrafes. El texto venía a ser una exposición del argumentario del club, de sus conceptos fundamentales y líneas rojas, en el que se incluía, como aviso a navegantes olvidadizos o despistados, el Reglamento de Abonados y de Acceso y Permanencia en los Recintos Deportivos del 31 de octubre de 2023.
No se trata, la verdad, de una lectura muy edificante, pero desde luego sí muy clarificadora. Si los integrantes de Herri Harmaila, es decir, Piratak, Iñigo Cabacas HH y Euskal Lyons, tenían alguna duda sobre cómo va a regirse la Grada de Animación de San Mamés, si tras estos dos años y medio de funcionamiento ha llegado a producirse algún malentendido al respecto, ya pueden estar tranquilos. Las cosas están muy claras.
La propuesta del club ha respondido a los pronósticos. Todos teníamos claro que la junta directiva se iba a mover en parámetros de sensatez, sentido común, férrea defensa de la imagen del Athletic y respeto absoluto del marco legal en el que se mueve el fútbol profesional. Y no sólo porque esa haya sido siempre su voluntad, sino porque no tiene otro remedio; algo que algunos no terminan de entender. O no quieren.
Los seis puntos que desgranó Uriarte la semana pasada ya nos daban una idea clara de por dónde irían los tiros y, efectivamente, han ido en esa dirección, que no es otra que la que el presidente enunció en primer lugar el pasado miércoles en su rueda de prensa monográfica. «La grada popular de animación (Herri Harmaila) es del Athletic Club», dijo entonces. Pues bien, esa misma frase es la primera que puede leerse en el primer apartado, el de los principios básicos, del documento publicado ayer.
Como frase puede parecer una perogrullada, es cierto, pero todos nos entendemos. Y es que en el fondo, detrás de toda esa historia tan triste de la huelga de animación, se esconde un pulso más o menos sumergido sobre la propiedad de la Herri Harmaila. O más que sobre la propiedad en sí, sobre el derecho que tiene la directiva del club de ejercer en ella su poder, como hace en el resto del estadio.
La verdad es que no es fácil ser optimista sobre la resolución de este pulso del que hablamos. De hecho, ni siquiera descarto que alguno de los grupos de la Grada de Animación decida suspender su asistencia a la reunión de esta semana en vista del documento del club. Y que acusen a Jon Uriarte de falta de voluntad negociadora y alergia al diálogo. No lo sé. Ojalá me confunda, todo se arregle y el equipo pueda disfrutar de una Grada de Animación que no de problemas sino sólo satisfacciones. Pero es que se me hace muy difícil imaginar el éxito en una negociación en la que, realmente, no hay nada que se pueda negociar. Porque la Herri Harmaila es del Athletic, faltaría más, y el Athletic está obligado a cumplir sus propios reglamentos y las leyes del fútbol y del deporte.
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